Los pies de Melissa se movían solos, sus ojos fijos en los detalles del puente.
El puente era ancho y espacioso, con sus barandillas hechas de madera tallada y piedra. Los laterales tampoco eran aburridamente rectos. Había algunos voladizos con asientos, así que la gente podía descansar, relajarse y mirar el río sin interrumpir el tráfico.
Melissa no pudo evitar sentarse en uno de estos asientos. Era un poco curvo y cómodo para sentarse a pesar de ser de piedra y madera. Miró hacia atrás para ver el encantador río, junto con los bosques y edificios que lo rodeaban, como si sirvieran de marco.
Lo que más impresionaba era lo largo que era el puente. Después de todo, ¡el río no tenía solo unos pocos metros de ancho!
—Esto es increíble, ¿construyeron esto en unos pocos días?
—Bueno, cien personas trabajaron en esto, una de ellas era un elementista de tierra y metal, así que no fue imposible. La paga y la contribución fueron muy generosas.
—Asombroso…
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