—Vincent observaba a su hermana, que lucía pálida y en shock como si intentara procesar cómo y qué había ocurrido. Sabía que Marceline había tomado grandes medidas para asegurarse de no ser descubierta por ninguno de los habitantes del pueblo y, aunque podía engañarlos, había olvidado que él estaba en la ecuación.
Pero ¿cómo podría la pobre vampireza saber que su hermano tenía sus ojos puestos en la institutriz que ella despreciaba? Y nada se le escapaba a sus ojos.
—¿Estás segura de que no la estás confundiendo con alguien más? —Lady Annalise aún tenía un poco de esperanza, pero eso era solo porque Marceline había perfeccionado el arte de tener la imagen perfecta delante de todos. La vampira mayor observaba al humano con ojos entrecerrados.
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