La masacre

Hoy era el peor día desde que renací en este mundo, la muerte no había sido un problema hasta este momento.

No existía un manual, que pudiera explicar como resistir estos sentimientos, el letargo que sentí al comienzo, para luego centrarme en lo que había pasado.

Estaba muy mal, pero no podía dejar que vieran mi dolor, me haría ver débil y seguir en la carpa una hora después de que recibiera la noticia también lo haría.

Pero no estaba listo, Raiko me vio crecer, siempre fue un buen tío y me enseño algunas veces.

Saber que no lo volvería a ver, ni escuchar sus irónicas frases, me hacía sentir peor recordar su forma de ser, pero pensar en como reaccionaria Yori cuando se enterara era más triste aún.

Tenía su hombrera en mi mano, y es que el clan no podía quedar sin un líder a cargo, y el único miembro de la familia principal presente soy yo.

Siempre quise estar a cargo de una misión, pero no de esta forma, pero tampoco podía dejar atrás mi responsabilidad.

Llevaré con orgullo, la hombrera de Raiko y me aseguraré de que su memoria sea respetada.

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Cuando salí de la tienda con la hombrera puesta todos me miraron, pero nadie dio indicios de duda mi posición en el clan estaba más que ganada.

Kento: "Aki, ya recolectamos las bajas".

Kento tenía más años que yo en esto de perder familiares y personas cercanas así que estaba lo suficientemente recuperado.

Aki: "¿Qué tan malo fue?"

Kento: "Perdimos treinta y cuatro ninjas del clan, el clan Hyuga perdió veinticinco, y los Senju nos confirmaron las perdidas de ciento cincuenta de los suyos"

Las perdidas fueron terribles.

Aki: "Bajas confirmadas de los enemigos"

Kento: "El enemigo se retiró y pudimos limpiar el campo, doscientas cincuenta bajas del clan Hagoromo y los Uchiha perdieron cincuenta, al parecer nuestros números al comienzo eran parejos y logramos una ventaja mientras avanzaba la pelea"

Kento: "Descansen y estén preparados"

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Asahi no había muerto así que la cadena de mando de nuestra alianza seguía en orden.

Él pensó lo mismo que yo, envío un mensajero hacia Ikiri con las noticias, y la necesidad urgente de recibir refuerzos.

La respuesta llegaría en un día

Durante ese tiempo me encargué de descubrir como murió un ninja de grandes capacidades como Raiko.

Al parecer se encargó de detener la ofensiva inicial de los Uchiha, peleando contra su líder, Después de resistirlo durante treinta minutos, termino matando al líder Uchiha, pero recibiendo un golpe mortal al mismo tiempo.

Murió eliminando a un enemigo que sabía que podía causar muchos peligros, murió como el héroe que tenía en mi mente.

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La respuesta de Ikiri llego al mismo tiempo que un mensaje enviado por el gobernador del Fuego.

Los Hyuga no se tomarían a la ligera un enfrentamiento con los Uchiha, y decidieron mandar cien ninjas adicionales, mientras que cuarenta ninjas del clan Kurokawa los acompañarían.

Mi padre no me relevo de mi cargo, aunque con los refuerzos venía Fudo, en el mensaje dijo que estarían bajo mi cargo, me estaba volviendo a poner bajo presión.

Y no estoy seguro de si era el momento para querer darme lecciones.

Mientras tanto los Senju recibirían refuerzos, el gobernador pacto con el clan Uzumaki, quienes enviarían trescientos de los suyos.

Solo teníamos que esperar tres días para tener todas nuestras fuerzas reunidas.

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Al segundo día llegaron los refuerzos de Ikiri y el ejército de ninjas volvió a cobrar fuerza poco a poco.

El primero que vino a mi encuentro fue Fudo

Fudo : "Lord Kano te envía sus saludos, lamento muchísimo la perdida de Raiko"

Lucia muy apenado.

Aki: "Yo también lo lamento, ¿Lord Kano no envió un mensaje?"

No quería revivir los sentimientos negativos, no ahora

Fudo: "No fue escrito, solo fue una orden"

Aki: "¿Cuál?"

Se acercó un poco a mi oreja

Fudo: "El clan Hagoromo debe dejar de existir"

El solo mencionar esas palabras me daban una idea clara del dolor que sentía mi padre con la perdida de su hermano.

Si es que acaso Fudo fue literal al trasmitir sus órdenes, estaban fuera de la normalidad, ya que normalmente eran frases como "cuida al clan".

El odio había ganado una parte en su corazón al igual que en el mío.

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Al tercer día avanzamos hacia la ciudad de Kino nuevamente, pero no hubo rastro de los Hagoromo, ni de los Uchiha, se habían retirado de la guerra al parecer.

Entonces entramos a Kino y los ninjas bañados en sed de venganza mataron a los guerreros que intentaban defenderla.

Un ejército de casi ochocientos ninjas arraso con las defensas en cuestión de horas, Kino maldijo el día en que contrato al clan Hagoromo.

Pero el clan Hagoromo era ingenuo si creía que con solo retirarse todo terminaría.

El ejército siguió marchando hacia donde los Senju creían que estaba su aldea, solo un día más nos demoramos en encontrarla.

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Antes del ataque estaba tratando de relajarme y no dejar que mi odio me dominara y me hiciera comerte algún error en batalla.

Logre controlarlo ligeramente, pero la verdad es que cuando dieron la orden de atacar la ira me desbordo.

La aldea tenía intentos de barricadas por todo sitios, el clan Hagoromo estaba consciente de su error, durante esta guerra y de su destino.

Al comienzo parecía un déjà vu del clan Satomi, las casas se incendiaron y los enemigos empezaron a morir.

Personalmente me encargué de acabar con varios de ellos haciéndolos morir de la forma más sangrienta posible, cortándole la arteria y verlos desangrarse.

Cada uno de ellos tenía que luchar contra tres para intentar ganar y por más Chakra que tuvieran era imposible si te enfrentas al clan Uzumaki y al Senju que tienen la misma cantidad o superior Chakra.

Encima tienes al Hyuga con una visión perfecta de casi 360 grados, acompañados por un muy enojado y lleno de sed de venganza Clan Kurokawa.

Cuando los ninjas fueron superados, los miembros civiles del clan Hagoromo empezaron a ser perseguidos, un niño se atravesó en mi camino, estaba al costado del cadáver de un ninja.

Cuando me vio agarro su espada y me apunto con ella, apenas resistiendo su peso, creo que solo tendría tres años, me quedo viendo unos segundos más antes de abalanzarse sobre mí.

Mi mano se movió por reflejo y el sonido de una espada cayendo al suelo fue lo siguiente que escuche.

Me encargué de que no sintiera dolor, un corte limpio a la cabeza, fue solo un parpadeo para él.

Pero al hacer eso sentí que algo en mí se rompió, había atravesado una línea, los valores morales que dominaron mi vida anterior y esta habían desaparecido con solo un movimiento de mi muñeca.

Esto no se sentía bien, una culpa me estaba invadiendo, quería regresar a la línea moral que siempre pensé que no cruzaría, pero no sabía como, en verdad no quería volver a matar un niño, sin embargo el prometer no hacerlo yo mismo no parecía aliviar mi angustia.

Tal vez ¿ salvar a alguno de ellos? , pero nadie aceptaría que algún miembro del clan Hagoromo continuara con vida después de hoy.

Pero tal vez solo aquellos que puedan trasmitir el apellido eran el problema.

Aki: "¡Kento!"

El siempre estaba cerca

Kento: "¿Qué sucede?"

Aki: "Avisa a los miembros del clan que capturen a todas las niñas que encuentren, deben de ser menores de cinco años"

Kento: "¿Por qué?"

Quería responderle, pero no era el momento.

Aki: "¡Ahora!"

Necesito retirarme un poco mientras tanto, debo tratar de justificar mi decisión a los otros clanes