—No te presiones, mi amor —dijo ella.
—No lo haré —respondió.
Tomando un pequeño respiro, Xenia parpadeó ante el masivo monumento casi alzándose sobre su cabeza. Dijo que lo disfrutaría, pero ni siquiera sabía por dónde empezar con todo el proceso.
Casi con hesitación, sus labios hicieron contacto con la verga de su pareja, la sensación pulsante que casi inmediatamente la hizo sentir excitada y molesta mientras empezaba lentamente a cubrir su eje con suaves besos.
Alzando la vista para encontrarse con su mirada, Xenia se preguntaba internamente si lo estaba haciendo bien. Era la primera vez que usaba sus labios para complacerlo, y lo único que recordaba haber hecho era asegurarse de que sus labios estuvieran húmedos mientras probaba lo que él tenía para ofrecer.
—Mi amor... Eso se siente tan bien... —musitó él.
—Perdón si estoy yendo lento ahora. Todavía estoy agarrándole la onda a cómo hacer esto correctamente —dijo ella sin dejar de sonreír.
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