Unas semanas después de la muerte del Zar, las autoridades rusas permitieron a las tropas mexicanas en el Imperio Ruso retirarse tranquilamente. Después de todo, el Zar ya tenía mala reputación por la situación del país, y la mayoría de la población estaba más a favor de los bolcheviques que del Zar. Además, no querían enfrentarse a la aterradora potencia que representa México. Actualmente, los comunistas ya tomaron el poder en Moscú después de la retirada de las tropas rusas apoyadas por los mexicanos, y el país adoptó el nombre de la Unión Soviética. Para Guillermo, cuando se enteró, supuso una coincidencia extraña, pero lo dejó pasar.
Actualmente, las tropas mexicanas estaban subiendo su equipo a los barcos muelle de plataforma de desembarco (LPD) de la clase Austin, que serían escoltados por la nueva flota del Golfo de México. La nueva flota está conformada por 4 cruceros de misiles clase Kynda, 8 destructores clase Kashin, 12 fragatas clase Mirka, 2 submarinos nucleares de ataque clase November y 2 superportaaviones clase Enterprise. Este fue tanto en este mundo como en el de Guillermo el primer portaaviones nuclear del mundo. Esta versión es la de 1960, la cual solo tiene misiles AIM-7 Sparrow como medio de defensa (en este caso reemplazados con el sistema de misiles S-125 Neva en su versión naval, la misma que usan los cruceros clase Kynda) y cada uno de ellos lleva 90 aeronaves. Uno llevaba aviones de ataque Su-7BK y el otro llevaba aviones de combate MIG-21K, una variante del MIG-21 diseñada al igual que el Su-7BK por Guillermo para su uso en portaaviones.
Actualmente, se están construyendo nuevos submarinos de misiles balísticos nucleares. Esta nueva flota estaba acompañada por la anterior flota del Golfo de México, la cual tenía acorazados clase Yamato como buques principales. La vieja flota se encontraba en territorio ruso debido a que había sido prestada a los rusos después de la pérdida de la primera flota enviada y usada en el Báltico. Los nuevos barcos de la flota del Golfo pueden navegar tranquilamente enormes distancias debido a su acceso a la nueva red de satélites del Imperio Mexicano, la misma que se usó para guiar el misil R-7 que destruyó el Palacio de Invierno. Mientras tanto, cerca de ellos se encontraba volando un E-2 Hawkeye.
"Oigan, estoy detectando que una pequeña flota se acerca, está como a 10 km de distancia. Los detecté hace rato, pero pensé que era una flota rusa, pero no se han contactado con nosotros y no tienen señal de radar", dice el encargado del radar del Yamato por la radio.
"No sabemos qué intenciones tengan, el AWACS nos informó hace rato antes de que los detectáramos, pero como no tenemos relaciones hostiles con los rusos, pensamos que era una flota rusa que estaba moviéndose de puerto", dice el operador de radar de uno de los cruceros clase Kynda.
"Su firma de radar es la misma que la de los barcos de la anterior flota del Golfo, los interceptaremos para quitar dudas", dice el almirante.
La flota empieza a girar en dirección a la flota misteriosa. Después de unos 5 minutos, la flota desconocida estaría dentro del alcance visual.
Los barcos serían reconocidos como los restos de la primera flota otorgada a los rusos por el Imperio Mexicano. "Hola chicos, no pensamos verlos, creí que su flota había sido destruida", dice el almirante por la radio. El mensaje no sería respondido. Seguido a esto, los acorazados Petropavlovsk girarían y dispararían sus cañones contra los Yamato, pero no harían nada contra los gruesos blindajes de los Yamato.
"¡¿Qué mierda?! ¿¡Por qué nos atacan?!", dice el almirante.
"Lo más probable es que hayan sido tomados por soldados rusos hostiles", dice el operador de radar.
Dos Yamato dispararían sus cañones de 460mm contra los Petropavlovsk, acertando a 2 acorazados y penetrando su blindaje como si fuera papel mojado. La munición disparada explotaría dentro del barco después de penetrar, en uno de los acorazados esto mataría a la mayoría de la tripulación ubicada en la zona cercana a las hélices.
El tercer Yamato dispararía sus cañones contra el tercer acorazado enemigo, solo 2 disparos acertarían destruyendo las calderas, matando a la tripulación en esa zona y dejándolo inmóvil. Los destructores que acompañaban la flota dispararían múltiples veces sus cañones contra los destructores enemigos, y estos harían lo mismo. Los cruceros también dispararían sus cañones contra sus homónimos enemigos. El portaaviones Shinano desplegaría sus TBD y sus F8F, al igual que su homónimo enemigo mucho más pequeño clase Independence. El Shinano tiene capacidad de 120 aviones, por lo que supera por mucho la cantidad de cazas del clase Independence.
Los F8F, al encontrarse con sus gemelos enemigos, dispararían contra ellos. La superioridad en número era abrumadora. Los aviones enemigos serían rápidamente derribados en varias direcciones, mientras que los TBD bombardearían los acorazados enemigos. Estos serían recibidos por las armas antiaéreas de los destructores y acorazados. Dos TBD serían derribados en llamas por las defensas antiaéreas, pero los demás bombardearían casi todos los acorazados excepto 3 y varios destructores enemigos. Uno de los TBD enemigos, antes de ser derribado, lograría atacar con una bomba un Yamato, destruyendo parte de la cubierta pero no hundiéndolo.
Los destructores mexicanos, al tener los destructores enemigos a una distancia decente, dispararían sus torpedos contra varios de ellos, partiendo 2 a la mitad y disparando contra los demás, incendiando uno y destruyendo parte del casco de otro, provocando que poco a poco se fuera hundiendo. Los destructores continuarían disparando y torpedeando a los enemigos, mientras los acorazados y aviones destruían fácilmente los barcos enemigos. La flota enemiga se encontraba en llamas y hundiéndose.
Uno de los Yamato apunta sus armas hacia el último Petropavlovsk, pero de repente el Petropavlovsk es golpeado por un objeto enorme a gran velocidad que genera una enorme explosión, partiendo el buque a la mitad y destruyendo la cubierta. Se trataba de un misil antibuque P-35.
"No es justo, era nuestro", dice el almirante del Yamato.
"Lo sentimos, pero ya fue suficiente por hoy", dice el almirante del crucero clase Kynda que disparó el misil.
"¡Las ventajas de los misiles son increíbles, pudo disparar a 10 km sin tener el blanco a la vista, son impresionantes!", dice un operador de radar.
"Otro logro de la ciencia creada en el Imperio Mexicano, ni más ni menos", dice el almirante del Yamato con orgullo.
La flota volvería de vuelta con la nueva flota y, una vez recogido todo el material que pudieron, estaban a punto de retirarse cuando:
"Atención a todas las unidades, manténganse en sus posiciones, se nos ha informado que estamos en situación de guerra con la Unión Soviética".
1 hora antes en México.
Una alarma sonaría en la oficina de Guillermo, quien tomaría el teléfono para responder una llamada entrante.
"¿Hola?, ¿qué sucede?", dice Guillermo.
"Señor, nuestros radares detectaron aviones no identificados. Al parecer, algunos de ellos despegaron desde la colonia británica en América del Norte, mientras que los objetivos más grandes salieron desde la frontera soviética con Alaska", dice Zaragoza.
"Doy autorización para su derribo", dice Guillermo.
Mientras tanto, en la frontera, 10 aviones de reconocimiento Northrop F-15 Reporter se dirigían hacia el sur.
"Hemos cruzado la frontera con éxito, nos dirigimos a sobrevolar y tomar fotos del objetivo", dice el comandante de la misión por la radio.
"Bien, una vez tomen las fotos, lárguense de ahí", dice el mando.
"Esto será fácil, solo sobrevolaremos un desierto y luego volvemos", dice uno de los pilotos.
"Eso espero, recuerda que los mexicanos pueden tener muchas sorpresas", dice otro piloto.
"Ja, te apuesto que esos monos no lo verán ven—", dice uno de los pilotos antes de que su avión explotara en llamas junto a su compañero que volaba a su lado.
"¡¿Qué carajo?!", dice otro piloto. Este ve cómo algo se dirige desde el suelo hacia él a gran velocidad. En un intento por esquivarlo, inclina su avión hacia la derecha, solo para ver cómo el objeto cambiaba su dirección de nuevo hacia él, impactándolo y destrozándolo. Los demás aviones intentarían dar vuelta de regreso, pero todos serían destruidos casi simultáneamente.
Mientras tanto, en la frontera de Alaska, 20 aviones Tu-4 se dirigían a la ciudad de Seattle, escoltados por 15 MIG-17. Ante esto, se desplegaron aviones de combate MIG-21 e interceptores Su-9.
Los MIG-17 detectarían con el primitivo radar RP-1 "Izumrud" a los Su-9 y MIG-21 cuando estos estaban a 7 km. Cuando se acercaron, los MIG-17 girarían en dirección a los cazas mexicanos, pero estos, con su velocidad superior, los rebasarían. Los MIG-17 intentarían entrar en combate cerrado con los aviones mexicanos, pero no podrían alcanzarlos. Uno de los MIG-21 dispararía uno de sus misiles contra el avión enemigo. Este intentaría maniobrar para esquivarlo, pero el misil giraría, impactando su cola y partiéndolo a la mitad. Lo mismo pasaría con otros tres de sus compañeros. Mientras tanto, los Su-9 estarían en posición de disparo de sus misiles K-5, listos para interceptar a los bombarderos enemigos.
"Objetivo en la mira del radar, listo para disparar", dice uno de los pilotos.
"Nosotros igual", dicen los otros pilotos.
Los pilotos dispararían sus misiles contra los bombarderos.
"Mantengan la mira sobre el objetivo", dice uno de los pilotos.
Los K-5 acertarían uno por uno contra los lentos Tu-4, destruyéndolos y partiendo algunos en dos. Las tripulaciones sobrevivientes saltarían en paracaídas.
"Necesitamos que envíen un equipo terrestre para que recoja a las tripulaciones enemigas".
Una horas después en la oficina de Guillermo.
Después de que a Guillermo se le informara de la destrucción de los objetivos, este estaría preocupado.
"No entiendo, ¿por qué los ingleses nos atacarían al mismo tiempo que los soviéticos?", diría Agustín.
"No lo sé. De los soviéticos se entiende, después de todo, los que nos dejaron ir en paz fueron los rusos, no el gobierno soviético. Pero de los ingleses no lo entiendo, es como si quisieran darnos motivos para declararles la guerra", dice Guillermo.
De repente, la puerta de Guillermo se abriría y varios guardias del palacio entrarían sujetando por la fuerza a un hombre.
"Señor, tenemos un invitado inesperado", dice el guardia.
Guillermo y Agustín estarían impactados ante quien tenían enfrente: era nada más y nada menos que el reencarnado británico en una mala condición, golpeado y maltratado.
Fin.