Dora estaba en un dilema. Por un lado, se sentía culpable hacia Kael; por el otro, estaba enfurecida de que él intentara forzar su decisión. Miró su teléfono con decepción y enojo, como si fuera culpa del aparato mientras volvía a leer el mensaje que Kael le había enviado:
—Dora, sé que esto puede parecer como si estuviera forzando tu decisión, pero créeme que es lo último que quiero. Solo estoy tratando de protegerme. Ya te he hecho saber mis sentimientos mientras tú todavía no has descubierto tus sentimientos por mí. O tal vez no sientes nada.
Por eso, he decidido darte algo de tiempo y espacio para llegar a una respuesta sin sentir que debes elegirme porque te sientes forzada. No te veré por los próximos cinco días hasta que llegue la hora del baile anual de la universidad. Hasta entonces, estaré esperando tu respuesta. Espero que podamos ir a este baile como pareja, pero la decisión final está en tus manos.
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