Sal de mi vista antes de que te haga daño.

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Silencio. Silencio absoluto. 

La incredulidad era la única expresión grabada en el rostro de todos los presentes en la habitación, incluidos Xiao Jiao y los tres espíritus. Miraron a Shao Hui y luego volvieron la vista hacia el híbrido que vivía lejos de la modernidad.

Tal vez sus miradas eran demasiado fervientes —pero Feng Jue sacudió la cabeza y luego susurró:

— No me miren así, sé cocinar y limpiar. Y aunque no tengo agua, conozco el punto de ebullición del agua... Soy inteligente, caw. Aunque quería preguntarle a Mo Qiang de dónde había sacado el agua al ver que Wen Gui parecía la reencarnación de un demonio, no se atrevió a decir nada. 

Por ahora, mantener la boca cerrada. Hablaría del agua más tarde. 

Por otro lado, Wen Gui estaba tan enojado que su presión arterial estaba por las nubes. ¿Hirviendo... agua? ¿Este tritón destruyó su preciosa cocina solo porque estaba hirviendo agua?