Amigo, Secretaria Gao, La Espada Inquebrantable, prestenme sus esfuerzos; he venido para ayudar al Presidente Feng, no para enterrarme.

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Teniendo una pista de lo que Gao Fan tiene en sus manos, Qi Shuai también se ha apresurado hacia la oficina de Feng Shufen. No porque le encantara ser entrometido en la historia de amor de él, sino porque su amistad por el hombre era demasiado fuerte como para dejarlo solo con su ira ardiente. Y hoy también, sabiendo que su amigo estaba consumido por la ira, no podía dejarlo solo para tomar alguna decisión imprudente.

Entrando corriendo a su oficina, suspiró aliviado al escuchar a Gao Fan mencionar que la historia aún está por comenzar. Poniendo una sonrisa fría en su rostro, miró a su amigo y se dirigió a su escritorio para tomar asiento frente a él. Pero justo cuando se sentó en la silla, sus acciones se congelaron, dejándolo en una forma medio agachada.

Para igualar las miradas oscuras de Feng Shufen, rápidamente se puso una sonrisa de ánimo mientras decía con una suave risita de hesitación —jeje... ¡Shufen! Tu amigo ha venido a saludarte, ¿no estás contento de verme aquí?