—Cuando Julie llegó al árbol con hojas rojas mencionado en la carta, encontró a Román parado justo debajo de él. Llevaba un traje azul grisáceo y una camisa blanca. Su cabello estaba peinado, similar a cuando habían hecho la obra principal en el escenario. Sus ojos rojos destacaban impresionantemente contra su tez, y la observó caminar hacia él.
Acercándose a él, se abrazaron, y Julie sintió que Román besaba el costado de su cuello antes de alejarse de ella.
—Te ves impresionante y encantadora —le halagó Román, notando cómo sus labios se levantaban y los ojos se le arrugaban en las esquinas. Sus ojos se posaron en el pasador que había comprado para ella—, más hermosa que el día anterior. No podía quitarle los ojos de encima.
Julie colocó sus manos en su abrigo y dijo:
—Te ves apuesto. Como un príncipe.
Román deslizó su mano en la de ella y dijo:
—Vamos, todos deben estar listos.
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