—¿Cómo te fue? —preguntó Selia, mordiéndose el labio inferior con emoción—. ¿Te subiste al Dragón o...?
—No, ayer fue el turno de Tiamat. El Dragón no es lo suficientemente humano para mi gusto y la Abominación carece de las partes divertidas. —respondió Kamila, haciendo que Lith gritara internamente.
—Excelente elección. Siempre empieza por lo que te es familiar y luego déjate llevar. —dijo Selia—. Te envidio mucho. Un esposo, cuatro cuerpos. No te vas a aburrir en mucho tiempo, eso es seguro.
—¿Tú crees? —preguntó Kamila.
—Hablo por experiencia. Al principio, haces las cosas tan humanas como puedas, luego empiezas a explorar. Después de un tiempo, si metes un dedo te metes la mano, digo [AN: traducido libremente de algo morboso en Mogariano].
—Siempre puedes cambiar de opinión sobre el Dragón. En cuanto a la Abominación, no me preocuparía demasiado. Todavía está la violeta brillante. Tal vez solo necesita—
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