Después de limpiar las manos de FangSu, Fu Hee aplicó la crema en ellas antes de usar una venda blanca en ellas.
—SuSu, no llores, trata de dormir un poco —Fu Hee le dijo con un tono suave.
FangSu estaba tan enfadada, humillada y triste por el trato que recibió de su querido anciano. No podía evitar sentir todo tipo de emociones acumulándose en su interior.
—¡Odio al abuelo! —FangSu dijo con enojo—. Todavía tenía ganas de lanzar algo, pero ¿cómo podría hacerlo cuando sus manos estaban en ese estado?
—No digas eso en voz alta. Ve a dormir o ¿te gustaría darte un baño? Iré a tu habitación a buscar otro camisón para ti —Fu Hee le dijo.
—¡No quiero hacer nada! —FangSu dijo mientras las lágrimas comenzaban a caer por sus ojos—. En este momento, odiaba a todos y no quería hablar con ninguno de ellos.
Desde que nació, nunca había sido tratada de esa manera por nadie. Todos la querían y la adoraban, así que este castigo que acababa de recibir le rompió el corazón.
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