—Para que pudiera aprender que lo que había hecho estaba mal —respondió Selene con la misma respuesta.
Lila gruñó frustrada. —Si él no me quiere, yo tampoco lo quiero. Era bastante terca para ser un ángel guardián.
—Así no es como funciona —Selene se rió entre dientes mientras tocaba su cabello—. Tú lo sabes.
—Bueno, yo no quiero estar con él —murmuró Lila, bajando la cabeza al recordar la horrenda historia sobre el licántropo que mató a su propia compañera—. Él quiere matarme.
—Lila —Selene suspiró mientras ponía sus dedos debajo del mentón de Lila y la hacía levantar la cabeza—. ¿Por qué no le enseñas algunas lecciones? Eres lo bastante fuerte para protegerte, y lo bastante amable para mostrarle cómo se supone que debe tratar a su compañera. Sé que puedes. Después de todo, están destinados a estar juntos por una razón.
Sin embargo, las palabras de Selene no convencieron a Lila.
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