Desde que tomaron la decisión de pedir ayuda a los Puros, había estado pensando cómo podía explicar sus acciones, porque sabía que había roto las reglas de los Puros.
Al entrar en su propia habitación esta vez, Layla estaba más nerviosa que nunca. Le recordaba a cuando se había unido a la escuela por primera vez. Todos esos extraños sentimientos volvían a ella, y comenzaban a hacer que se sintiera enferma.
—Creo que al final del día, voy a estar más o menos cinco libras más ligera —dijo en broma, tratando de olvidar la situación en la que se encontraba.
Al entrar en su habitación, no había nadie adentro. Su compañera de cuarto era Erin y otra estudiante femenina. La mayor parte del tiempo, su otra compañera de cuarto parecía estar fuera, lo cual era bueno para Layla.
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