—Princesa, ¿qué estás haciendo? Esto no es una buena idea. Ha pasado tanto tiempo desde que realmente monté uno en el pasado. ¿Y si caemos al mar? No quiero hacerte daño —dijo Sebastián mientras Elliana seguía arrastrándolo y él pellizcaba el espacio entre sus cejas.
—Princesa, escúchame. Esto no es una buena idea —insistió.
—Tian, es totalmente seguro. Ni siquiera hay mucha vida marina peligrosa de este lado. Incluso los pescadores van al otro lado de la isla a pescar, y tú ya lo has hecho en el pasado. Tarde o temprano te acostumbrarás —susurró Elliana, y él afinó sus labios.
—Aún así no vamos a montar eso —Sebastián se dio la vuelta antes de pasar su mano por su cabello, haciendo suspirar a las chicas a su alrededor.
—No muevas tu mano en tu cabello de esa manera —los ojos de Elliana se estrecharon, y Sebastián la miró impotente.
¿Así que ahora él no puede mover su mano por su cabello pero ella puede deslumbrar a todos con su belleza?
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