Maníaco

Mira, María y Hana entraron a la oficina de María y comenzaron a charlar.

—Hola, mi nombre es Hana Lunaplata, ¡y soy la maestra de Mira! Puedo ver que tú y mi discípula tienen-¡AY!

Mira golpeó la cabeza de Hana, interrumpiendo su "presentación".

—¿Qué discípula? Nunca aceptaría a alguien tan desvergonzada y sin escrúpulos como tú como mi maestra —Mira sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal solo al decir la palabra "maestra".

Ella no podía imaginar considerar a alguien tan superior a ella como para estar dispuesta a llamarle maestra.

—¡Pfft-Jajaja! —María se rió un poco y comenzó a despeinar a Hana.

—¡Qué linda! Pensar que Mira no te mató por decir tales tonterías. ¡Ustedes dos deben haberse vuelto bastante cercanas! —comentó María, haciendo que ambas fruncieran el ceño.

¿Cercanas? Apenas habían hablado en las últimas semanas. Difícilmente podrían considerarse conocidas y, en el mejor de los casos, son compañeras en crímenes.