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De amores y razones 1.102

Como termino la subasta, Hephaestus volvió a la casa de Kain y la mansión se volvió un lugar agradable para Semiramis. Así que ella, Viggo y las chicas se quedaron otra semana. Durante ese tiempo, Viggo presento a Sakura y Ana con Tsubaki mientras Semiramis y Scheherezade fueron a conocer la tienda que les estaba entregando Hera. Todo prosiguió con total normalidad, salvo que ahora más desinhibidos, Viggo y las chicas tenían sexo cada vez que podían.

Cuando empezó la segunda semana de estancia en la mansión de Hephaestus, Viggo llevo a Scheherezade a conocer a Tsubaki. Todo esto con el fin de conocer a alguien de la familia Ganesha, especialistas en domar a monstruos del calabozo. Viggo iba a estar ocupado durante un largo tiempo, así que Scheherezade debería esperar para incursionar en el calabozo. Sin embargo, en sus ganas de conocer a criaturas extraordinarias, ella insistió en documentar a las criaturas que tenían en cautiverio.

Cuando Viggo presento a Scheherezade con Tsubaki, ambas fueron cordiales con la otra. Por un lado, estaba una belleza exótica como Scheherezade, de mirada lánguida y físico voluptuoso. Y por otro lado estaba Tsubaki, quien se veía despierta y activa, con el físico de una guerrera que también es una mujer.

-Muchas gracias por tu tiempo- dijo Scheherezade con su voz suave y agradable al oído.

Tsubaki sonrió y le dijo -no pasa nada, es un favor para mi hombre. Él después me lo pagará, así que tú no tienes por qué preocuparte-

Scheherezade no tomo en consideración las provocaciones de Tsubaki y solo asintió. Tsubaki frunció el ceño y chasqueo la lengua, como encontrando demasiado aburrido molestar a alguien como Scheherezade. Mucho más divertidas fueron las mellizas Sakura y Ana, las cuales querían luchar por todo con Tsubaki. Por supuesto, Tsubaki las venció en todo y ellas recibieron numerosos castigos.

Ese día el cielo estaba despejado y como siempre, la calle principal del distrito herrero estaba llena de aventureros. Viggo iba por delante, llevando de la mano a Tsubaki y Scheherezade. La primera para causar molestias al resto de los aventureros y a lo mejor, obligar a Viggo a defenderse de la ira de los solterones. La segunda, iba de la mano de Viggo porque era la forma más adecuada de viajar con tu pareja.

Viggo en medio de ellas dos, se sintió como si estuviera en medio de un mar agitando; entre el bamboleo de las olas y un cielo despejado. No obstante, él siguió avanzando mientras el resto de los aventureros que los veían a lo largo de la calle lo miraban llenos de resentimientos.

-Oye- dijo un tipo alto y moreno, tenía la cabeza cuadrada y un físico tonificado -mujer, ven conmigo y deja a ese mocoso-

Los tres se detuvieron y Tsubaki miró hacia atrás -¿Me hablas a mí?- pregunto en un tono inocente, como si fuera una pobre damisela.

-A ti no, cállate- respondió el tipo, aunque no conociera a Tsubaki en persona, ella era muy famosa como herrera y aventurera. El tipo estaba mirando a Scheherezade y sus hermosos ojos color esmeralda. Ese velo que le cubría la boca la hacía ver misteriosa y sobre todo, ese cuerpo la hacia una bomba sexy.

Sin embargo, su respuesta no fue la adecuada. Sobre todo, porque le respondió a alguien tan mal perdedor como Tsubaki. Ella miró a Viggo y le dijo -acaba con él-

Viggo soltó un suspiro y asintió. Soltó de mala gana la suave y delicada mano de Scheherezade. Se dio la vuelta y camino hasta el tipo que era unos veinte centímetros más alto que él. Viggo tuvo que elevar la mirada para que su vista coincidiera.

-¡¿Qué?!- pregunto el tipo abriendo los brazos, como si le estuviera ofreciendo el primer golpe -tu cara bonita no te servirá en una pelea-

Sin embargo, Viggo solo lo estaba evaluando. No es como si él pudiera hacer lo mismo que su padre y decir con certeza; la fuerza, tipo de habilidad, afinidad mágica y arma que usa. No obstante, Viggo tenía su instinto y este le decía que este tipo a lo sumo era un nivel 3. Por lo cual, Viggo utilizaría solo una parte de su fuerza y zanjaría las cosas con el menor daño. Viggo apretó su puño izquierdo y sin que el otro se diera cuenta, le lanzó un puñetazo al hígado.

El tipo abrió los ojos amplios, soltó un grito ahogado y cayó de rodillas sujetándose el estómago.

Viggo se dio la vuelta y camino hasta Tsubaki y Scheherezade. Él las tomo de las manos y continuaron su camino mientras el tipo se quedaba en el suelo sin poder recomponerse del golpe.

-Oye, te dije que lo acabaras, no que lo mataras- dijo Tsubaki con una gran sonrisa, por sus palabras parecía preocupada por los resultados, pero su sonrisa y actitud decía que disfrutaba de la miseria de otros.

-Nadie lo acabo o lo mato- respondió Viggo mientras Scheherezade lo miraba desde el lado -solo lo golpee en el hígado y quedó fuera de combate. Es un golpe de boxeo que, si lo das en el lugar preciso, el oponente queda sin fuerzas. Mi maestro me hizo experimentarlo un centenar de veces y cree, duele como el infierno-

Tsubaki asintió y Scheherezade tomo nota en su mente de otra cosa que preguntarle a Viggo. Sin embargo, no era el momento ni el lugar.

Viggo y las chicas siguieron avanzando a lo largo del distrito herrero, fueron hasta la torre de Babel en el centro de la ciudad y cruzaron al distrito Este, muy cerca de la zona de Dedalus. En ese lugar la familia Ganesha tenía su coliseo y sus bodegas atestadas de monstruos traídos del calabozo.

Una vez que llegaron al coliseo, Tsubaki tomo el mando del grupo y los llevo directamente a las bodegas. En la entrada principal estaba una muchacha de pelo azul. Ella usaba un vestido color naranja que le cubría desde el cuello hasta los tobillos. Al mismo tiempo, el vestido tenía dos largos tajos que empezaba desde la cadera hasta llegar a la parte más baja. Se veía seria para su edad, ya que a simple vista debería tener la misma edad que Tsubaki. Ella estaba apoyada en la pared, pero en cuanto vio a Tsubaki se empujó con las manos y quedó de pie con la espalda recta.

-Te demoraste mucho- dijo la muchacha de pelo azul con el ceño fruncido.

-Lo siento, lo siento- respondió Tsubaki con una sonrisa astuta. Ella soltó a Viggo y avanzó por delante hasta pararse frente a la chica.

-¿Quiénes son?-

-El guapo pelirrojo es mi hombre y la chica de los ojos verdes es su esposa-

-¡¿Ah?!- grito la muchacha como si no lo pudiera creer

-Estas poniendo cara de tonta ¿sabes?- dijo Tsubaki sin descomponer su sonrisa

-¿Eres un segundo plato?-

-Oye, eso es ofensivo- respondió Tsubaki frunciendo el ceño -yo no te digo nada porque estás loca por tu dios y él ni siquiera sabe que existes-

-¡Tsubaki!- protesto la muchacha

-Te escucho fuerte y claro, no tienes que gritar-

-Ya no somos amigas-

Tsubaki soltó un suspiro y la abrazo por el cuello, dándole la espalda a Viggo y Scheherezade -no seas así, tu empezaste- le dijo en un tono bajo -no tienes por qué criticar mi relación-

-Pero parece que te están utilizando- respondió la muchacha en un tono bajo

-¿A quién van a estar utilizando, cabeza hueca?- respondió Tsubaki apretando su abrazo alrededor del cuello de la muchacha y ella al mismo tiempo, luchando para zafarse -conozco a este chico desde que nació, él es de los buenos, un poco tonto, pero de los buenos- entonces soltó su abrazo.

La muchacha se acariciaba el cuello y le pregunto -¿Cómo lo conoces desde que nació? ¿Eran vecinos?-

-No, hermanos. Bueno, no. Éramos hermanastros, sin vinculo de sangre para ser más precisos-

Sin embargo, la información fue demasiada para la muchacha y ella quedó de piedra sin saber que responder.

Tsubaki soltó un suspiro y se dio la vuelta para mirar a Viggo y Scheherezade con una gran sonrisa -está chica es una clienta de mi herrería que con el tiempo nos volvimos amigas. Es un poco. Bueno, no. Es demasiado seria, pero no se lo tomen a mal, ella es buena persona y alguien confiable. Se llama Shakti Varma, una aventurera de nivel 2-

Viggo y Scheherezade miraron a Shakti que parecía sobrepasada por la información que le dio Tsubaki.

Diez minutos después, Shakti llevo al grupo por las bodegas dentro del coliseo de la familia Ganesha. A lo largo de la bodega habían repartido numerosas jaulas de acuerdo con la necesidad de la criatura. Había goblin y Kobold del 1° piso hasta Espaldas Plateadas del 12° piso. Shakti hablaba como si fuera una guía turística y les relataba el entorno en el que vivían y cuáles eran sus fortalezas.

Por otro lado, Scheherezade saco una gran libreta y comenzó a transcribir todo lo que escuchaba. Sin embargo, cuando llegaba el momento de capturar la esencia de la criatura y plasmarla a través de un dibujo, Scheherezade miraba a Viggo con resentimiento y él sabía porque era. Todavía estaba la promesa de aprender a dibujar, cosa que todavía no había podido ver con Semiramis. No obstante, complacer a una de sus mujeres le iba a salir caro. Semiramis también quería que Viggo aprendiera de joyas, piedras preciosas y que le pidiera a su padre que le enseñará el oficio de la joyería. Muchas tareas, mucho tiempo y todo un extenso esfuerzo para complacer a sus mujeres. El único alivio de Viggo en este momento eran Sakura y Ana, quienes solo querían ir al calabozo y cazar con él. Viggo se preguntó si cuando ellas maduren le empezarán a pedir que haga cosas por ellas. A lo mejor Sakura no, ella es alguien que disfruta complaciendo a los demás, pero Ana puede que pida algo en especial. Viggo soltó un suspiro de solo pensarlo y entonces entendió a que se refería Aquiles con ser demasiado serio tan joven. Tener varias mujeres no era tan sencillo como se lo imagino en un principio.

Por su parte, Tsubaki veía a Shakti responder algunas dudas de Scheherezade. Ella miró a Viggo que iba con el ceño fruncido, como si tuviera que lidiar con muchas cosas a la vez -¿En qué piensas, rojo?- pregunto

Viggo la miró algo confundido, ya que ella nunca se había referido a él con ese nombre, pero de todos modos respondió -en nada, solo pensando en mi horario de ahora en adelante. Mi viejo quiere empezar con el entrenamiento de touki. Scheherezade quiere que estudie dibujo con Semiramis y Semiramis quiere que enseñarme a evaluar piedras preciosas y joyas. Son muchas cosas-

-Touki ¿verdad?- dijo Tsubaki con una sonrisa nostálgica -mi viejo también me quiso enseñar esa técnica, pero no tuve la suficiente habilidad y solo alcance a lograr el refuerzo mágico. Como su hijo de verdad tienes que dar lo mejor para no defraudarlo-

-Sabes que a papá nunca le ha importado esas cosas como "hijos de verdad". También eres su hija-

-Lo sé, idiota, pero, aunque él no lo quiera decir, debe tener un sentimiento especial por ti. Aquella vez que saliste corriendo y casi te matan por andar jugando al héroe, lo vi muy mal. Nunca en toda mi vida lo había visto tan triste. En ese momento pensé que te quería, pero al mismo tiempo, me hubiera gustado partirte la cara a puñetazos -

Viggo hizo una sonrisa incomoda y respondió -yo también, papá solo quería lo mejor, pero yo le respondí mal-

-Nada que hacerle, como dice el viejo- dijo Tsubaki mirando a Viggo a los ojos y ambos continuaron la frase al unísono -Lo hecho, hecho está-

Entonces los dos se rieron al mismo tiempo recordando una de las tantas enseñanzas de Kain.

Al mismo tiempo, Scheherezade y Shakti los veían reír como si fueran los mejores amigos del mundo. Sin embargo, Viggo y Tsubaki iban de la mano para empezar a romper esa línea y volverse poco a poco una pareja de verdad.

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