—¡BAM!
El puño de uno de los Generales Dragón sentados golpeó la mesa principal que se extendía verticalmente en la sala de reuniones. Su acción hizo temblar el mueble, casi hasta el punto de romperse.
Sin embargo, no lo hizo.
Si esto hablaba de la integridad de la mesa, o del hecho de que el General todavía se estaba conteniendo inconscientemente a pesar de su estado emocional actual... era imposible descifrarlo.
—¡Maldita sea! ¿Cómo llegamos a este punto otra vez? —alzó la voz, sus ojos inyectados en sangre atravesando la sala mientras miraba a todos los presentes.
Los 12 Comandantes Dragón estaban completamente en silencio, todos con expresiones nerviosas e increíblemente incómodas en sus rostros. Sus miradas distraídas se desplazaban de un punto a otro, con gotas de sudor evidentes en sus caras.
A nadie le gustaba cuando este particular General Dragón estaba molesto.
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