—Sin girarse para mirar a su madre, Lu Feng se detuvo, y Su Hui continuó —Como dije antes, si no me escuchas, no volverás a verme jamás.
—Haz lo que te parezca, madre, pero déjame fuera de eso —diciendo Lu Feng dejó la habitación mientras Su Hui seguía mirando hacia la dirección en la que se fue.
Cuando Lu Feng se fue, sin escucharla, Su Hui miró a su otro hijo —Espero que al menos tú no decepciones a tu madre.
Lu Han no sabía cómo reaccionar, pero en ese momento, al mirar a su madre que parecía tan desesperada, no discutió con ella. Lu Han era como su padre, que siempre escuchaba a su madre y siempre trataba de hacer que su madre se sintiera orgullosa de él. Como Lu Feng ya la había herido y se había ido, no quería herirla más negando lo que ella decía.
—Estoy trabajando duro, madre. No te preocupes por mí y por Lu Feng, tú sabes mejor que él le gusta vivir su vida como quiere. Cuanto más lo fuerces, más se alejará de ti. Dale tiempo —dijo Lu Han.
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