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Torneo. Preliminares

Se tira en mis brazos. Apasionada. Cuando está sola, es mucho más suelta. Se deja de llevar. Me besa casi con desesperación.

–¿De espaldas contra la cama?– me pide Wan después de muchos besos y caricias.

–Como tú quieras– le aseguro, agarrando sus carnosas nalgas.

La acabo follando bruscamente. Haciendo temblar sus carnes a cada embestida. Chocando violentamente contra su enorme culo cada vez. Ella estirada contra la cama. Su boca mordiendo las sábanas. Ahogando sus gemidos. Mientras la penetro una y otra vez.

Tras tres orgasmos, está totalmente rendida a mí. La llevó a otros tres casi seguidos, antes de llenarla. Satisfaciendo su lujuria. Y la mía.

Se apoya en mi pecho sin decir palabra. Todavía jadeando. Aunque sonríe. Satisfecha. Tras haber recibido lo que quería. No tarda en dormirse.

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Cuando despierto, está jugando con mi miembro. Inspeccionándolo. Como si fuera un juguete. Le doy un cachete en sus nalgas. Jugando.

–¡Ay!– se queja.

–¡Eso no es un juguete!– la riño.

Se ríe. Traviesa. Seductora. Lasciva.

–Oye… Esto… ¿De verdad se puede meter por el culo?– me pregunta de repente.

Ya sabía que Ning era una mala influencia. Bueno, tampoco es que me moleste.

–Claro. ¿Quieres probarlo?– la provoco.

–¡No! Bueno… No sé. Quizás. Si quisiera, ¿lo harías?– me pregunta, indecisa.

–Si me lo pides, ¿cómo iba a negarme?– le aseguro.

–Ya… veo. Bueno, ya veremos– sigue, no del todo convencida.

La beso en los labios. Un corto pero profundo y húmedo beso.

–Ayer me hiciste lo que… Hoy haré lo que quieras– se ofrece.

–Oh, ¿de verdad?– le pregunto, mientras medito que podría pedirle.

–¡Claro! Pero no te pases…

Se me ocurre algo. Estaba realmente sexy aquella vez. No sé si querrá.

–¿Por qué no te masturbas para mí? Como cuando estabas con la poción afrodisíaca– le propongo.

Enrojece. Más que nunca. Me mira. Va a decir algo. Finalmente calla. Asiente con la cabeza. Se tumba en la cama. Con algo de torpeza. Me mira. Aparta la mirada. Empieza a tocarse. Vuelve a mirarme.

–Dé… Déjame verte al menos. Para… inspirarme– pide.

Esta adorablemente pervertida. Me pongo a medio metro. Ella se me queda mirando. En especial mi entrepierna. Me siento algo incómodo.

Al principio se acaricia despacio. Va acelerando a medida que se excita. Acaba penetrándose con los dedos. Y con mi pene en su boca. Es realmente erótica. Toda ella vibra. Algunos la despreciarían llamándole gorda. A mí me parece de los más deseable.

Cuando se corre, no puedo resistirlo más. Saco el miembro de su boca. Y llego a su entrepierna. Mientras ella jadea.

–No. Ah. Espera Kong. Ah. Acabo de… ¡¡Aaaaaahh!!

–Has dicho que lo que yo quisiera.

–Sí, pero… ¡¡¡HHHHAAAAAaaaaahhh!!!

No le hago caso. La penetro. Empujo y añado qi. Se vuelve a correr. Su cuerpo convulsiona. Su espalda se arquea. Su boca totalmente abierta.

Sigo follándola. Jugando con sus enorme pechos. Recuperando el tiempo perdido. Anoche casi no pude jugar con ellos.

–¿Quieres que pare?

–Sí… ¡No! ¡¡AAAAAAaaaah!! ¡Más!

Mis manos se recrean en sus enormes pechos. Moviéndolos arriba y abajo. En círculos. Apretando sus pezones. Pellizcándolos. Recorriéndolos en toda su extensión.

Mis caderas empujan sin parar. Entrando en ella con fuerza y qi. Le provoco más de una docena de pequeños orgasmos. Y otros dos más fuertes antes de llenarla. De dejarla en la cama jadeando.

Me pongo a su lado. Acariciándola. Besándola suavemente. Dejando que se calme.

–Has sido muy malo– se queja.

–¿No te ha gustado? Si no, no lo haremos nunca más así– la amenazo.

–¡No he dicho eso!

–Ja, ja– me río, antes de besarla larga y profundamente.

Cabe decir que Wan se venga de cada una de las chicas. Con Liang es suave. Y con Ma Lang no se ensaña mucho. Ni con Yu. Aunque las atamos a todas. Y las follo contra la cama. Con Yi no tiene piedad. Ni con Song o Shi. Supongo que aprovecha la oportunidad para vengarse. Y yo para follarlas.

Me despide con un beso. Y se va a bañar con las otras. Solo recibe risas y alguna salpicadura. Luego vuelve a sus plantas. A sus pociones. A su pasión. Casi me dan envidia.

—————

No voy a la copistería. Iré luego. Hoy empieza el torneo. Me paso a recoger a mis estudiantes pervertidas favoritas. Bei Liu y Bi Lang. Nos manoseamos y besamos. Luego vamos al torneo. A ver a Fen Huan.

Las gemelas llegan un poco después. Se ponen no muy lejos. En un primer momento, habían querido acercarse "casualmente". Así, podrían empezar a conocerse. Pero al final, las chicas han decidido lo contrario. Las gemelas tienen enemigos. Y eso podría poner en peligro a mis pervertidas. E incluso a mí.

Bei Liu lleva una túnica con toques verdes. Hace juego con el pelo de su amiga. Esta tiene decoraciones moradas. ¿Por el pelo de la primera? Ambas túnicas cerradas. Pero ajustadas. Sus figura están perfectamente delineadas. Muy eróticas.

Se sientan cada una a un lado. Por desgracia, no podemos propasarnos. Hay mucha gente. Estamos en las gradas. En la zona de las preliminares para los estudiantes de Alma. Lo más cerca que hemos podido del grupo en el que lucha Fen Huan.

–Está más nerviosa de lo normal– dice Bei Liu.

–Dice que quiere llegar al menos a la cuarta ronda. Quiere los puntos de contribución del premio para comprar algo. No ha dicho el qué– explica Bi Lang.

Nos quedamos hablando un rato. Mientras esperamos. Ellas alabando a algún que otro estudiante "guapo". Igual quieren hacerme sentirme celoso. Es curioso. Lo consiguen un poco. También "proponen" a alguna estudiante, entre risas. Como si pudiera cogerlas sin más. No tienen mal gusto.

Me quedo mirando una pelea en una arena cercana. Hay una estudiante que usa un bastón. Pero no veo ninguna habilidad digna de mención. Está en la etapa uno de Alma. Ni siquiera estoy seguro de que sea mucho mejor que yo. Al menos, yo he tenido peleas reales.

–Ya veo. Te gustan la pelirrosas y con tetas grandes– se burla Bi Lang.

–No está mal. Pero solo la miraba porque pelea con bastón– suspiro.

–Ya lo sabe, pero es divertido molestarte– ríe Bei Liu.

Vuelvo a suspirar. Se ríen de mí. De repente, se tensan. Le toca a Fen Huan. Parece que están preocupadas de verdad por su amiga. Aprietan los puños. Creo que yo también me estoy dejando llevar por su tensión.

Su rival es un estudiante corpulento. Usa un martillo. Ella un arma que parece la fusión de dos espadas. Se coge por el centro. Lo que sería la empuñadura. De cada lado sale una hoja.

–Huan está muy guay– la alaba Bi Lang.

–Cuando se pone seria está buenísima– añade Bei Liu.

No sé si reír o llorar. Como sea. La pelea está a punto de empezar. Su enemigo se lanza hacía ella en cuando suena la señal. Con el martillo por encima de su cabeza. Para dar un golpe tan directo como letal.

Mis manos son apretadas con fuerzas por mis vecinas. Están tensas. A veces, son adorables e inocentes.

No estoy seguro cuán competente es Fen Huan luchando. Pero su adversario es un aficionado. A no ser que esté usando alguna estratagema. O alguna técnica. Un ataque así es demasiado fácil de evitar. Tiene demasiadas aberturas. Demasiados puntos débiles. Si golpea es terrible. Si te asusta, estás en problemas. Si no, es un completa estupidez.

Fen Huan no se mueve. No sé si está asustada o esperando. No parece asustada. Se le escapa una sonrisa. Eso me tranquiliza. Cuando su adversario se acerca y empieza el ataque, ella da un paso hacia delante. Se acerca a él. Se aleja del área de impacto. Se coloca entre esta y él.

Una de las hojas impacta en un pie, cortándolo y desestabilizándolo. Bueno, en realidad no lo corta. Llevan una barrera que impide daños graves. Aunque no dolor.

El del martillo pierde el equilibrio. Su impulso y su gesto a mitad solo lo empeoran. Cae al suelo. Ha perdido. La otra hoja del arma de Fen Huan ha atravesado el cuello. O la barrera que hace de cuello. Ha sido una victoria fácil.

–¡Bien!– exclama Bei Liu.

–¡Increíble!– se alegra Bi Lang.

Fen Huan mira un momento hacia nosotros. Sonríe al vernos. Pero no dice ni hace nada. Solo se baja de la arena y se queda esperando a que la vuelvan a llamar.

Supongo que es normal. Muchos estudiantes apenas tienen experiencia. Se dedican solo a cultivar. O a otros asuntos. La mayoría de los que veía practicar cuando era esclavo estaban al menos en la etapa cinco de Alma.

Fen Huan parece que sí ha practicado. En su clan. Así que tiene ventaja contra los más novatos.

Obtiene otras cinco victorias igual de sencillas. Las otras dos son empates. Ni han luchado. Parece que hay tres que tienen un poco de experiencia. Y prefieren no pelear en los preliminares contra candidatos serios. Total, se clasifican cuatro. Ellos tres y otro más. Así que mañana podremos verla en primera ronda

La verdad es que casi ningún combate tiene interés. O los dos rivales no tienen nivel y pelean. O la diferencia es enorme. O simplemente no pelean. Han habido pocos interesantes.

Bueno, hoy eran los preliminares. Mañana empiezan las eliminatorias. Tendremos que mirar dónde y cuándo pelea mi masoquista preferida.

—————

Me despido de ellas. Querían llevarme con ellas. Pero les digo que ahora no puedo. Les daré una sorpresa. Por ahora, me voy a la copistería. Hago dos de la etapa nueve. No me he atrevido con una del reino del Alma. La he estado examinando. Mañana probaré. Es más complicada. Por ahora, 90000 puntos más. Aún me hacen falta muchos. Para un arma. Para más armas. Para comprar plantas. Comida para Rayitas. Tengo muchos gastos.

Pasamos por la lavandería. Añadimos aditivos a las comidas. No les vamos a dar tregua a los matones hasta que supliquen. Es la única manera. Si somos demasiados blandos, querrán vengarse. Han de tener miedo. Espero que salga bien. Que no sea contraproducente.

Me paso también por el mercado. Y dejo a las chicas que den una vuelta. Menos Wan, por ahora. No quiero que se emocione con plantas que aún no podemos comprar. Sugerencia de sus primas. Y está muy ocupada. Todas ocultan el rostro con velo. Incluso las gemelas. Es habitual aquí. También yo lo oculto. Aquí no debería haber problemas. Estamos fuera de la secta. Nadie les va a pedir una identificación.

Vamos por separado. Para no llamar la atención. No somos los únicos que lo hacemos. Es habitual ver a "desconocidos" que se cruzan y hablan.

Todas llevan ropa de hombre. Se han estado riendo de Song y Lang mientras les vendaban y apretaban los pechos. Han dicho que la próxima vez van como mujeres. Sin duda, tienen mucho que esconder.

El objetivo es echar un ojo a armas, aunque sea para el futuro. A información sobre vender a las salamandras macho. Y todo lo que podamos averiguar de otros artículos. Como plantas. O talismanes. O carne para nuestras mascotas. O utensilios para alquimia.

Después de dar una vuelta, me quedo apoyado en un árbol. Practico un poco con el método Yin Yang. Noto el progreso, pero aún no es suficiente. Aunque estoy más concentrado observando a las chicas. Se las ve alegres. Quizás eufóricas.

Algunas no han podido hacer nunca algo parecido. Eran esclavas. Poder simplemente pasear y mirar los estantes era un lujo vetado a ellas. Otra, hacía ya un tiempo que no salía más allá de mi habitación o la "Residencia". Aunque a las gemelas, que pueden salir más, también se las ve animadas.

Ellas y Ma Lang pueden hacer compras. Esta última tenía su tarjeta de puntos, aunque vacía. Solo ha hecho falta transferirle algunos. Y hacer pareja con Liang. Yi con Song. Shi con Yu.

Es cierto que no pueden comprar nada muy caro. Sí pueden ver qué hay, para el futuro.

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Llevo el collar que me han comprado mientras me las follo. O me follan a mí. Cada una se ha comprado una pulsera, un collar o algo para el pelo. A Wan le han comprado un colgante con forma de caldero. Le ha hecho ilusión. Casi llora. Apenas han sido detalles. Todos sabemos que no nos sobran los puntos. En el futuro, espero que no tenga que ser así.

Había algunas armas que les gustaban. Y vestidos. Aunque suelan ir desnudas. Por ahora, están fuera de nuestro presupuesto. Aunque no parece importarles. Y están muy apasionadas. Hoy una a una. Disfruto individualmente de cada uno de sus cuerpos. Con algunas más suave. Con algunas más brusco. Con algunas, tengo el control. Otras, no me dejan.

Me quedo un rato tumbado en la cama antes de salir. Antes de que Liang me eche. Aunque primero echamos un vistazo a las salamandras macho que tenemos escondidas. Están creciendo. Pronto tendremos que decidir qué hacer con ellas. Las chicas han encontrado un par de puestos que las podrían comprar. Pero que sería mejor pasar por la ciudad. Los precios deberían ser bastante mejores.

También podría venderlas directamente a la secta. Pero nos preocupa que sospechen sobre la procedencia.

A las hembras se han decidido a criarlas, de momento. Rayitas las miraba antes con curiosidad. Si no es por Liang, quizás hubiera hecho algo más. Quizás habría alguna menos. Me han pedido que aísle ese lago. Que solo ellas puedan entrar.

Es de noche cuando abandono mi cabaña. Pero tengo algo que hacer. Tengo una sorpresa que dar.

Próximo capítulo