Mientras sujetaba la llave, Elisa sacó del bolsillo el sobre que venía de la iglesia, casi había olvidado el sobre que la iglesia le dio pero tenía que ir ahora a la biblioteca ya que no quería hacer esperar al Señor Ian por mucho tiempo y guardó de nuevo el sobre para acelerar el paso hacia la biblioteca.
La luz anaranjada se filtraba por la cortina, coloreando el corredor con tonos de negro y naranja que ocultaban el lado derecho de su rostro mientras se detenía frente a la puerta que recordaba era la biblioteca.
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