Fue como si por un segundo un par miradas parecidas a una criatura que no debería existir se posara en mí, creo que sentí lo que deben sentir los demás animales sienten cuando conocen a una existencia que está por encima de ellos.
El día 16 de octubre, una semana después de llegar a la ciudad de Miyazaki entendí lo que significa la ignorancia, la arrogancia y la vergüenza de creer al ser un humano transformado genética y tecnológicamente podría enfrentar con calma todos los peligros de este mundo.
El aire comenzó a sentirse seco y el sonido de un par de zapatos comenzaron a sonar, un minuto después, estas existencias llegaron por debajo de las farolas y los vi en todo su esplendor, dos seres humanos de unos 2 metros aproximadamente vestidos con pantalones sueltos de tela colores rojo y azul con cinturones y zapatos del mismo material plateado sin camisa y cabellos hasta la cintura del mismo color que sus pantalones y cejas de espada, mostraron con toda confianza lo que creo que se llama la perfección del cuerpo humano. Me quede congelado desde el momento que aparecieron hasta que pasaron de mi lado note que me dieron una mirada de asco e indiferencia por lo que me di cuenta de que instintivamente sabían qué tipo de persona, aunque nunca los había conocido.
En el momento que gire la cabeza para ver lo que creo que nunca olvidare fue que note que las espaldas de estas dos personas parecían una cara de un ogro sonriendo que junto con sus risas maniacas cuando empezó lo que bien podría llamarse masacre, entendí porque me mandaron a esta ciudad y el miedo de las personas del mundo subterráneo de estos lugares. Ellos ya no están en categoría humana, en lugar de mandarnos a este lugar, deberían traer el ejército del país si quieren tratar con este tipo de existencias.