El líder de la bruja recogió una daga del suelo que estaba en las manos de la bruja inconsciente y la sostuvo firmemente en sus manos hasta que Hazel se acercó más.
Justo cuando Hazel se agachó en el suelo, ella apuñaló la daga en su abdomen con una amplia sonrisa en su rostro.
—¡Vas a morir por mis manos sin importar qué truco juegues! —dijo ella con una amplia sonrisa cuando vio a Hazel estrechar sus ojos.
Sus expresiones no cambiaron en absoluto mientras sostenía la daga y luego la sacó de su piel con sus propias manos.
El hueco que se formó se llenó de carne y piel fresca en menos de tres segundos como si nunca hubiera estado allí en primer lugar.
Su expresión no cambió. Como si no sintiera dolor, nada.
—¿Nunca aprendes con tus acciones, verdad? —preguntó Hazel con una mirada de decepción mientras sostenía la mandíbula de la bruja que abría y cerraba la boca sin que salieran palabras.
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