Riuz: ¡VÁYANSE TODOS A LA MIERDA! ¿Qué edad tengo ahora? ¿15? ¿16 años? ¡¿POR QUÉ SIGO SIENDO UN PUTO NIÑO?!
Moony: Yo creo que estás bien Papá.
Riuz: Moony, mírame, no soy mucho más grande que cuando estábamos en casa ¡Y ahora soy unos años mayor! Mírate a ti.
El niño malhumorado señaló a su hermana, quien se había convertido en una hermosa adolescente que le había ganado en altura por bastante. No tenía grandes curvas, pero su rostro ya permitiría que varios se quedaran deslumbrados. Moony no comprendía el enojo de su padre, para ella, él siempre está genial.
Riuz: ¿Todos ustedes también son unos infantes eternos?
[No]
Riuz: ¿Y por qué yo si? ahh... olvídenlo, no es momento, usemos la vieja confiable -dijo antes de hacer crecer su cuerpo a uno con edad similar a la de su hermana- Es hora de irnos, ¿Preguntaste sobre el camino?
Moony: Hasta me dieron un mapa -agitó un mapa hecho a mano por el alcalde.
Riuz: Bien, vamos.
Riuz y Moony tomaron sus cosas y las guardaron en la Puerta de Babilonia, la cual, a pesar de ser un almacén de tesoros, ha sido usada con más frecuencia como depósito o mochila.
Ambos estaban parados frente a la puerta de la casa donde vivieron estos últimos años y luego de una última mirada y un saludo a la tumba de su lechuza, empezaron a caminar en dirección al pueblo.
Llegaron a la casa del alcalde, quien a pesar de estar muy viejo, aún vivía, solo que la administración del pueblo pasó a manos de su hijo hace un par de años. Llamaron a la puerta y fueron recibidos por una cabra adulta que se asustó del aspecto encapuchado de los visitantes, pero luego de notar el cabello blanco de Moony se calmó y los dejó pasar.
Se despidieron del alcalde y su esposa, quienes los habían ayudado mucho en este tiempo, y les entregaron las llaves de su casa y una bolsa con bastante dinero, pero con una solicitud.
"No sabemos cuando volveremos o si lo haremos, pero nos gustaría si pudieran mantener nuestro hogar en buenos términos mientras no estamos y cuidar de la tumba en nuestro patio. Aquí hay algo de dinero para pagarles este servicio. Gracias por todo y adiós"
Y con esas últimas palabras, los dos hermanos partieron rumbo a su próximo objetivo. No estaban muy lejos, pero el camino a pie podría parecerlo. Sin quitarse la ropa que cubría sus aspectos, avanzaron, primero por el sendero que encontraron la primera vez, rodearon un río hasta encontrar un puente, caminaron por campos de arroz...
Se fueron encontrando con algunas personas por el camino, viajeros, campesinos... un bandido. Un buey bandido los interceptó dentro de un bosque de bambú. Los atacó por sorpresa y no estaban preparados, había saltado sobre ellos desde lo alto con un largo cuchillo.
En desesperación, Riuz extendió su mano tratando de sujetar la mano del buey, liberando inconscientemente una gran cantidad su poder corrupto en forma de una energía rosa. El buey retrocedió con dolor y su mirada se llenó de horror mientras su mente aún estaba cuerda cuando vio que de su brazo empezaba a crecer otro.
El cuerpo del bandido empezó a tener una especie de crecimiento cancerígeno en varias partes del cuerpo. Cuernos, brazos, ojos, cráneos... empezaban a salir aleatoriamente por todo su cuerpo a la vez que se volvía increíblemente agresivo y sin el más mínimo autocontrol.
Riuz tuvo que acabar con él usando su Chastiefol mientras aún estaba sufriendo esas mutaciones, lo que lo volvía un blanco fácil y sin inteligencia. Al acabar con él, usaron el poder puro para volver a la normalidad su cadáver y no dejar pruebas.
En este primer día de viaje ya descubrieron lo que se sentía no tener un halo protector. No hubo grandes daños, solo una leve herida de corte en el pecho de Riuz, pero lo suficientemente pequeña como para que pudiera tratarse a sí mismo.
Siguieron su camino durante tres días, realizando varias paradas, hasta que por fin vislumbraron su objetivo. Pudieron encontrar el poblado más famoso del Valle de la Paz y, a lo alto, en esa montaña, el Palacio de Jade.
Caminaron sin mirar atrás, sin intenciones de detener su paso, siendo recibidos por las miradas de los ciudadanos. Tenían un propósito fijo, uno por el que habían esperado años desde que llegaron.
Luego de una pequeña perdida de orientación en la ciudad y la necesidad de pedir direcciones, ahora estaban frente a las interminables escaleras que subían a la montaña.
Riuz: !!!
Moony: !!!
Los dos hermanos se quedaron mirando las enormes escaleras frente a ellos, les era imposible vislumbrar la cima de la montaña sin forzar un poco la vista.
Moony: Sí que es alto.
Riuz: Muy alto... en la película no pudieron retratar bien cuanto.
Moony: ¿Qué película?
Riuz: ehh... luego te explico, mejor empecemos a subir o no llegaremos antes del anochecer.
Aquí avanzaron con el primer escalón de muchos. Subieron por la escalera por un buen tiempo hasta que ya no pudieron aguantar más y tuvieron que tomar un descanso, asombrándose aún más de esta increíble construcción.
Moony: ¿Qué estamos haciendo aquí?
Riuz: en este lugar se entrenaron y entrenarán varios de los más grandes maestros del Kung Fu.
Moony: ¿Y venimos a conocerlos?
Riuz: Venimos a aprender también, no hay mejor lugar que este para hacerlo.
Moony: ¿Aceptan discípulos?
Riuz: No lo sé.
Moony: ¿Y si nos rechazan?
Riuz: ehh... ahhh... hmm... no lo había pensado, creo que... ¿Improvisar? ¿Suplicar?
Siguieron subiendo y tomaron un segundo descanso al superar los dos tercios, luego, todo lo demás fue de un solo tirón. En la montaña había varias otras edificaciones, pero su objetivo era el palacio principal, por lo que las ignoraron de momento.
...
(Interior del Palacio de Jade)
Una tortuga está parada sobre su bastón, sorprendente considerando lo grande que es en comparación con lo delgado de su bastón. No muy lejos se encontraba su discípulo, a quienes llamaban Shifu, meditando frente a un grupo de velas que iluminaban tres pinturas que representaban estaciones diferentes.
En un momento, una ráfaga de viento entró y pasó por el interior del palacio hasta pasar por donde la tortuga estaba descansando, despertándola de su concentración.
Oogway: Humm... interesante.
Shifu: ¿Qué sucede maestro? ¿Algo le preocupa? -Preguntó Shifu al notar el pequeño sonido que hizo su maestro hace un momento.
Oogway: hummm, no nada... parece que alguien muy revoltoso se dirige al Palacio de Jade. Aunque quisas llamarlo revoltoso sea poco en comparación con lo que puede hacer. Puede que los días de tranquilidad por aquí estén por terminar -sonrío.
Shifu: ¡¿Alguien problemático?! ¿Debo prepara a los cinco? ¿Cuándo vendrá?
Oogaway: Ya está aquí.
...
Aunque costó, ahora ambos estaban ante el mismísimo Palacio de Jade, un inmenso templo con grandes columnas, adornos y tallados de dragones por todo el lugar. Era un lugar bellísimo, incluso Moony que parece que nada la sorprende abrió grande esos hermosos ojos azules que tenía. Si no fuera porque estábamos agotadas quisas hubiéramos ido corriendo a llamar a la puerta.
Luego de tomar un respiro avanzamos, pero antes de que nos pudiéramos acercas mucho, las grandes puertas de palacio se abrieron y de allí vimos salir a un grupo conformado por diferentes especies.
Una pequeña cosa verde, con varias patas, pero que si mirabas de cerca podías ver que parecía una pequeña mujer insectoide.
Una mujer cubierta de plumas, con alas en vez de brazos, como muchos otras aves que vimos en este mundo. Usaba un sombrero de paja en su cabeza. Algo destacable en su cuerpo eran sus piernas que se veían muy fuertes, pero delicadas.
Una mujer que era lo más parecido a un humano de lo que hemos visto hasta ahora. Dos brazos y dos piernas similares a las humanas, pero con una cola. Tenía pelo en la mayor parte del cuerpo, pero no tanto como otros animales.
A lo que podría llamar una lamia, la parte inferior del cuerpo hasta la cintura era la de una serpiente, y la parte superior la de una muchacha delgada. Aunque las escamas no se detenían en la parte inferior.
Pelaje naranja con rayas oscuras, dientes y garras, una mujer tigre con una camiseta roja y bordados de una planta en color negro. Una mirada agresiva que te decía claramente que no debías acercarte.
Frente a este grupo de cinco mujeres había alguien más... chiquita. Una pequeña panda rojo que tenía un bastón. En su rostro se podía ver el paso de la edad, pero la belleza en su ser no se podía ocultar, algo que no esperarías de un viejo maestro de kung fu. Se veía frágil y hermosa, pero dura e inmutable, lo único que rompía esa linda y adorable imagen era que a pesar de ser una chica, tenía dos delgados y largos bigotes a los lados de su nariz.
Riuz: ???
Furious Five and Shifu: ???
Riuz: ¿Mujeres? ¿Todas... son... mujeres? ¿Por qué todas son mujeres?
Shifu: ¿Quiénes son y que han venido a hacer en el Palacio de Jade? -Preguntó la maestra de forma contundente.
Riuz: Eh... ¿Shifuuu? -Preguntó con cierta duda
Shifu: Sí, soy la maestra Shifu del Palacio de Jade. Ahora respondan ¿Quiénes son y que han venido a hacer aquí?
Riuz: Maestro Shifu -Se arrodilló en una pierna y puso su mano contra su puño frente a la maestra shifu, ignorando por un momento el cambio de género que presenciaba. Al mismo tiempo, viendo a su hermano, Moony se inclinó levemente con sus manos juntas.
Furious Five and Shifu: ???
Riuz: Maestro Shifu, venimos desde muy lejos... muy muy lejos, espero que pueda darnos el privilegio de aprender Kung fu en este milagroso lugar.
Shifu: Lo siento, no estamos aceptando nuevos discípulos, pueden marcharse.
Moony: te lo dije -susurró.
Riuz: espere maestro Shifu, nosotros... vinimos desde no se imagina para poder verlo y poder aprender de usted. Podemos darle incontables riquezas y nuestra completa devoción por el Palacio de Jade y el Valle de Paz... solo queremos una oportunidad, deje que le demostremos que somos dignos de aprender -Imploró
Shifu: No necesitamos riquezas ni nada por el estilo, lamentamos el que hayan venido desde tan lejos para nada, pero les convendría empezar a volver -Siguió con un tono rotundo y serio, sin reducir su ímpetu.
Riuz: Pero no podemos solo volver...
Shifu: Entonces nos obligarán a hacerlos volver -Gritó poniéndose en posición de ataque junto a los 5 furiosos que estaban listos para atacar al grito de- ¡KIA!
Riuz: Esperen -puso sus manos delante de él cómo para decirles que se detengan.
Oogway: ¿Qué pasa Shifu? ¿Por qué tanto alboroto? -Salió la vieja tortuga riendo desde la puerta principal.
Shifu: Maestro, estamos evitando que...
Oogway: Evitando que dos interesantes alumnos comiencen con su entrenamiento.
Shifu: Sí... ¿Qué? -miro a su maestro confundido.
Riuz: ¿En serio? Digo, ¡Saludos, gran maestro Oogway! -Volvió a arrodillarse, pero no podía evitar temblar de emoción.
Shifu: Pero maestro, usted dijo que...
Oogway: Sé lo que dije, pero lo que yo nunca dije fue que no los recibiríamos...
Riuz/Shifu: ¡¿Eso quiere decir que...?!
Oogway: Que a este lugar le vendrían bien dos caras nuevas.
Shifu: Pero no podemos entrenarlos, este es un lugar sagrado de disciplina y orden, usted dijo que eran...
Oogway: jajaja, Shifu, eres muy terca para verlo, te haría muy bien el enseñarle, puede que aprendas una o dos cosas para el futuro... incluso creo que es una buena oportunidad para que los cinco puedan enseñarles.
Shifu: ¡¿QUÉ?! Pero aún son estudiantes, ellos no pueden enseñar, como van a... -Respondió molesto, sin entender las intenciones de su maestro, y sin dejar que las cinco dijeran una palabra y solo pudieran admirar la charla en silencio.
Oogway: Una de las formas más brillantes de aprender es el enseñar a otros. Les servirá el poder mostrarle a alguien más cuáles son sus fortalezas.
Shifu: Pero maestro, yo no pienso...
Oogway: No importa si no puedes enseñarle, si no lo haces tú, entonces creo que yo puedo guiarlo un poco jejeje...
Shifu: ¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡PERO...!¡USTED NO HA ENSEÑADO DESDE...!
Oogway: Creo que aún queda la suficiente vida en estos viejos huesos como para dar uno o dos consejos... síganme, tenemos lugar en las barracas -invitó al par de hermanos.
Riuz: ¡¿De verdad?! Wuiiii -Exclamó con felicidad dando un pequeño salto.
Emocionado luego de casi sentir que todo el viaje no había válido para nada, el hermano dio una señal a su hermana y ambos se quitaron las ropas que cubrían sus rostros, dejando ver su 'humanidad' y avanzaron para seguir a Oogway.
*Sonido de sorpresa*
The Furious Five, al igual que Shifu, miraron sorprendidas el aspecto de los hermanos, un aspecto que nunca habían visto. La única persona que no se sobresaltó de forma visible fue Oogway que solo rio en silencio. De entre todos los presente, la maestra tigresa tuvo una segunda sorpresa al recordar una vieja carta.
"... Yo tengo el cabello negro y mi hermana blanco, mis ojos son grises y los de mi hermana azules..."
Tigresa: ¡¿Tú eres?!
Riuz: Hola, mi amiga por correspondencia, si no me equivoco. Es un placer volver a verte, o vernos por primera vez -Saludó mientras seguía avanzando.
Los dos hermanos siguieron a Oogway hasta las barracas, el lugar donde se quedarían a partir de ahora, mientras que los demás se quedaron un rato en la puerta de la entrada, en silencio.
Shifu: ¿Los conoces tigresa? -Cuestionó mientras las demás chicas también la miraban.
Tigresa: hum... creo que sí. Desde que era pequeña me he escrito con alguien, durante varios años, pero en un momento dejamos de hacerlo. Según las descripciones de las cartas, es posible que sea él.
Shifu: la lechuza... -quedó pensativa un rato- Ustedes, vuelva a su rutina normal. No sé que piensa el maestro Oogway, pero veré que pasa con esos dos-