webnovel

Progreso

Al día siguiente, nos levantamos con cierta pereza. Es algo que no nos podíamos permitir de esclavos. Y que dentro de poco no podré volver a hacer por un tiempo. De hecho, como esclavo, no nos podíamos permitir tener sexo por la noche y la mañana. Demasiado poco tiempo para forzar el contenedor. Así que teníamos que buscar otro momento por la tarde.

Song está vigilando. Shi acostada sobre mí. Yo sobre Liang. Muerdo sus pezones con suavidad. Añado un poco de qi.

–¡Aahh! ¡Kong! ¡No seas malo!– protesta Liang. La he pillado por sorpresa.

–Eso es imposible para él– ríe Song.

Shi me muerde el pezón. Me clava los dientes alrededor. Intento vengarme, pero Liang contraataca. Me muerde la oreja. Las miro a las dos. Ellas sonríen maliciosas. Pronto descubro por qué. Song me ataca por detrás. Me abraza y coge mi miembro.

–¡Tres contra uno no es justo!– me quejo.

–En la guerra no hay justicia– ríe Shi, empujándome contra la cama.

–¡Y traiciones!– ríe Liang, haciéndole cosquillas a Song.

–No hay compasión para las traidoras– se vuelve hacia ella.

Realmente no sé muy bien como ha ido. Una me ha montado. A otra la han inmovilizado entre dos mientras yo la follaba. La tercera nos hemos ido turnando quien dominaba, mientras las otras descansaban. Aún se están riendo cuando las envío de vuelta y llamo a las gemelas.

–¿Y esos mordiscos?– se sorprende Yu.

–Mejor no preguntes– le respondo, encogiéndome de hombros.

– Yo creo que le falta uno aquí. ¡Ñam!– me muerde Yi.

Contraataco. Yu me ayuda a reducirla. A que me la folle por detrás. A que le mordisquee todo el cuello.

–¡Yu! ¡Me las pagarás! ¡¡HaaaahHHH!! ¡Aaaah! ¡¡¡AAAAAAAAaahh!!!

Yu aprovecha que su hermana está descansando para besarme y follarme con suavidad. Los dos abrazados. Pero Yi no le deja mucho tiempo de tregua. Acaba siendo follada por mí y atacada por su hermana.

—————

Cuando las envío de vuelta y llego hasta las esclavas, Ning está durmiendo. Parece que se han ido turnando. Ahora es Rong quien está con la Bronceada. Aún atada. Jadeando. Con un consolador entrando y saliendo de ella. Está consciente, pero parece totalmente rota. Me acerco a ella.

–Bien, ¿serás mía?

–Ve…Vete a la… mierda…– me responde, casi sin voz. –¡¡Aaaaagh!!

Le pongo la mano sobre la mejilla. Y uso qi. El dolor debe de ser intenso. Aún quedan varios días. Veremos que pasará al final.

Me siento y llamo a Rui. Obediente, me hace una felación. Luego se sienta sobre mí. De espaldas. La hago moverse. Mientras juego con sus pechos y su clítoris. Y el resto de su cuerpo. Mientras la llevo al orgasmo una y otra vez. Se sigue moviendo mientras tiembla, a no ser que le diga lo contrario.

A Ning la penetro antes de despertarla. Mi mano amordazándola. Violándola. Se sorprende un instante. Luego se relaja. Se somete a mí. Disfruta de ser poseída. Creo que le gustaría despertar siempre así. Con un poco de suerte, estaré continuando algún sueño. La dejo acostada. Con las piernas y brazos abiertos. Jadeando. Llena de mí. Dándome las gracias.

A Rong la hago follarme. Mirándome. Mientras, mando a Rui que pruebe la droga de dormir. La destapa frente a la Bronceada. Esta no tarda más de unos segundos en dormirse. La tapa rápido. No parece verse afectada. Les ordeno que la limpien mientras Rong se mueve. La tendré que cargar de nuevo. Y lleva toda la noche siendo abusada. Está sucia de sudor y otros fluidos.

Luego las envío de vuelta. Las dejo descansar si no han dormido bastante. Rui se encarga de que no abusen del descanso. En especial Ning. Cojo a la estudiante. No se ha despertado. La han atado de nuevo.

—————

Siendo la tercera vez que pasamos por el bosque, resulta algo familiar. Además, no hay grandes peligros para nosotros.

–Oh, mira, esta servirá, aunque no debe de ser de muy alto nivel– señala Shi unos excrementos relativamente recientes.

Parece que le divierte. Son los terceros. Suspiro. Por suerte no tengo ni que tocarlos para almacenarlos. Y le pueden servir de fertilizante para su huerto.

Podríamos avanzar un poco más, pero preferimos relajarnos. Así que nos acomodamos en la cueva que ya encontramos días atrás, en nuestro primer paso por la zona.

Bronceada sigue sin rendirse. Así que, tras follarme a las tres, la dejo a su cuidado.

–Yo creo que le gusta, por eso sigue tozuda– sugiere Ning.

–No creo que sea como tú– suspira Rui.

Los cierto es que a Ning le encantaría. Rong no dice nada. Quizás deba intentar unas horas de dolor intenso. O simplemente matarla. Por ahora, Rui empieza abofeteándola. Luego le susurra algo. Las dejo solas.

Traigo solo a Shi. Necesito un poco de tranquilidad con ella. Obediente, se tumba sobre la cama. Nos besamos y acariciamos. Subo por su cadera hasta su pecho, con suavidad. Mientras me recreo en él, la beso.

–Te estás aprovechando…– me recrimina.

–Por supuesto– le sonrío.

Ella me vuelve a besar. Mi miembro está restregándose sobre su húmeda entrada. De repente, entra. Ella me mira.

–Estás siendo malo. ¡Aaaah! Excitándome así. ¡Aah! Ahora cumple al menos una vez. ¡Aaah!– me exige.

Así que me muevo en su interior. Acariciando sus piernas abiertas. Su culo. Su estómago. Sus pechos. Su cuello. Sus orejas. Su hermoso pelo. Incluso le muerdo la nariz. Hasta que toda ella tiembla.

Me la quedo mirando un rato. Es hermosa. Su pelo pegado a la frente del sudor. Jadeando. Sus ojos azules mirándome. Sensuales. Me sonríe.

–Vamos, va siendo hora– me dice con dulzura.

Aún dentro de ella, noto como dirige su qi a los más de cien meridianos por abrir. Yo añado el mío, ayudándola a abrirlos. Ayudándola a llegar a la octava etapa. Aún recuerdo cuando alcancé la primera etapa. Era mucho más difícil entonces. Ahora parece demasiado fácil.

–¿Cómo estás?– le pregunto.

–Bien… Pero…

De repente se revuelve, colocándose sobre mí. Su mirada traviesa.

–Tengo que probar mi nueva fuerza– continúa, sugerente.

Me dejo inmovilizar por ella. Mueve sus caderas sobre mí. Me besa apasionadamente. No siempre tenemos un buen rato a solas. Me muerde la nariz. Ríe. Es un poco vengativa. También mis orejas. Sus manos sobre mi pelo mientras me vuelve a besar. Mientras se mueve sobre mí. Mientras mi miembro la penetra una y otra vez. Su estrecha vagina no deja de frotarse a él.

Toda ella resulta estimulante y sensual. Sus pechos, relativamente pequeños, tiemblan eróticamente. Cuando no los sujeto con mi mano. Su pelo parece flotar. Sus gemidos son lascivos. Y más cuando se corre. 

Cuando la he llenado de mí, nos quedamos un rato abrazados. Hay algo tierno y tranquilizante en tenerla encima. Con su piel junto a la mía. Con mis brazos alrededor de ella. Nos quedamos un rato antes de llamar al resto.

–¡Habéis tardado mucho!– protesta Song.

–¿Entonces debería ser más rápido?– le pregunta Shi.

–Pues claro, eso he dicho– se molesta un poco su amiga pelirroja.

–Entonces, supongo que mañana no tardarás tanto– le responde Shi con una expresión burlona.

–Eh… ¡Ni hablar! ¡No me vas a engañar así!– protesta.

Las otras se ríen, mientras Shi se acerca a Song, cogiéndola por la espalda.

–Sabes, ahora estoy un nivel por encima. Deberías ser obediente.

–Maldita, suéltame. ¡Me las vas a pagar!

–Mira Kong. Que pechos tan blanditos– me ofrece Shi los pechos de Song, mientras los coge por detrás.

–¡Para! ¡¡Aaaahhh!! ¡Kong! ¡No la ayudes! ¡¡HAaaaaaAAHHH!!– gime cuando los chupo.

–¿De verdad quieres que pare?– le pregunta sugerente Shi.

–Si ha empezado, que termine…– reconoce está, con cierta timidez.

Así que, con ayuda de Shi, sometemos a Song. Liang no tarda en acudir a ayudarnos también. Mientras que las gemelas se quedan comentando. Y la sirviente callada, mirando fijamente. Cuando llega su turno, después de las otras tres, está empapada antes de empezar. Enrojece cuando las demás se burlan de ella.

Dado que ayer se tomó demasiadas libertades, la follo a cuatro patas. Es su primera vez así. Las demás no dejan de hacer comentarios. Mientras ella gime. Colorada. Sus abundantes pechos agarrados por mis manos. Totalmente a mi merced. Parece que lo disfruta.

Su sumisión es real. Puedo sentirla. En parte es similar a Rui. Incluso empieza a moverse a mi ritmo.

–¿Sigo igual o acelero?– le pregunto en un susurro, mis labios junto a su oído.

–Más… ¡Aaah! Más fuerte… ¡¡Aaaaah!!

Entro hasta el fondo. Chocando contra sus nalgas. Vibran sensualmente. Ella emite un gemido más fuerte. Retrocedo y vuelve a empujar. Una y otra vez. Su rostro cae sobre la cama. Sus brazos extendidos hacía delante. Ha dejado de moverse. Solo recibe. Una y otra vez.

Tiene un orgasmo, pero no dejo de penetrarla. Sus gemidos son parcialmente ahogados por la cama. Su cuerpo tiembla más y más fuerte. Hasta que alcanza un intenso orgasmo. Que me aprieta. Que provoca que la llene. Empujo unas veces más, eyaculando en ella. Está totalmente sin fuerzas.

No se ha desmayado, pero no puede hablar. Solo jadea, abrumada por el placer.

–La avisamos que tendría consecuencias, pero ha sido demasiado malo– ríe Song.

–Yo también quiero–murmura Yu.

–Y Yo– ríe Liang.

Al final, todas se apuntan. Parece que mañana se han decidido por ello. Sin darme opción a opinar. Aunque Liang y Song tendrán que esperar. Las gemelas duermen conmigo.

—————

Devuelvo a Shi y las gemelas para que se descansen. Esta mañana han querido que fuera como con Lang ayer. Con ella he sido más suave. Alguien tiene que cuidar un rato de esas tres. Ahora estoy con Liang y Song. Las dos tienen que subir de etapa. Primero Liang. Solo es la etapa dos, así que las necesidades son menores.

–No te preocupes. Es mucho más fácil. Y más placentero– ríe Song.

Es la primera vez que ayudo a Liang. Está un poco nerviosa. Así que la trato con suavidad. Song me ayuda. La acariciamos. La beso. Nos besamos los tres. Como cuando estábamos en la habitación de esclavos. Con suavidad, la penetro.

Como Shi, me pide que la lleve una vez al orgasmo. Eso hago, con delicadeza.

–Es una consentida– se burla Song cuando su amiga se corre.

–Envidiosa– susurra esta.

–Dejad de pelearos un rato– suspiro, mientras Song me saca la lengua –. Concéntrate como te he dicho. Lleva el qi a los dos meridianos. Como cuando lo hiciste con el primero. No te preocupes por no tener suficiente.

Obedece. Pronto mi qi se une al suyo. Resulta fácil, solo son dos. Y ya lo he hecho muchas veces. En poco tiempo, tiene dos meridianos más abiertos.

–Es tan fácil así… ¿Y ahora?– pregunta, expectante.

–Ahora continuamos con lo que estábamos– interviene Song, pellizcándole un pezón.

–¡Aah! ¡Mala! ¡¡¡¡Aaaaaah!!!! ¡¡Kong malo también!! ¡¡¡Aaahh!!!

He empezado a bombear. A disfrutar de su interior. Luego también de sus labios. De su piel, cada día más suave. Ella se queja, pero no muy creíblemente. Sobre todo, cuando gime al momento.

La dejamos jadeando. Song me besa. Parece ansiosa. Sé que para ella es más importante que para el resto. Quizás, por eso, Liang no tarda en levantarse. En vengarse de su amiga. En conseguir que ella proteste y se olvide un poco de sus problemas.

Con Song, son muchos más meridianos, pero ya lo hice ayer. No tardamos en conseguirlo, pero no parece muy alegre. No hay mucho progreso con su pierna. Sé que ha perdido bastante confianza en lograrlo.

–De una forma u otra, lo conseguiremos– le aseguro.

Ella me besa. Casi llorando. Liang le acaricia el cabello con ternura.

–Fuerte…– me pide.

Así que pronto sus abundantes pechos están rebotando. Sus gemidos llenan la cueva. La penetro con fuerza y con qi.

–Pervertida– la critica Liang, aunque con mucho cariño. Sé que a ella le rompe el corazón la situación.

—————

Las he devuelto y voy hacia la zona aislada de las esclavas. A Rui la mando de vuelta para que se prepare. A Ning y Rong las hago ponerse una sobre otra. De cara. Ning encima. Las hago besarse mientras las penetro alternativamente. Podría subir a Rong, pero esperaré a que Ning y Rui estén en la octava para llevarla a la séptima.

Ning es mucho más apasionada. Como siempre. Aunque, más que apasionada, ninfómana. Su piel blanca es muy sensual. Sus pechos, aplastados contra los de Rong, parecen deliciosos. Es curioso lo fácil que resulta llevarla al orgasmo. La otra es bastante menos dedicada.

Luego traigo a Rui. La pongo contra la cama, la cabeza apoyada en ella. El resto del cuerpo por fuera. Dándome la espalda. Su culo alzado ante mí. Pongo lubricante en un dedo y lo introdujo en su ano.

–¡Aahh! Está… frío… ¡Ah!

Después, la penetro analmente. Resulta más fácil con lubricante.

–¡¡Aaahh!! ¡¡¡Aaaaahh!!! ¡Amo…! ¡Aah! Ahora está… caliente… ¡¡Aaaah!! En mi culo… ¡¡¡HHHHAAAAaaaahh!!!– gime ella.

Es estrecho. El dominio del qi ayuda a mantenerlo así. Si no me controlara, ya me habría corrido. Decido llevarla al límite. Fue de mucho ayuda en la emboscada. Introduzco también los dedos en su vagina. Con la otra mano, aprieto con fuerza su pecho. A veces, palmeo sus nalgas.

–¡¡¡AAAaaaa!!! Mi coño también… ¡¡¡¡AaaaaaaAAAHHH!!!! Estoy llena de Amo… ¡¡HAAAAaaaahhhHH!! 

Creo que mañana podré ayudarla a subir a la octava. Por ahora, la llevo al orgasmo una y otra vez. Hasta que casi pierde el conocimiento. Empapada en sudor, la lleno de mi semen. Luego, la envío de vuelta.

Miro a Bronceada. Debe de haber recuperado qi. Supongo que es hora de otra sesión.

Próximo capítulo