La señorita Jiang resultó herida

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País G, Ciudad Yuanwei.

—Joven Maestro Luo, ¿alguna instrucción más? —preguntaba Yang Lei, observando fijamente a su maestro concentrado en su teléfono, como si esperase que alguien se materializase de él.

Luo Zhelan le echó un vistazo y preguntó con incertidumbre, —¿Las guarderías ya no cerraron a esta hora?

Yang Lei asintió con una expresión perpleja. —Sí, Joven Maestro.

Vuelto a sumirse en sus pensamientos, Luo Zhelan dejó a Yang Lei esperando por más instrucciones.

Eran ya las 10 pm, y ambos estaban en sus habitaciones de hotel respectivas. Yang Lei estaba a punto de quedarse dormido cuando Luo Zhelan lo convocó inesperadamente.

Luo Zhelan, todavía vestido con una bata de baño y con el cabello húmedo por la ducha reciente, se presentaba inusualmente desprevenido, una vista que Yang Lei nunca había presenciado antes.

¿Quién más podría influir sobre él así sino la Señorita Jiang?