Dondequiera que estuviera, la visión de Flora había desaparecido por completo; no podía ver nada y su cuerpo se sentía cada vez peor. Nunca en sus sueños más salvajes pensó que demasiada energía sería un problema, pero eso era exactamente lo que estaba sufriendo ahora.
Sentía que todo su cuerpo iba a explotar y podía sentir las lágrimas corriendo por su cara.
—Erin … por favor, cualquiera … ayúdenme. —
Sus gritos no llegaron a nadie en esta área, y lo único que pudo percibir fue el choque de dos poderes. El mundo no vibraba, pero era casi como si hubiera dos energías que se empujaban y tiraban frente a ella.
—Mundus, eres tan poderoso, pero decides ser solo un mensajero, ¿dónde está tu ambición? —Inmortui gritó—.
—He aprendido a apreciar el paso del tiempo. Ya disfruto de mi vida y estoy satisfecho. Lo que no entiendo es por qué tú no puedes ser igual. —Mundus respondió—.
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