Después de subirse al coche, Mina estaba demasiado avergonzada para mirar a Héctor a los ojos.
Lo que Mina había dicho antes era demasiado hiriente.
—Héctor, lo siento. Te malinterpreté —Mina mordió su sexy labio rojo y le susurró a Héctor.
—Está bien. No me tomé esas palabras en serio. Además, si piensas así, demuestra que eres una buena chica. ¡Puedo entenderlo! —Héctor respondió indiferente.
Después de escuchar las magnánimas palabras de Héctor, su buena impresión sobre él aumentó instantáneamente.
—Mina, ¿tienes sed? Aquí, toma un poco de agua.
En ese momento, Héctor sacó repentinamente una botella de agua mineral del coche y se la entregó a Mina. Mina no pensó mucho y por instinto la tomó, luego dio un pequeño sorbo.
Al ver a Mina beber la botella de agua mineral, las comisuras de la boca de Héctor no pudieron evitar curvarse levemente, mostrando una sonrisa orgullosa. «Mina, oh Mina, afortunadamente, me preparé de antemano. De lo contrario, ¡te habrías escapado hoy!»
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