Si la Manada Garra Roja lograba apoyar al bebé en la posición que le habían dado, Koda debía ser el regente hasta que el bebé tuviera la edad para ocupar el trono.
—Esta situación es muy sospechosa, Abby —Liam se estaba frustrando—. En público, no había forma de que manifestara su descontento con su decisión, como su protector, su único deber era servir, obedecer y protegerla.
Sin embargo, lo que había entre ellos era más que eso. Él se preocupaba profundamente por ella, no solo debido a un deber como Caballero Sagrado.
—Lo sé. Por eso necesitamos saber más al respecto. La actividad de la magia negra se está volviendo cada vez más activa hoy en día, tú también lo sabes, Liam. Es mi deber erradicarla.
—Abby…
—No quiero escuchar más protestas, Liam. Tu deber es protegerme, no aconsejarme —dijo Abby con severidad—. Parece que sus palabras habían herido al caballero, ya que su cuerpo se puso rígido y su voz se volvió un poco fría.
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