Las sombras miraban a Sunny, y Sunny miraba a las sombras.
Después de un rato, la situación se volvió un poco incómoda.
Sunny se movió un poco, luego preguntó vacilante:
—Eh... ¿ustedes no van a hacer nada?
Las sombras no reaccionaron, permaneciendo tan inmóviles y silenciosas como habían estado desde el principio.
De hecho, no las veía moverse ni mostrar ningún signo de vida en absoluto. En ese sentido, estaban incluso más desprovistas de vida que su Eco había estado aquí en el Mar de Alma. Sunny se rascó la cabeza.
Su miedo inicial iba desapareciendo lentamente. Al principio, se asustó muchísimo, pero más por ser sorprendido que por sentir una amenaza real. Este era su Mar de Alma, después de todo. Muy pocas cosas podrían dañarlo aquí.
Sunny estaba bastante seguro de que las sombras no eran capaces de hacer nada, y mucho menos atacarlo. Parecían más bien manifestaciones de alguna faceta extraña de su Aspecto en lugar de seres reales. Como tales, no eran peligrosas.
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