—¡Bienvenidos a Aldea Brillante! —Por favor paguen 5 monedas de cobre como tarifa de visitante.
Todo el mundo se miró entre sí, sorprendido, preguntándose si estaban imaginando cosas.
—¿Estoy viendo bien? ¿5 cobres? —¿Tan barato? —¡Nunca he encontrado un territorio que cobre tan poco! —Chácharas similares resonaban entre su grupo de más de 300, pero sus pies nunca dejaban de moverse, ansiosos por saber más sobre este curioso territorio.
Así, el imponente grupo de refugiados y soldados entró en el territorio con un poco de anticipación.
Pasaron la puerta y de inmediato se encontraron con un camino de 6 metros de ancho. Caminaron a lo largo de él curiosos ya que, durante el primer tramo de unos cuantos cientos de metros, la vista era puramente bosque.
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