Aurora estaba débil e impotente.
No era la única que se encontraba en tal terrible situación, sin embargo.
Todas sus hermanas habían sido subyugadas por el poder de los Dragones. Debajo de ellos estaban varios Elfos—tanto jóvenes como ancianos—que observaban la escena de su derrota con puro horror y dolor.
Al notar las muchas miradas que la encontraban, intentó convocar la fuerza para resistir, pero todo fue inútil.
—No puedo hacer nada. No puedo derrotarlo. No puedo proteger... No pude proteger a la Suma Anciana.
El último recuerdo que Aurora tenía de la Suma Anciana fue su ejecución inminente. Había intentado terminar rápidamente con su propio oponente para poder ayudar a la última, pero con su situación ahora en un estado tan precario, el destino que debe haberle sucedido a su mayor era ya evidente.
Lo más probable es que estuviera muerta.
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