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Prólogo.

En ocasiones, en mis sueños, no puedo evitar recordar mi muerte en mi vida pasada.

Es un recuerdo vivido que está quemado en lo más profundo de mi alma. Fragmentos de lo que fue mi última batalla destellarón ante mis ojos.

—Gusano.

—¿Que pasa? Creí que eras capaz de detener mis ataques. ¡Insignificante pedazo de mierda!

—Conoce tu lugar pececillo...

—¡¡¡YA MUERETE DE UNA VEZ!!!

Luego de eso, solo recuerdo sentir dolor, muchos más dolor del que alguna vez había sentido en toda mi vida.

Se creé que cuando una persona está apunto de morir ve si vida pasar frente a sus ojos, al principio creí que era una simple superstición, pero ahora que me encuentro en esta situación, puedo confirmar que esa teoría es cierta.

—¡Salve Perseus Jackson, hijo del dios del mar!

—Adios Percy, se avecina una nueva Edad de Oro, lastima que no formarás parte de ella.

—Soy Thalia, hija de Zeus.

—Dile a Nico, que lo siento.

—Es para mí un honor que lleves está espada.

—Que el mundo aprenda a honrarte, mi cazadora. Vive para siempre en las estrellas.

—¡Te odio!

—Conozco tus dudas. Pero te doy una noticia: cuando llegue la hora, el miedo no se adueñará de ti.

—Era una gran heroína, ¿entendido? Una heroína.

—Ethan. Yo. Todos los no reclamados... No permitas que vuelva a suceder.

—¡Salve Perseus Jackson! Héroe del Olimpo... ¡y mi hermano mayor!

Hay muchas cosas las cuales no cambiaría por nada. Pero también había muchas de ellas las cuales quisiera cambiar, haber manejado mejor las cosas, reducir las bajas.

Zoë.

Bianca.

Beckendorf.

Silena.

Y muchos más, cuyas vidas se habían perdido en las guerras contra Kronos y Gaia, Annabeth suele decirmé que nada de lo que sucedió en aquel entonces fue mi culpa, pero los constantes, ¿y si...?, no dejan de atormentarme en mis sueños, y luego de mi paseo en el Tártaro eso pensamientos solo empeoraron.

Si tan solo pudiera volver en el tiempo, haría las cosas diferentes, me haría más fuerte, prepararía a mis amigos y a mi familia para las batallas a futuro.

Si tan... si tan solo pudiera volver a empezar.

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Abrí los ojos lentamente, me sentía fatal, me dolían partes del cuerpo que no sabía que tenía, y mi cabeza dolía peor que aquella vez que accedí salir con Apolo y Hermes a una: "Noche de chicos" y terminé con una enorme resaca.

Miré a mi alrededor, estudiando mi entorno, lo primero que noté fue que no me encontraba en el coliseo del Ragnarök, dónde si recuerdo bien estaba luchando con una contraparte retorcida de mi padre, el cual no era más que un tirano, con una mentalidad muy jodida sobre la perfección o algo así, la verdad no era muy diferente a mi queridísimo abuelo, Kronos.

Volviendo al tema principal en cuestión, estudiando mi entorno divisé que estaba en lo que parecía ser alguna especie de templo, muy parecido a los que había en el Olimpo, aunque las características de estás me confundieron, generalmente el interior de los templos es afín a los dominios que los dioses ejercen, pero en éste caso me resultaba muy difícil describir mis alrededores, es como si estuviera viendo todo lo que alguna vez existió, existe y existirá en el mundo, a la vez la nada misma.

"Será mejor que no bajes la guardia niño"— una voz resonó en mi mente —. "Nunca se sabe lo que podría pasar".

Parpadeé una cuantas veces, ligeramente sorprendido por la voz en mi cabeza.

"¿Hjörþrimul?"— pregunté mentalmente.

En un destello verde esmeralda la figura espectral de la valquiria que me acompañó en mi batalla contra mi padre se manifestó.

"En carne y hueso, niño"— ella sonrió de oreja a oreja, luego noto su cuerpo fantasmal —. "Bueno... más o menos".

Estaba apunto de decir algo, pero una nueva voz lo impidió.

—¡Ja! ¡Justo cuando pienso que no puedes sorprenderme, vas y haces esto!— se rió jovialmente —. En serio niño, si que sabes cómo divertir a una deidad.

Hjörþrimul y yo rápidamente nos dimos vuelta para encontrarnos con el origen de la voz.

Hjör dió un agudo chillido y rápidamente se arrodilló. Yo por mi parte única mente miré al extraño frente mí.

Era prácticamente indescriptible, su apariencia cambiaba constantemente, muchos más rápido de lo que mi cerebro podía procesar, y su mera presencia y poder podría haber hecho a Zeus ensuciar sus pantalones.

Todo en este ser podía ser resumido en una sola palabra: Caótico.

Para mí maldita mala suerte, mi TDAH había tomado en control de mis acciones sin que pudiese hacer algo al respecto.

—Hola, soy Percy— me presenté, ignorando la mirada horrorizada en el rostro de Hjör —. ¿Quién eres tú?

El hombre, ¿o era una mujer?, frente a mi simplemente se hecho a reír con mayor fuerza sujetando sus costados.

—¡Oh, por mi! Siempre es refrescante hablar contigo Percy, tu y tus contrapartes siempre logran sacarme una sonrisa.

Incliné la cabeza, extrañado por las palabras del ser delante de mi.

—¿Contrapartes?— le cuestioné.

—Esa será una historia para otra ocasión niño— respondió con simpleza el extraño.

—Ah— articulé elocuentemente.

De la nada, solté un grito de dolor cuando fui tomada por sorpresa por recibí un golpe en la cabeza.

Miró con irritación a la responsable de tal acción.

—¡¿Que demonios Hjör?! ¡¿Por qué en el Hades me golpeaste?!— le gruñí a la valquiria —. ¿Y como en el nombre de Tártaro eres capaz de golpearme siquiera? ¡Eres un maldito fantasma!

Hjörþrimul bufo y me fulminó con la mirada.

"En primer lugar puedo golpearte porque estoy unida a tí, nuestro vínculo me hace poder tocarte aún estando en mi forma espectral"— me explicó mi compañero de almas —. "En segundo lugar, estoy tratando de evitar que nos mates a los dos, ¡otra vez! ¿Tienes idea de quién está frente a tí?"

Miré al ente nuevamente, quién simplemente sonrió y me saludó con una mano.

Miré nuevamente a la valquiria.

—¿Debería...?— pregunté un tanto inseguro.

Hjör se palmeó el rostro.

"No cabe duda de que eres un estúpido."

—¡Hey!

—Ejem...por muy entretenida que sea su conversación, hay algunos asuntos que debemos tratar— el ser misterioso nos informó.

Hjörþrimul volvió a inclinarse y miro al tipo con duda.

"¿Puedo preguntar qué son estos asuntos a tratar, Lord Ginungagap?"

En un instante, el nombre que mi compañera recitó rápidamente se tradujo en mi mente, muy similar a cuando leo algo escrito en griego antiguo.

—Caos— murmuré, recordando una de las clases de Annabeth sobre mitología griega —. Tu eres el creador de todo y todos, el primer ser que existió y el último que dejara de existir, el Caos primordial.

Caos me dedico una sonrisa ganadora.

—Ese mero chico. Debo admitir que estoy impresionado que tengas conocimiento sobre quién soy, generalmente dejas la parte de pensar a tu novia.

Fruncí el ceño con irritación.

—Te haré saber— le gruñi, olvidando que era una deidad capaz de borrar mi existencia sin siquiera mover un dedo —, que no soy ningún estúpido. Simplemente no me gusta estudiar.

Hjörþrimul soltó un gemido de sufrimiento.

"Estamos muertos, estamos tan jodidamente muertos"— murmuró frenéticamente, haciéndose bolita —. "Voy a morir otra vez, de haberlo sabido habría tenido una última cena digna del Valhalla."

—Creó que acabo de romper a mi valquiria— comenté al aire, miré a Caos —. Bueno dejando de lado el dramatismo de Hjör...

"¡Hey!"

—...¿cuales son estos asuntos que debemos tratar?— pregunté inclinado la cabeza.

La actitud de Caos dió un giro de ciento ochenta grados, su semblante se oscureció y me dedico una mirada de, ¿lastima?, ¿pesar?

Por alguna razón tenía un muy mal presentimiento.

—Tal vez quieras sentarte para esto niño— hizo un gesto con la mano y una silla apareció a mi lado —. Porque lo que estoy apunto de decirte sera difícil de digerir.

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Una vez que Caos termino su explicación sobre como y porque termine aquí, sentí mi corazón destrozarse en mil pedazos.

Mi respiración se hizo irregular, y todo mi cuerpo tembló en una combinación de rabia, impotencia, horror y dolor.

Todos a los que alguna vez ame, mis amigos, mi familia, mi listilla.

Todos estaban muertos.

Según palabras de Caos, todo sucedió durante la penúltima prueba de Apolo en cuerpo de Lester Papadopoulos y su enfrentamiento contra el rey romano, Tarquinio y su ejército de muertos vivientes.

Aparentemente, esa prueba de debía ser completada en conjunto con la ayuda de la diosa romana, Diana y dando como resultado la victoria de Lester, quién ahora, gracias a que también participó en el Ragnarök contaba con un Völundr capaz de ayudarlo a recuperar de manera temporal su divinidad.

Debió haber sido una victoria fácil.

Lastimosamente no fue así.

En toda su infinita sabiduría, el viejo caratrueno de Zeus o Júpiter, se negó a permitir que cualquier deidad ayudará a Lester a completar su cuarta prueba.

El resultado final: un apocalipsis zombie en dónde incluso los dioses se vieron afectados, ya que sus poderes fueron reducidos drásticamente y también fueron convertidos en muertos vivientes.

Le pedí, o mejor dicho le rogué, a Caos el verlo con mis propios ojos, en un principio se negó pero finalmente cedió, no fueron más que unos pocos minutos, pero fue más que suficiente para revivir varios traumas que obtuve durante mi travesía a través del Tártaro.

Mamá, papá, Paul, Estelle, Grover, Thalía, Nico, Annabeth.

Todos ellos se habían ido, y yo no estuve allí para salvarlos, ni siquiera se les pudo conceder el descanso que claramente se merecían ya que en ese estado, el alma de los infectados se queda en el cuerpo de su víctima imposibilitando su llegada al Inframundo.

Sintiendo mis ojos arder, mi corazón palpitar furiosamente y mis uñas clavarse en mi piel, caí de rodillas mientras echaba la cabeza hacia atrás y soltaba un grito lleno de rabia y dolor, maldiciendo de mil maneras a Zeus, Tarquinio y al destino mismo.

En un arranque de irá golpeé el suelo del palacio de Caos con todas mis fuerzas, mi puño destrozó el suelo de mármol, ni siquiera presté atención a la falta de dolor o al enorme aumento en mi fuerza.

Solo quería desahogarme.

Todo mi alrededor comenzó a temblar levemente, poco a poco la magnitud del temblor aumentó más y más hasta convertirse en un poderoso terremoto que sacudió el palacio de Caos.

¡¡¡PERSEUS-ENNOSIGEO: FURIOSO VENGADOR QUE AGITA LA TIERRA!!!

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—¿Ya estás más tranquilo?

Incluso luego de haber desatado un poderoso terremoto en su palacio, el semblante de Caos se mantuvo tranquilo y paciente.

Solté un tembloroso suspiro y lo miré.

—No, no lo estoy— respondí honestamente —. Todavía quiero gritar, quiero romper a llorar, pero sobre todo quiero meterle a Zeus su Rayo Maestro por dónde el sol no brilla.

—Je, creeme niño, no eres el único quién quiere hacerlo— Caos sonrió socarronamente.

Traté de devolver el gesto, pero me fue imposible.

—¿Y ahora que?— pregunté —. Todo mi mundo se acaba de ir al Tártaro, no tengo a dónde, y sin ofender, pero no creó sentirme cómodo quedándome aquí.

Caos despidió mi comentario final.

—Meh, la verdad es que este lugar no están cómodo de todas formas— descanso su rostro sobre su puño —. En cuanto a sobre que hacer, ¿recuerdas cuál fue tu último deseó antes de morir en tu combate contra Poseidón?— me preguntó.

Adopté una mueca pensativa y rebusqué en mis recuerdos.

—Recuerdo sentirme impotente recordando mis fallas durante las Guerras en contra de Kronos y Gaia— mi semblante se oscureció —, repasando dichos escenarios y viendo que puede haber tomado mejor decisiones, haber evitado la muerte de muchos, y no sé, creó que simplemente quería volver a empezar y hacer todo de una mejor manera, pero se que eso es imposible.

—¿Y si te dijera que no es?— cuestionó el creador.

—¿Eh?

—Si te dijera que puedes regresar en el tiempo y tener un nuevo inicio, ¿que harías?

—Pero, ¿no es eso algo imposible de llevar acabo?— le cuestioné, pese a eso una chispa se esperanza comenzó a nacer en mi corazón.

— Normalmente asi sería, ya sea para un mortal, semidios, dios, e incluso un titán— explicó, luego me señaló —. Pero tú mi amigo, no eres tal cosa.

—¿Que quieres decir?— fruncí el ceño —. Yo soy un semidios.

Caos negó con la cabeza.

—Ya no, verás durante tu batalla contra el Tirano de los Mares, tu determinación así como tú vínculo con la valquiria Hjörþrimul dió con resultado el nacimiento un nuevo tipo de divinidad, un ser que es totalmente humano y totalmente divino al mismo tiempo. Una anomalia divina si gustas dejarlo en términos simples— explicó el primordial —. Posees el potencial de un dios, y cuentas con las fortalezas y debilidades que trae consigo el ser humano y como tal no estas atado a las leyes que rigen a los dioses de tu mundo, pero ahora eres dueño de dominios divinos tal y como dictando la leyes divinas del Olimpo.

Tragué un pesado nudo que se había formado en mi garganta.

—¿A qué te refieres con dominios divinos?

Caos adoptó una postura firme, sus ojos refulgierón en poder puro, y con voz majestuosa y autoritaria, el habló:

—¡Desde el día de hoy, serás conocido como Perseus Jackson!, ¡Dios de los mares, la esgrima y la lealtad, protector de los semidioses, guardián del tiempo!

Al instante sentí una gran cantidad de energía recorrer todo mi cuerpo, me sentí revitalizado, todo el cansancio que anteriormente padecía fue eliminado por completo, y fue reemplazado energía.

"¡Oh sí, eso se siente tan bien!"— Hjör exclamó con éxtasis, su cuerpo espectral brillo en una cegadora luz esmeralda por unos segundos antes de atenuarse —. Uff, esto está mucho mejor— ella exclamó, atrás había quedado su cuerpo fantasmal, dejando ver su apariencia original en todo su esplendor.

Me quedé admirando mi cuerpo, me sentía revitalizado, lleno de energía, era la misma sensación que suelo tener cada vez que estoy en contacto con el agua.

Una vez superada mi sorpresa inicial, las palabras dichas anteriormente por Caos fueron registradas por si cerebro.

Mi rostro palideció al instante.

—¿Tiempo?— pregunté casi en un susurro, rogando internamente el haber escuchado mal —, ¿uno de mis dominios es el tiempo?

Caos asintió con la cabeza con gravedad.

—Si, debido a tu victoria sobre Kronos te haz ganado el derecho de poseer dominio sobre el tiempo— explicó —. Además es necesario para poder enviarte al pasado.

Me quedé mortalmente quieto.

—¿Quieres decir que es posible regresar en el tiempo?— lo miré esperanzado —. ¿Realmente puedo salvar a todos del cruel destino que padecieron?

—Así es, pero debes tener cuidado con la que deseas Perseus Jackson, ya que por cada cambio que realices, por más pequeño que sea tendrá gran impacto en lo que conocés— me advirtió el primordial —. Ten en cuenta que por cada vida que salves, probablemente otra deberá de tomar su lugar y por extensión tendrá que morir.

Yo... no había pensado en eso.

Es cierto que, volviendo al pasado podría evitar y cambiar muchas cosas para bien, pero también existía la posibilidad de que estás cambiasen para mal.

Caos me dió unas palmaditas en hombro.

—Te daré tiempo para que lo pienses detenidamente, si decides seguir adelante te enviaré al pasado y de brindaré toda la ayuda que pueda sin interferir directamente, o si en cambio decides desistir y quedarte aquí— se encogió de hombros —. Bueno, no me quejaría de tener un poco de compañía, ¿sabes?

Luego de eso el creador se retiró dejándonos a Hjörþrimul y a mí a solas.

—¿Que opinas sobre esto?— le pregunté a mi amiga.

—Lo que sea que decidas está bien para mi— se encogió de hombros —. Ambos somos un combo ahora, así que sea cual sea tu decisión está bien para mí.

Me quedé en silencio, meditando las palabras de Caos y estudiando los pros y contras de las dos opciones que tenía disponible.

Esta no era una decisión que pueda tomar a la ligera, o siguiendo mis instintos.

En está ocasión, necesitaba usar mi cerebro.

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—¿Haz tomado una decisión?— Caos pregunto.

Asentí con la cabeza.

—Si, quiero regresar al pasado, no solo para enmendar mis errores, sino también para evitar el trágico futuro de mi mundo a manos de Tarquinio, pero tendré cuidado para no alterar mucho lo que alguna vez fue mi vida— respondí con convicción.

Está vez, haré las cosas bien. Mientras viva y respiré ninguno de mis amigos y seres queridos morirá.

Mamá, papá, Paul, Estelle, Annabeth, Grover, chicos, esperenmé por favor.

El creador sonrió de oreja a oreja, sus ojos refulgierón con emoción.

—Entonces no tengo nada más que decir, espero y nos volvamos a ver pronto Perseus Jackson, que tengas mucha suerte— chasqueo los dedos, y casi al instante sentí todo mi cuerpo llenó de energía —. ¡AHORA VE!

Al instante, concentré toda la energía de mi cuerpo mientras que en mi mente recordaba la fecha exacta de cuando me desperté por primera vez en la enfermería del campamento.

De reojo, en uno de los espejos de plata del palacio de Caos divisé mi reflejo, todo mi cuerpo estaba envuelto en un aura color oro, al igual que mis ojos los cuales de habían tornado dorados, muy similares a aquella vez cuando Kronos poseyó el cuerpo de Luke.

El cuerpo de Hjör también brillo y regreso a su forma espectral.

"¿Estás listo para ésto?"— mi compañera pregunto.

"Si, estoy más que listo"— le respondí con seguridad.

"¡Entonces abróchate el cinturón niño, próxima parada, el pasado!"— Hjör exclamó con emoción.

Miré al primordial una última vez antes de que la luz dorada me cegara por completo.

La próxima vez que volviera a abrir los ojos, estaré en el pasado, y estaré listo para lo que sea que Kronos, Gaia y Tarquinio tengan para arrojarme.

Está vez, no fallaré.

¡¡¡EÒN PARADOX: DEIDAD SUPREMA QUE CONTROLA TIEMPO!!!

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