—No hay manera de que el bebé pueda cambiar de forma —dijo Abby—. Su mente estaba corriendo con su corazón, no podía pensar claramente y ahora su corazón golpeaba contra sus oídos.
—Si aún no lo has notado, yo tampoco puedo cambiar de forma, Abby —Iris señaló este hecho que Abby olvidó.
Abby sacudió la cabeza, trató de calmarse, pero fracasó. —Escuché sobre los ojos dorados del linaje del rey y sé que tus bebés tenían ojos dorados, ¿cómo puedes transmitir eso?
—No es necesario que todos vean al bebé, una vez que el bebé tiene más de una semana de edad y los ojos dorados se desvanecen, nadie puede decirlo —Iris tenía la respuesta a cada duda que Abby tenía con respecto a esta sugerencia.
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