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Capítulo 10 - Travesía en el Spray

Rand se encontró fuera de la ciudad solo, sabía que tenía que dirigirse hacia el rio, solo ahí estaría a salvo. Si hasta este punto se mantenía la trama de la historia, entonces sus amigos estarían a salvo, al menos lo mejor posible.

Estaba cabalgando en la dirección que les había dado Moraine cuando observó una silueta que se aproximaba a él. Esperaba que fuera quien imaginaba, pero no quiso correr riesgos y desenvainó su espada. Estaba listo para atacar en cualquier instante cuando la figura resultó ser quien esperaba. Rand envainó su espada y le preguntó al otro chico.

Rand: ¿Qué hay de los otros? ¿Has visto a alguien más abandonar la ciudad?

Mat: Solo trollocs.

Mat estaba aliviado de encontrarse con Rand y no terminar solo o peor, encontrando trollocs.

Rand: Seguro se dirigirán al rio, justo como Moraine nos dijo. Será mejor que hagamos lo mismo es nuestra mejor oportunidad.

Mat asintió a las palabras de Rand y ambos chicos comenzaron a cabalgar despacio siguiendo el lucero rojo que brillaba en el cielo. Poco después Rand con sus sentidos superiores comenzó a escuchar el sonido del agua correr y las voces de algunos hombres. Le indicó a Mat y comenzaron a cabalgar con mayor velocidad.

Ya estaban lo suficientemente cerca rio cuando escucharon un jinete que se aproximaba.

Thom: ¡Más deprisa insensatos! ¡Acelerar! – gritó mientras se acercaba a ellos, Rand pensó por un momento que el mulo en el que cabalgaba el juglar era impresionante al poder correr a aquella velocidad.

Rand no se molestó en mirar hacia el juglar y espoleo el caballo incrementando la velocidad. Mat siguió el ejemplo de Rand, pero mientras corrían en dirección a la embarcación, miró sobre sus hombros y pudo ver como docenas de trollocs corrían detrás de ellos.

No se demoraron en llegar al rio y con un poco de suerte habían dejado a los trollocs atrás, aunque sabían que no sería por mucho tiempo.

Mat: ¿Ahora qué? ¿Qué haremos? Moraine y los demás podrían estar en cualquier sitio si continuamos nos alejaremos aún más.

Thom: En efecto, no podemos quedarnos aquí toda la noche. Escoged una dirección. ¿Río arriba o río abajo?

Rand no dijo nada y comenzó a dirigirse rio abajo. Mat y Thom se miraron entre si y luego lo siguieron.

El resto del recorrido marchó sin problemas, tiempo después observaron las luces de una embarcación.

Thom: ¡Vaya! – exclamó y rápidamente desmontó – Esto es mejor que la balsa de la Aes Sedai, ¿no os parece? No parece que este navío esté construido para transportar caballos, pero, considerando el peligro que corre, del cual vamos a prevenirlo, tal vez el capitán se muestre razonable. Dejad que sea yo quien hable. Pero permanezcan preparados, por si acaso.

Mat: Espera, no podemos simplemente marcharnos. ¿Qué hay del resto?

Rand: Mat tiene razón. Sé que aun corremos peligro, pero por el momento esperemos un poco más. – él sabía que la espera era inútil, pero dejaría un mal sabor para Mat si ignoraban al resto – Podemos ir hablando con el capitán.

Thom iba a decir algo, pero se detuvo de inmediato mirando a 2 trollocs que habían aparecido en un llano cercano a ellos y ahora se dirigían en su dirección.

Thom: ¡Ahora no hay otra opción! ¡Correr! ¡Hacia el barco!

Con el grito de Thom ambos chicos no perdieron el tiempo y corrieron junto al juglar hacia el barco. Cuando abordaron el barco solo había un hombre sobre la cubierta. Enojado al ver como extraños abordaban el barco el marinero iba a gritarles algo, pero al ver como Rand desenvainaba la espada y Mat preparaba su arco, pensó que estaban siendo robado.

???: ¡Piedad! – gritó – ¡Tomad lo que queráis, el barco incluso, todo, pero no me hagáis daño! – la furia en su rostro había sido sustituida por miedo.

Ignorando al marinero que los había visto abordar el barco Thom comenzó a alarmar a gritos al resto de la tripulación, tenían que darse prisa antes de que los trollocs abordaran también. Para haber sido tomados por sorpresa la tripulación del barco mostró ser bastante capaz cuando lograron hacer el barco zarpar a tiempo, aun así 3 trollocs lograron saltar a la nave, pero fueron inmediatamente despachados por Rand impresionando a todos los que presenciaron el acto.

Todo se había calmado y ahora estaban fuera de peligro. En ese momento una fuerte voz se escuchó y no era una que estuviera contenta.

???: ¡Gelb! – bramó el hombre – ¿Dónde estás, Gelb? – estaba hablando tan deprisa que apenas se le entendía lo que decía – ¡No puedes esconderte de mí en mi propio barco! – los chicos y Thom comprendieron que el hombre no era otro que el capitán del barco.

Seguido de las palabras del capitán del barco, 2 tripulantes se acercaron arrastrando a un hombre con ellos, Rand reconoció que era el mismo hombre que había pedido piedad pensando que ellos trataban de robarle. En cuanto lo tuvo a la vista el capitán le habló.

Capitán: ¿Acaso no debías estar de guardia, Gelb? – preguntó el capitán asombrosamente calmado, aunque con igual rapidez que antes.

Gelb: Sí lo hice. La até bien fuerte. Reconozco que soy un poco lento a veces, capitán Domon, pero hago las cosas de todos modos.

Domon: Así que eres lento, ¿eh? No para dormirte, para dormir cuando deberías estar vigilando. Podrían habernos asesinado a todos por tu culpa.

Gelb: No capitán, ha sido él. – protestó rápidamente señalando a Rand – Yo realizaba la guardia, de la manera como debía hacerla, cuando él se ha acercado furtivamente y me ha golpeado con un garrote.

Gelb se tocó la frente donde se había hecho una herida y miró enfurecido a Rand quien solo lo miraba pensando que tal vez lo debía tirar al rio.

Gelb: He peleado con él, pero entonces han venido los trollocs. Es un aliado suyo capitán, un Amigo Siniestro. Es un aliado de los trollocs.

Domon: ¡Un aliado de mi abuela! – tronó el capitán que no se creía una palabra – ¿No te avisé la última vez, Gelb? ¡En Puente Blanco, te largas de aquí! ¡Apártate de mí vista antes de que te eche por la borda!

Gelb iba a salir corriendo, pero percibió la ligera sonrisa que había en el rostro de Rand y se detuvo mirándolo con rabia, parecía que estaba a punto de decir algo, pero Rand lo tomó por el cuello con una mano y lo alzó al aire.

Rand: Es cosa del capitán imponerte un castigo por no hacer tu trabajo como es debido, pero creo que yo debería darte uno de mi parte por tratar de difamarnos y mentir sin vergüenza alguna al decir que te he golpeado con un garrote.

Domon: Chico aún no se quiénes son así que es mejor que sueltes a mi tripulante. No me pareces un marino así que no podrás hacer el trabajo por él si termina lastimado.

Al oír al capitán Domon, Rand soltó a Gelb quien cayó al suelo y se levantó con dificultad aun asustado por Rand.

Rand: Discúlpeme por mi forma de actuar capitán Domon. – estaba siendo sincero, después de todo, lo más probable es que ellos hubiesen conducido a los trollocs hacia el navío – ¿Pueden creerlo? Que lo golpee con un garrote. Si lo hubiera golpeado con un garrote sus sesos estarían esparcidos por toda la cubierta. – todos parecían de acuerdo con tal afirmación después de ver la fuerza que poseía el chico.

Una vez que Gelb se marchó, Rand se dirigió a Domon.

Rand: Capitán, hemos dejado amigos atrás. Le aseguro que si regresa a recogerlos será muy bien recompensado.

Domon lo miró en silencio, Thom y Mat se acercaron, ahora los 3 estaban dentro del campo de visión de Domon. Thom estaba a punto de decir algo, pero Domon no le dio tiempo.

Domon: Vengan abajo, así hablaremos con más calma y podré saber qué clase de personas subieron a mi barco.

Domon dio media vuelta y se dirigió hacia su camarote, Thom, Mat y Rand lo siguieron en silencio hasta que llegaron al camarote de Domon. Cuando todos estuvieron sentados Domon comenzó hablar.

Domon: Mi nombre es Bayle Domon, capitán y propietario del Spray, que es este barco. ¿Y vosotros quiénes sois, de dónde salís de repente y por qué motivo no debería tirarlos por la borda por los problemas que me han causado?

Mat: No era ésa nuestra intención. Íbamos de camino a Caemlyn y entonces... – pero fue interrumpido por un pescozón de Rand.

Rand: Deja que sea Thom quien explique todo. El capitán podría pensar que somos irrespetuosos.

Mat estaba un poco confundido, pero permaneció callado mientras Thom tomaba el timón de la conversación y agradecía por dentro que al menos uno de los chicos no fuera un idiota.

Thom: Como puede ver soy un juglar. – dijo mientras movía su capa multicolor – Estos 2 palurdos eran campesinos que quieren ser mis aprendices, aunque aún no estoy seguro de si no son una pérdida de tiempo. – hizo una pausa – Tenía planeado mostrarles Caemly o Illian, pero un juglar no tiene rumbo fijo y se mueve con el viento.

Como buen juglar Thom se las arregló para contarle a Domon una increíble historia de cómo habían terminado en la situación en la que estaban. Si no supieran la verdad los chicos también se hubiesen creído la historia de Thom, aunque luego de pensarlo un poco creían que era demasiado exagerada.

Domon: Soy un hombre justo así que, si tienen dinero para pagar por el transporte podéis continuar en mi embarcación, pero les advierto que no dejaría ni a mi madre viajar gratis en el Spray.

Rand le dio una mirada a Mat y sin dudar sacó una moneda de plata que le había dado Moraine. De hecho, Moraine le había dado una moneda de plata a los 3 chicos. Rand se había olvidado de la moneda, pero ahora sabía que era el momento de deshacerse de esta, así Moraine no podría rastrearlos. Ese era el verdadero propósito de la moneda.

Mat siguió el ejemplo de Rand y sacó su moneda de plata, a una velocidad impresionante Domon tomó ambas monedas y les entregó algunas de cobre y otras de plata mucho más pequeñas. Thom al ver esto estaba a punto de echar humos, ahora estaba seguro de que ambos eran idiotas.

Rand: ¿Qué hay del resto? ¿Regresará? – sabía que eso no ocurriría, pero sería muy extraño si el los ignorara.

Domon: ¿Acaso crees que estamos parados? Por fortuna, estamos a tres, cuatro kilómetros del lugar donde embarcasteis. Los trollocs hacen remar a los hombres con más fuerza y luego está la corriente. Además, no volvería a atracar esta noche, ni aunque mi abuela estuviera en la orilla. Tal vez no lo haga hasta llegar a Puente Blanco. Ya tuve que aguantar el acoso de trollocs antes de esta noche y no lo repetiré de poder evitarlo.

Thom y Rand estuvieron conversando por un rato con Domon y después cada uno fue a buscar un rincón donde acomodarse mientras duraba la travesía por el Arinelle. Rand trató de descansar el tiempo que tuviera disponible, pero a penas lo logró después de tener otro encuentro con Ba'alzemon en sus sueños.

Después de despertarse del incomodo sueño Rand buscó a Mat para ver cómo se encontraba. Mat estaba bastante tenso después de un sueño tan incómodo, pero el chico no se dejaría deprimir. Tenía una fuerte voluntad, incluso cuando él mismo no lo sabía.

Rand aprovechó para decirle a Mat que tuviera cuidado de Gelb, quien no se había cansado de hablar mal de ellos durante el viaje con el resto de la tripulación. Por suerte los marineros solo ignoraron sus comentarios, pero Rand le dijo a Mat que estaba seguro de que les causaría problemas en cuanto tuviera una oportunidad.

Thom por su parte entretenía a la tripulación con algunos de sus actos.

Fue en el cuarto día de viaje que Rand vio por accidente la daga que Mat había tomado en Shadar Logoth.

Rand: ¿Mat que pensabas cuando tomaste la daga?

Mat: Fue cuando Perrin y tú me sacaron a rastras de la torre aquella noche, no tuve tiempo a reaccionar. Además, yo la tomé, Mordeth no me la dio así que el aviso de Moraine sobre los presentes no tiene efecto. No le cuentes a nadie.

Rand: Tranquilo, no le diré a nadie, pero no debiste haberla tomado.

Habían pasado unos días más, Rand, Mat y Thom estaban sentados en la cubierta conversando entre ellos. Thom había sacado un tema delicado ¿qué harían si no se encontraban con los demás? No tenían evidencias reales de que todavía estuvieran con vida. Sin embargo, las palabras de Thom fueron desestimadas por Rand de inmediato quien les aseguró que todos estaban con vida. En ese momento la conversación fue interrumpida cuando escucharon a un marinero gritar.

Marinero: ¡Puente Blanco! ¡Puente Blanco a la vista!

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