La atención de Oriana se desplazó detrás de Arturo al observar a un grupo de personas acercándose a ellos. La mayoría del grupo estaba compuesta por mujeres, seguidas por caballeros.
—Parece ser la familia del Señor Candace —dedujo, mientras los observaba acercarse.
—Saludos, Su Alteza —resonaron los saludos mientras todos reconocían al príncipe. Él estaba allí, llevando su acostumbrada actitud fría, aparentemente indiferente a la generación más joven. En cambio, dirigió su atención hacia la abuela y la madre de Arturo, ofreciendo un leve asentimiento educado.
—Lamento no haber podido asistir a su compromiso, ya que esta anciana ahora se enferma con frecuencia —habló la anciana, su sonrisa cálida y agradable. Ella giró su mirada hacia Oriana con la misma expresión afable—. Y aquí tenemos a nuestra Princesa Heredera.
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