webnovel

Valkiria y Familia 2.145

-¿Segura que lo quieres hacer?- preguntó Viggo, deteniéndose delante de un camino cubierto de miasma negro. Sin embargo, lo que le preocupaba no era lo que tenía por delante, sino lo que había por encima.

-No seas llorón- dijo Rosewisse con una sonrisa en los labios -ya te dije que no lo volvería hacer de nuevo-

Viggo miró la montaña por delante. En una de sus caras habían tallado el rostro de un gigante que ahora desde su boca emergía un miasma negro que cubría todo el camino que descendía serpenteando hasta Viggo y Rosewisse. Según Rosewisse era una magia arcana muy poderosa. Así que lo único que quedaba para poder subir a la cima de la montaña era volar, cosa que no le agrado mucho a Viggo por su anterior experiencia. Viggo miraba como la montaña rocosa y cubierta de nieve hasta la cima se extendía hasta casi tocar el cielo. Eran muchos kilómetros de caída libre y no sería para nada gracioso que Rosewisse se burlara de él como lo hizo la vez anterior.

Viggo miró a Rosewisse quien estaba de pie a su lado derecho, con una postura rebosante de confianza y los brazos cruzados. Su largó cabello de plata caía a los lados de su rostro, realzando la belleza de sus ojos azules. Sin embargo, Viggo pudo ver en su mirada que ella estaba disfrutando el molestarlo con las alturas. Viggo frunció el ceño y gruño de mal humor, pero lo único que logro es hacer reír a Rosewisse como un hada.

Rosewisse termino de reír y lo miró con una sonrisa amigable -vamos ¿lo vamos a hacer o no?- preguntó

Viggo soltó un suspiro, miró hacia atrás y pudo ver la montaña que bajaba en una pronunciada pendiente hasta los bosques que bordeaban el Lago de los Nueve Reinos. Al mismo tiempo, el lago se veía como una enorme masa de agua que alcanzaba cada esquina de Midgar. Viggo soltó un suspiro y miró a Rosewisse una vez más -solo ten cuidado ¿Sí? Hay gente esperándome en mi casa- dijo

Rosewisse puso una mirada melancólica, no porque no quedará nadie esperando en su casa, sino porque Viggo en una de las tantas conversaciones, le había contado de su vida en Orario. Viggo, sin lugar a duda, era la persona más conversadora y entretenida que había conocido en su vida. Nada de pretensiones, ni menosprecio o actitudes altivas. Él era todo sonrisas, una broma por aquí, otra por allá. Era guapo, alto, fuerte, pero tenía cinco esposas. Rosewisse tacho la cara de Viggo de su mente al instante en que lo escucho. No era buena idea mezclarse con una persona tan lujuriosa.

Rosewisse tomo una profunda respiración y camino para pararse por detrás de Viggo. Después lo abrazo por detrás y entrelazo sus manos por delante para darle la seguridad de que no lo soltaría. Ella le preguntó en un tono bajo -¿Estás listo?-

Viggo asintió y miró hacia la cima de la montaña coronada de nieve.

Rosewisse también alzo la mirada a la cima de la montaña, se agacho un poco y dio un potente saltó que la elevo a cinco metros del piso. Viggo no grito está vez y ella comenzó a batir sus alas en un movimiento constantes que los elevaba a ambos.

Viggo sentía los fríos ventarrones hacer que Rosewisse se tambaleara en el aire, pero ella retomaba el control al instante y continuaba ascendiendo. Viggo miró hacia abajo y vio como poco a poco se alejaban de tierra firme y se elevaban a alturas aterradoras. Aunque creía que si utilizara su touki podría sobrevivir a este nivel de caída, no lo quería experimentar.

-Mira hacia arriba- dijo Rosewisse mientras miraba a las nubes en el cielo y a la cima de la montaña nevada -no hay nada bueno allá abajo. Lo grandioso está en los cielos-

Viggo levantó su mirada y pudo ver que podía ver las otras montañas en frente, de menos tamaño y como entremedio de ellas había valles plagados de vegetación. Algo que uno nunca se esperaría de una cierra nevada. Aunque claro, para acceder a esos valles uno debería atravesar las montañas y la nieve. Rosewisse se continuó elevando y Viggo pudo ver que más al norte había un extenso lago que alimentaba un valle. En el centro del valle había una estatua de un hombre sosteniendo un martillo en su mano derecha. Desde esta distancia se veía como un pequeño soldadito que podías ocultar con el pulgar de tu mano.

Viggo elevó su mirada y poco a poco pudo ver la cima. Sin embargo, más sorprendente fueron las grietas de varios cientos de metros en la montaña, que a su vez le permitieron mirar el interior y darse cuenta de que adentro de la montaña habían construido una ciudad, con casas y puentes construidos en roca. A esa altura, Viggo comenzó a sentir bastante frio y canalizo touki alrededor de su cuerpo. También lo transmitió a Rosewisse, quien de repente se sintió demasiado fuerte y aleteo con tanta fuerza que se impulsó hacia adelante, perdiendo el control por unos segundos.

Viggo y Rosewisse comenzaron a dar vuelta y a gritar al mismo tiempo. Sin embargo, Rosewisse con su experiencia y habilidad, logro extender sus alas correctamente y retomar el control del vuelo.

-Estúpido Viggo- grito Rosewisse en el aire mientras aleteaba con sus largas alas para mantenerse volando. El grito se escuchó a la distancia e hizo eco en las montañas -¿Qué rayos me hiciste? Casi nos matas-

-Lo siento- dijo Viggo, sujetando las manos de Rosewisse para que ella no lo soltara -solo tenía frio y canalice touki. Lo compartí contigo y paso lo que paso-

Rosewisse soltó un suspiro, ahora que el peligro había pasado se dio cuenta de que el frio se había ido. Era como si estuviera en un lugar cálido, a pesar de que la montaña por debajo de ella estaba cubierta de kilómetros de nieve -para la próxima, avísame. Es difícil volar mientras llevó a alguien. Si modificas mi fuerza sin avisarme, puede pasar lo que paso hace un instante-

-Lo siento, no volverá a pasar-

Rosewisse asintió y continúo volando hasta llegar a la cima de la montaña. Después voló al sur hacia la montaña de al lado y se detuvo en medio de ambas montañas, donde había un puente natural que conectaba ambas cimas. Ella aleteo con cuidado, descendiendo hasta que, a dos metros del suelo, soltó a Viggo y él cayó de pie en la nieve. Ella continúo descendiendo y se detuvo delante de Viggo. Rosewisse se cruzó de brazos y miró a Viggo con el ceño fruncido. Este último mostro una sonrisa divertida y dijo -ok, ok, lo siento, ya te dije que lo siento. No volverá a ocurrir-

-Está bien- dijo Rosewisse asintiendo con una expresión seria -pero como castigo tienes que seguir compartiendo esa extraña aura roja-

-Se llama touki, es una técnica que me enseño mi padre- respondió Viggo de buen humor. Tendió su mano y Rosewisse la tomo. Después se dieron la vuelta, mirando a la cima de la otra montaña -es muy conveniente ¿No?-

-Y que lo digas- respondió Rosewisse con una sonrisa mientras el aura rojiza la recubría. El frio de la nieve en el suelo y el frio del aire se fueron como por arte de magia. Incluso si metió sus pies en la nieve hasta los tobillos, no le incomodo.

Ellos continuaron caminando mientras veían la cima de la otra montaña. Era una zona especial, un santuario, por decirlo así. Se veía una extraña energía flotando alrededor, una base de roca tallada y aplanada en la cima, con un árbol creciendo de un lado y en contraposición, un arco hecho de roca sólida. Ambas cosas demasiado raras para esta región.

Viggo se detuvo y miró en dirección a la casa de Kratos y notó un bosque de color rojo muy cerca. Por su intenso color, pensó que debió haber sido un jardín oculto o algo así. Quizá había una bruja seidr en ese lugar. Después miró a la casa de Kratos, en el bosque entre las montañas y soltó un suspiro de melancolía.

-A lo mejor debería haberme quedado callado- murmuro Viggo con tristeza. Faye estaba enferma y no sabía cuándo iba a morir. Atreus estaba demasiado pequeño y solo para afrontar tal perdida por su cuenta. Su maestro…era un idiota por alejarse de su familia.

-¿Qué cosa?- preguntó Rosewisse sosteniendo la mano de Viggo y mirando en la dirección en que él veía. También noto el bosque de color rojizo, muy cerca de un rio que iba a parar al Lago de los Nueve Reinos.

-Yo, le conté a mi maestro mis pensamientos. Él me aconsejo de cómo lidiar con el dios. Primero debería encontrar información de como ubicarlo y saber cuáles eran sus debilidades. Después averiguar quiénes eran sus generales y en qué orden matarlos. Sin embargo, al final, él realizo una breve prueba de fuerza y me echo de la montaña en donde él y su familia vivían. Dijo que mi desafío era muy peligroso y que no permitiría que yo exponga a su esposa e hijo-

-Es entendible- respondió Rosewisse con una voz pequeña que se la llevo una ráfaga de viento -no todos se proponen matar al dios Odín-

-Incluso si me dices eso- respondió Viggo mirando a la distancia -todavía lo dudo, no tengo razones para odiarlo ni para querer matarlo. Es cierto que hizo algo horrible a la gente de todo Midgar. Sin embargo, eso no tiene nada que ver conmigo. Además, paso hace tanto tiempo- Viggo miró a Rosewisse a los ojos y le preguntó -¿Me odias por ser indeciso? ¿Por no buscar la justicia para la gente que murió de forma injusta?-

Rosewisse negó con la cabeza -incluso yo lo dudo- dijo -en un principio pensé que quería hacer lo correcto por la abuela y Vanaheim, pero después de escuchar esas pocas palabras que me dijiste, comencé a dudar. Así de fuertes eran mis convicciones. Que tonto ¿No?-

-Mi padre, a veces dice cosas que te ponen en una posición difícil- dijo Viggo con una sonrisa en los labios, miró hacia Midgar mientras pasaba una ráfaga de viento que ondeaba su cabello rojo. Rosewisse lo miró desde el lado y lo encontró el hombre más hermoso que haya conocido. Viggo continuo -cuando era niño quería ser un héroe, quería ser fuerte y castigar a las personas malas. Mi padre tenía paciencia y toleraba mis estupideces. Incluso movía sus influencias para que nadie me fuera a matar en los barrios bajos cuando me ponía a luchar contra los maleantes. Un día de esos, en uno de los tantos consejos que medio, dijo "Está bien si quieres ser un héroe, pero te recuerdo que en casa te espera tú madre y tus hermanos. Si mueres ¿Te has puesto a pensar lo que les pasara a ellos? Todas las historias de héroes son hermosas, poéticas y toda la mierda idealista que tú quieras. Sin embargo, esas historias se olvidan de mencionar a las personas que quedaron atrás"-

-Es…- dijo Rosewisse agachando la mirada, sintiendo pena de solo escucharlo -triste, pero real. Cuando mis padres murieron también sufrí, pensé que sería el fin del mundo, mi corazón todavía duele. Al parecer, uno nunca olvida a los que ama. Solo cargas con esas pérdidas-

-Puede ser-

Rosewisse miró a Viggo, con el rostro enmarcado en el rojo de los cabellos. Ella se abrazó al brazo de Viggo y miró a Midgar, sin decir una palabra. A lo mejor, esta sería la última vez que se vieran.

Próximo capítulo