—Aunque Melanie estaba tosiendo, entre tosidos, no podía evitar lanzar miradas fulminantes a Simón —Conner se acercó a su lado y le dio palmaditas en la espalda y dijo:
— Estás llorando, toma —cogió el vaso de agua que Simón había ofrecido y lo acercó a los labios de Melanie—. Bebe esto.
Simón lanzó una sonrisa encantadora a la chica humana antes de recostarse en la silla mientras observaba a Conner, que estaba atendiendo a Melanie.
Melanie bebió un par de sorbos del vaso de agua, lo vació y colocó el vaso en la mesa antes de que terminara rompiéndolo en su mano.
—¿Te sientes mejor ahora? —preguntó Conner, y Melanie asintió.
—¿Quieres un poco de jugo, Mel? —Simón le preguntó de repente de la nada, y los ojos de Melanie se abrieron de par en par. ¿Se había golpeado la cabeza en algún lugar o siempre había sido así?
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