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Cap.1 invitación

La tarde de ese viernes cuando las clases habían terminado y el cielo se ennegrecía inesperadamente, el reservado Caín hijo mayor del conde Salieri, se detuvo frente a la fuente principal del jardín de la mansión. Su rostro fue discreto al expresar una fracción de su sorpresa, sus ojos oscuros reflejaron la extraña naturalidad con que Delilah dormía sobre una barda áspera sin ser afectada por el frío en el ambiente, perdió el sentido mientras las gotas frías de la lluvia caían sobre su indiferente figura salpicando sus brazos semidesnudos apenas cubiertos por el vestido manchado de barro. 

Caín era reservado y bastante precavido no se le podría culpar si pasaba de largo. Las nubes grises le impidieron seguir leyendo bajo la luz del día, se retiraba a su habitación antes de que fuera anunciada la cena, pero Delilah también era una candidata, elegida por una mujer tan brillante como Lathasha Zehren. Si bien, cada uno de los posibles herederos podía elegir qué hacer con su tiempo libre después de las clases de formación, resultaba incomprehensible que esa niña pasara la mayor parte del tiempo ayudando con los quehaceres de la mansión, sobre todo en el jardín. Ella era distraída, y quizá junto con Leroy, la persona más desapercibida; sus esfuerzos siempre se mantenían dentro del más bajo de los perfiles. 

La luz de los relámpagos centelleaba en el cielo, definitivamente no era un buen momento para ignorarla o creer que no era asunto suyo, la joven descuidada no recobraba el sentido ni siquiera cuando las gotas de lluvia se multiplicaron. 

Caín se acercó discretamente y le habló con su voz grave. Ellos dos habían cruzado pocas palabras durante su hasta ahora corta estancia en la mansión, poco podía saber el uno sobre el otro, pero la primera impresión de la joven acerca del hijo del conde se basó en su modesta amabilidad, incluso si su mirada siempre era completamente desinteresada a su alrededor. 

La piedra que había sido cálida durante el tiempo en que los rayos del sol brillaban, se volvió fría en un instante y Delilah fue consciente de que se había quedado dormida. Las noches eran largas para ella, aún no había conseguido acostumbrarse a ese lugar, desde luego, se quedaba dormida con frecuencia sobre todo cuando los días eran soleados por la mañana. 

Cuando se levantó sus largos cabellos negros cayeron sobre su espalda, descubriendo por completo la piel de su hombro derecho, culpa del vestido ligero de telas modestas. Sus pies descalzos estaban sucios y sus zapatos mojados descansaban sobre la fuente. Su conducta indefensa resultó inesperada aún para alguien que no era especialmente tímido, como Caín. 

—Tus zapatos. 

Delilah los miró en cuanto el hijo del conde los señaló con sus distantes ojos oscuros. 

—Aun si eres la hija ilegítima de la familia Astraea, creciste en una familia de nobles, deberías mejorar tu comportamiento y sobre todo tu imagen. 

Escuchar sus reproches mientras la lluvia mojaba los alrededores la molestó de alguna forma. La lluvia ya no era amable y se sacudió el vestido mirando hacia la entrada de la mansión. Podía sentir la textura firme y dura del suelo debajo de sus pies, pero en ese momento era mejor darse prisa y avanzar. 

Ahora mismo no era tiempo de preguntar algo tan obvio como si en verdad pretendía caminar hasta la entrada de la mansión descalza, en realidad, él no sabía que ella podía hacerlo y en cuanto ella dio el primer paso, él, tomó su ligero cuerpo elevándolo en el aire para sostenerlo entre sus brazos, cortándole la respiración en el mismo instante. 

Su rígido pecho la recibió incluso si todo en ella estaba sucio, creando un contraste significativo entre sus reproches y sus acciones. Fue difícil reaccionar a la cercanía entre los dos, ella no tenía idea de cómo responder a lo inesperado y una creciente inseguridad en su interior la hizo sentir que el corazón estaba a punto de estallarle. 

El agradable aroma que despedía la ropa de Caín la obligó a bajar la cabeza, su cuerpo estaba frío, pero era agradable. Trató de mantener la cabeza en blanco, pero pronto estaba recordando los chismorreos que eran la fuente de distracción entre la servidumbre. 

Las habladurías sobre el apuesto ex heredero de los condes de Salieri siempre jugaban completamente en su favor: Caín era el mayor de 2 hermanos, diestro, educado e inteligente, amable a pesar de su prodigiosa situación y prometido con una joven de una familia rica que no pertenecía a la nobleza. Protagonista de una conmovedora y trágica historia en la que su mujer amada escapó con otro hombre. El tipo de escándalo al que los nobles están acostumbrados. 

El caso de Caín era bastante especial, se hizo más notablemente cuando se negó a escoger a otra mujer y rechazó todos los compromisos que se le ofrecieron, perdiendo por completo su título como heredero. Parecía difícil creer que un hombre visiblemente discreto y serio pudiera tener un lado tan apasionado. 

Una vez entraron a la mansión, el joven dejó a la chica sobre el suelo alfombrado y la servidumbre se movilizó para abrigarla. 

—Esto no era necesario podía caminar sin ningún problema. 

En cuanto Delilah habló, la mirada de Caín se aseguró de hacerla arrepentirse de sus palabras. 

—Me ha quedado claro que eres una chica humilde, pero estás en un lugar dónde... 

Delilah no era modesta a propósito, simplemente esa era su naturaleza, por eso lo interrumpió antes de que terminara de llenar su atractiva y bonita boca con reproches que no quería escuchar. 

—Ni siquiera soy una hija ilegitima de verdad, nada puede compararse con los lazos de la sangre familiar. Una persona sin clase es simplemente una persona sin clase. 

El rostro de la chica no expresaba claramente el sentido de sus palabras, como si lo dicho no le provocara sensación alguna. Caín ignoraba la vida tranquila que había llevado hasta ahora y lo mucho que se esforzaba día a día en mantenerla. 

—¡Eres increíble! 

La voz de Lucrecia Reines sobresalió en cuanto terminó de bajar las altas escaleras y apareció directamente frente a aquellos dos. Incapaz de mantenerse al margen, tomó los zapatos que una de las damas de la servidumbre traía para Delilah y los lanzó con despreció hacia los pies de la chica. 

—Pesé a los esfuerzos de una gran dama como Lathasha por mejorar nuestra condición, sigues intentando ser tan arrogante. 

Delilah sabía cuan incomprehensible era a los ojos de los demás, pero no estaba dispuesta a cambiar sus intereses. Todos ellos eran sobresalientes, comparada con eso, Delilah no podía ser atrevida, sabía perfectamente que carecía de poder y encanto, y sobre todo, de estatus. 

—Tampoco es como si estuviera perdiendo el tiempo. Lucrecia, no deberías ser tan dura. 

—Dura y entrometida. 

La voz suave de Leroy en juego con la ironía de Raguel, obligaron a la brillante joven castaña a prestar atención a su alrededor. La cena iba a ser servida pronto, no deberían discutir por cosas sin importancia. 

Los 5 candidatos adornaron la sala principal, tan llenos de ese carisma que los puso dentro de la mansión. 

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No puedo agregar los dibujos que hice para ilustrar algunos capitulos, si gustan verlos los estaré publicando en pixiv.

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