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-Deja de hacernos perder el tiempo, te lo explicaremos todo cuando estemos en Ciudad J -dijo Mayra al tiempo que le quitaba sus manos de encima de mí y salíamos del centro comercial.

Entonces llamamos a un taxi para volver al hotel e hicimos nuestras maletas; pronto, estábamos en el aeropuerto. Durante todo el vuelo, Mayra y yo estuvimos de manos dadas; después de bajar del avión, nos subimos a un taxi y fuimos directo al complejo de apartamentos. Al llegar, Mayra se dispuso a cerrar bien todas las ventanas y puertas antes de dejarse caer en un rincón abatida.

Un silencio intenso había llenado la habitación, después de unos segundos me miro con los ojos enrojecidos y dijo:

-Samara, ¿Qué debemos hacer?

Sacudí la cabeza, tenía muchísimo mido y en realidad no tenía ni la más remota idea de lo que teníamos que hacer.

-Puede que todavía no sepa que estamos en Ciudad J, aquí estaremos a salvo. -agrego ella, pero luego sacudió la cabeza como si estuviera entrando en razón y dijo: -pero tampoco será sencillo que nos escondamos de él, es un experto en tecnología y nos encontrara fácilmente.

La mire todavía sin saber que decir, pues las dos sabíamos que esta vez Jonathan no nos dejaría ir con facilidad; en aquel entonces apenas habíamos logrado huir, pero ahora, si volvía a suceder lo mismo, no estaba segura de tener las fuerzas para salvarme a mí misma.

- ¡Dile a Álvaro que nos ayude! -dijo Mayra de repente -Samara, tienes que ir con él, tiene el poder suficiente para protegerte, además, eres la madre de su hijo, si le cuentas lo que está pasando se asegurara de mantener a Jonathan alejado de ti. -Mayra se había emocionado con su propia idea y me tomo de la mano para salir de casa.

Pero con todo el dolor de mi corazón a detuve.

-Mayra, primero tenemos que calmarnos, ¿está bien? Después pensaremos en esto.

Mayra negó con la cabeza y se mordió el labio llena de miedo.

- ¿Por qué debería calmarme? ¡Después de cinco años deje de tener pesadillas con el1 ¿Por qué aparecía de repente? ¿Por qué? -empezó a decir mientras sollozaba entre mis brazos.

Tenerla así me hizo sentir mucha pena y dolor, pues después de todo, yo tenía la misma idea que ella: que jamás lo volveríamos a ver. Esa noche, apenas pudimos dormir, nos despertábamos todo el rato por las pesadillas; fue al amanecer que Mayra por fin logro conciliar el sueño, pero como yo no pude, una vez que salió el sol me fui al chale.

Sin embargo, jamás imagine que me quedaría del lado de fuera, se suponía que tanto Álvaro como yo, habíamos grabado nuestras huellas para poder entrar en la finca, pero después de intentarlo varias veces no pude desbloquear la puerta. Tarde en darme cuenta de que habían cambiado la cerradura. Me decidí por llamar a Álvaro, pero su línea estaba ocupada, era obvio que había bloqueado mi número; como no sabía que estaba pasando me dirigí a la empresa y como todavía era temprano el edificio estaba prácticamente vacío. Siempre que llegaba los ejecutivos del departamento de finanzas solían recibirme de buena manera y amable, pero ahora no dejaban de hablar a mis espaldas, fruncí las cejas sin saber que ocurría y me fui directamente a mi oficina, pero Estela aun no llegaba.

Revise los documentos que estaban sobre mi escritorio y firme aquellos que lo requerían, una hora después llego Estela, quien estaba sorprendida de verme en la oficina; unos segundos después me saludo con una gran sonrisa. Sin embargo, algo seguía sin estar bien, pues ella solo tomo los papeles que había dejado sobre el escritorio y se dispuso a marcharse.

- ¿Qué pasa? -pregunte antes de que terminara de salir.

En su expresión pude notar lo incomoda que estaba.

-Señorita Arias, ¿en verdad está saliendo con el señor Herrera?

No sabía de qué estaba hablando.

- ¿De qué hablas?

- ¡Del señor Nicolas Herrera! -dijo con curiosidad -hay un rumor que se ha venido esparciendo desde hace un par de días sobre usted con el señor Herrera, hace una noche alguien público un video en el que usted entraba a la misma habitación que el en Ciudad A, pero señorita Arias, se supone que usted acaba de sufrir un intento de aborto y además está casada con el señor Ayala, ¿Por qué…? -no termino su frase.

Yo seguía confundida con su declaración.

- ¿Qué paso mientras yo no estaba?

Entonces saco su teléfono y me enseño una noticia que estaba en primera página; me puse a leer con detenimiento. Al parecer, el rumor empezó desde el día en que fui a cenar con Nicolas en su ostentoso Maybach y los internautas empezaron a inventarse historias cada vez más locas, por lo que al final acabé siendo una zorra. Después de leer todo el artículo, empecé a tener un fuerte dolor de cabeza, ahora entendía porque las personas del departamento de finanzas me miraban raro.

¿Sera esta la razón por la que Álvaro me bloqueo y cambio la cerradura de la finca? En ese momento recordé que Nicolas había cogido una llamada de Álvaro mientras estábamos en el hotel y mi dolor de cabeza se intensifico. ¿Por qué siento que se me está viniendo todo encima?

De repente, mi teléfono empezó a sonar, mire el identificador de llamadas y era Nicolas, me sentí todavía más molesta al contestar; Estela se dio cuenta de que estaría ocupada así que cogió los documentos y se fue.

- ¿Qué pasa? -dije.

- ¿Has visto las noticias? -pregunto con indiferencia.

-Si, las he visto. -respondí entre dientes.

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