Para sorpresa de Quinn, los demás estaban felices de permitirle tener los cristales de nivel emperador. Sí pidieron algunas cosas a cambio, cristales de nivel de rey y fondos para invertir en campos que les interesaban alrededor de la nave. Aun así, no les importaba que Quinn obtuviera los cristales que obtuvieron juntos.
Sabían a qué se enfrentaban, los enemigos que podrían venir tras ellos, y no eran arrogantes como para pensar que podrían tener éxito sin Quinn. Cuanto más fuerte y mejor se volvía él, mejor era para ellos.
En este momento, la Familia maldita no podía competir con las otras facciones solo en base a su tamaño. Tenían más miembros, y si sucediera una batalla a gran escala, es probable que perdieran. Incluso si Quinn y los demás líderes vivían, ¿para qué?
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