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Midgar y el templo de Tyr 2.268

Al simple hecho de salir de la sala de transferencia donde estaba la representación del Yggdrasil, Rosewisse y Viggo se dieron cuenta de que estaban en Helheim. La antesala que precedía a la sala de transferencias estaba fría y la ventisca se colaba por debajo de la puerta de salida dejando pasar los copos de nieve. El ambiente era extremadamente helado al punto de que Rosewisse empezó a tiritar y Viggo activo su touki de forma inconsciente. Viggo tomo la mano de Rosewisse y le transfirió su touki, lo que hizo tolerable el frio. No obstante, además del frio y la nieve, ambos escucharon el tañido de un martillo sobre un yunque, algo a lo que Viggo era totalmente familiar. Después de todo, en su familia tenía a su padre y madre, sin contar a Tsubaki y su tía Mikoto, todos herreros.

Viggo frunció el ceño pensando en aquel enano de piel azul que se hacía llamar Brok. Pensándolo bien puede que sea otro Brok y no aquel cabeza hueca que creo junto a su hermano el mjolnir, pero si aquel enano escapo, sabía que era culpable. Viggo y Rosewisse se miraron, asintieron y avanzaron por una rampla de energía hasta la antesala. Igual que la vez que aquel enano les hablo, tenía su taller de herrería desplegado en una esquina de la antesala. Tenía de todo, desde una mesa de trabajo hasta una piedra de afilar de esas que pisas un mecanismo y la piedra de afilar gira como una rueda. Viggo y Rosewisse vieron al enano que se hacía llamar Brok martillando una hoja de acero al rojo vivo en un yunque entre el mesón de trabajo y la fragua. Con cada martillazo sacaba una buena cantidad de chispas. Por otro lado, el tañido era constante y controlado, lo que el padre de Viggo llamaría un buen ritmo.

—¡Ey, par de imbéciles!— dijo Brok —van a venir o se van a quedar mirando desde la distancia. Les advierto, si se tratan de pasar de listos conmigo, tengo formas de defenderme—

—Ooooh ¿Cómo cuando arreglaste la cagada que dejaste al pasarle un arma tan destructiva a un loco asesino?— preguntó Viggo en un tono burlesco mientras se acercaba con Rosewisse tomada de su mano y compartiendo el touki

—Es un arma, imbécil ¿Qué querías que hiciera? ¿Dejarla oculta para el resto de la eternidad?—

—¿Haber pensado mejor a quien se la entregabas? No sé ¿Quiza a alguien menos loco? A lo mejor a alguien que no convirtiera a todo Midgar en un mundo de muerte—

Brok le dio un martillazo al metal que desafino todo el ritmo que llevaba, levantó su rostro y miró a Viggo a los ojos.

—¿Por qué te presentas delante de nosotros, enano?— preguntó Viggo —ayudar a unos extraños no reparara todo el daño que hicieron tú y tu hermano—

—Me importa una mierda el daño— dijo Brok —hice lo que hice, igual que todo el mundo. La única diferencia es que mis cagadas se notan un poco más que las demás, pero chico, no soy el único que ha cometido grandes errores, ahora ¿te interesa hacer negocios?—

—¿Qué tipo de negocios?—

—Soy un herrero— respondió el enano —por supuesto que ofrezco armas y armaduras, imbécil—

—¿Qué quieres a cambio?—

—huelo magia Vanir en ustedes, sé que andas con una valkiria, pero me refiero a los metales asgardianos—

Viggo miró a Rosewisse, vio que ella andaba trayendo su armadura de valkiria salvo por el casco. Al mismo tiempo, Rosewisse se cubrió el pecho con la otra mano y lo miró con enojo. Viggo miró al enano y le aclaro —la armadura de Rosewisse no será sacrificada— dijo

—Por supuesto que no ¿Qué clase de valkiria sería si lo hiciera? Son más orgullosas y testarudas que mi abuela. Lo que quiero decir es que andas con lingotes de metal ¿No?—

Viggo miró a Rosewisse y ella frunció el ceño, pero asintió. Ambos miraron al enano y le preguntaron –¿Qué podrías hacer con un lingote de acero asgardiano perfecto?—

—Uno a la vez, par de idiotas— dijo Brok —y no pudo hacer mucho. Para una armadura de calidad deberías ser cinco lingotes. Para un arma dos y así sucesivamente. Uno no es ninguno. Así que, si quieren que haga algo, deben tener dos cosas: materiales y oro—

—Eres bastante descarado— dijo Viggo

—Di lo que quieras, pero cuando eres tan bueno como yo no haces las cosas gratis—

Viggo agacho la mirada durante unos segundos y preguntó —¿Sabes dónde podría encontrar minerales?—

—No lo sé y si vas a salir, ten presente que hay un frio terrible afuera. Usas magia, podrás aguantar durante un momento, pero ten cuidado o te convertirás en paleta de helado—

—Una última pregunta—

—¿Qué quieres ahora?—

—¿Hay algún lugar en donde pueda encontrar manuscritos de herrería enana?—

Brok frunció el ceño y le preguntó de vuelta —¿para qué demonios quiere un dios saber herrería enana?—

—Mi madre es diosa de la forja, mi padre es un gran herrero, quiero tener algo propio y no estar a su sombra—

Brok bufo y dijo de forma despectiva —hablando de gente engreída—

—Olvídalo— respondió Viggo y guio a Rosewisse a la salida.

—Oye, espera, tú la valkiria— grito Brok

Viggo y Rosewisse se detuvieron y lo miraron de soslayo hacia atrás.

—¿Qué quieres?— preguntó Rosewisse con el ceño fruncido

—Tú, eres parecida a alguien ¿Te suena el nombre de Gondul?— pregunto

Rosewisse entrecerró los ojos y respondió —es mi abuela ¿Por qué?—

—Entonces tienes su varita—

—Eso no te importa, es algo de mi familia—

Brok no contesto, pero sonrió de manera amigable. Después miró a Viggo y le dijo —si estás dispuesto a correr peligros por un poco de información de herrería, puedes ir a Niflheim, pero es muy peligroso—

—¿Por qué lo dices ahora?— preguntó Viggo, pero Brok se dio la vuelta y volvió a su trabajo.

Viggo y Rosewisse se miraron a los ojos. No era conocimiento nuevo, más bien, estaban esperando encontrar algo interesante en Niflheim por el hecho de que Ivaldi había estado ahí. Sin embargo, ahora podrían tener un indicio de lo que podrían encontrar. En cierto sentido era verdad lo que dijo Viggo, no quería estar a la sombra de sus padres, sin considerar que lo que ellos sabían y como lo hacían, le tomaría a Viggo varias decenas de años para ser mínimamente eficiente. No esperaba un camino fácil ni más rápido con la herrería enana de este mundo, pero al menos darle su propio estilo a su herrería.

Viggo y Rosewisse caminaron a las puertas de salida hechas de metal con cinco metros de altura y dos metros de ancho cada una. Viggo soltó a Rosewisse por unos momentos, encajo sus dedos entre las puertas y las abrió de golpe. La ventisca los golpeo de frente haciendo y un mundo nublado y oscuro quedó delante de sus ojos. Por delante se extendía el mismo puente de piedra obsidiana y enchapado en oro que en los otros reinos, pero aquí estaba congelado, con enormes montículos de hielo cubriendo gran parte del camino.

—¡Ey, maldición!— grito Brok desde el interior —si vas a salir, cierra la maldita puerta y no te pongas a mirar el paisaje—

Viggo miró hacia atrás y vio a Rosewisse abrazándose a sí misma. Viggo le hizo el gesto para que saliera y así lo hizo. Viggo soltó rápidamente las puertas, salió y la abrazó transmitiéndole su touki rojo. Eso le provoco un enorme alivio a Rosewisse.

—Gracias, pensé que iba a morir de frio— dijo Rosewisse en voz baja

—Entiendo, no te alejes de mi en ninguna circunstancia— respondió Viggo —yo proveo el touki y tú lanzas magia ¿Podrás hacerlo?—

—Sí, creo que sí—

—Bien—

Viggo tomo la mano izquierda de Rosewisse para seguir suministrando touki y ella materializo su varita de plata en la mano derecha. Después Viggo utilizo su clarividencia para enlazar la existencia de Rosewisse que como valkiria emitía un tipo de energía y busco la señal parecida a la de Rosewisse. La clarividencia de Viggo se elevó por los cielos como si fuera un ave, pero no se vio afectada por las fuertes ventiscas y la nieve. La visión de Viggo viajo a lo largo del puente, pero a diferencia de los otros reinos, este se extendía de forma indefinida a la distancia. Al mismo tiempo, la nieve y el hielo lo cubría todo, obstruyendo gran parte del camino. Viggo vio como los espectros hechos de una materia similar a la niebla verde de los cuervos de Odín viajaban por el puente, pero se quedaban estancados frente a un enorme portal de varias decenas de metros de alto y de ancho. No obstante, ese no era su objetivo, así que continúo viajando con su clarividencia y vio que el puente tenía una conexión con una montaña al lado izquierdo del puente, ahí había una cueva y en esa cueva se veía la entrada a la cámara Odín. Diferente de otros reinos, aquí no había una gran puerta ni un sello rúnico de piedra con forma de diamante.

Viggo cerró sus ojos y desactivo su clarividencia, miró a Rosewisse, ella estaba bien y lo miraba más a gusto. El touki era algo demasiado conveniente en estas circunstancias.

—¿Crees que puedas volar?— preguntó Viggo

Rosewisse elevo la mirada, tomo conciencia de lo fuerte que se veían las ventiscas y negó con la cabeza —puede ser peligroso y no estoy dispuesta a correr ese riesgo. Mejor caminemos, si no hay camino, tendremos que escalar o algo, pero es mejor que correr el riesgo de ser empujados en el aire y caer a las profundidades de Hel—

—Entiendo— respondió Viggo y ambos comenzaron a caminar, pasando por entremedio de los montículos de nieve y hielo que cubrían en largo puente de Helheim. El paisaje siempre era el mismo, hielo y nieve, con la única variación de que de vez en cuando veían a algún espectro intangible atravesar sus cuerpos y avanzar. Durante las dos primeras horas de caminata fueron pocas veces las que paso dicho suceso, pero a medida que se alejaban del templo de Tyr era más frecuente la visión de los espectros en el puente al punto que en un momento se contaban por decenas.

Por otro lado, las estatuas heroicas del puente de templo de Tyr cambiaron por estatuas que imitaban la forma de los espectros y se veían lamentables. Todos ellos avanzando con cuerpos desnutridos, débiles o en poses de súplica.

Finalmente, Viggo y Rosewisse llegaron frente a la gran puerta con varias decenas de metros de alto y ancho que impedían el avance de los espectros. Viggo y Rosewisse continuaron avanzando y ahora eran ellos que atravesaban los cuerpos de los espectros, pero estos luego recuperaban su forma como si fueran nubes de vapor o algo intangible que se recuperaba. Al llegar frente a las puertas, Viggo llevo su mano izquierda a la superficie y la palmeo; roca sólida y fría, pensó.

Viggo y Rosewisse miraron a los lados de la puerta, donde había grandes montañas de nieve y hielo. Viggo guio a Rosewisse hacia la izquierda y como supuso, había un camino para pasar al otro lado. Sin embargo, esto le genero la pregunta ¿Por qué los espectros no pasaban por aquí? Era una pequeña cueva de un metro de ancho y dos metros de alto, viable para cualquier persona ¿Acaso dicha puerta gigante tenía algo en especial que ayudaba a guiar a los espectros para que no se perdieran?

—No importa— murmuro Viggo —vamos, Rosewisse, mientras más luego lleguemos a la cámara de Odín, más luego estaremos fuera de todo este frio—

—Sí, es lo mejor, pero esto será doloroso— dijo Rosewisse mirando la cueva que atravesaba el hielo y la nieve hasta el otro lado.

—En ese caso quítate tu armadura, de esa manera tendrás menos volumen en tus alas y serán más flexibles—

Rosewisse asintió y desvaneció su armadura de valkiria para solo quedar en un vestido largo de una pieza y los pies descalzos. Si no hubiera tenido la capa de touki sobre su cuerpo ahora estaría en shock.

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