—Resultó que Mo Qiang estaba subestimando demasiado a los dos espíritus —murmuró Chi Chi mientras levantaba las manos. Haciendo que de diez a veinte figurillas de todas las tallas, desde pequeñas hasta grandes, surgieran de la tierra, las veinte se parecían a su forma animal.
Mo Qiang observaba cómo Chi Chi ordenaba a las figurillas recoger las mazorcas de maíz y luego colocarlas todas en las cajas pequeñas que ella había traído de su casa.
El pequeño solo necesitaba dar una orden a esas figurillas pequeñas y grandes una vez y todas se lanzaban corriendo hacia el campo de maíz y luego, para sorpresa de Mo Qiang y de la Pequeña Jiao, veían como las figurillas de barro recogían las mazorcas una por una y llenaban las cajas que estaban a un lado.
Mientras Chi Chi gobernaba las figurillas de barro, Ya Ya había usado sus poderes para hacer dos grandes y robustos títeres de hierba hechos de ramitas y hojas caídas en el suelo.
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