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CAPITULO 17: BAJO LAS ESTRELLAS

El sol se estaba ocultando en el horizonte y la bóveda estrellada comenzaba a aparecer. Elizabeth no parecía interesada en dicho evento. Caminaba con calma por el sendero buscando a algún posible amigo de Zyorg. En un bosque, con varios animales a su alrededor, aquello era como buscar una aguja en un pajal. En especial porque Elizabeth, o el mismo Zyorg, no sabían que aspecto podían tener el resto de los Guardianes Del Metal.

- ¿Cuantos amigos tienes James?- preguntó Elizabeth caminando por el bosque, al no recibir respuesta se detuvo y preguntó nuevamente- ¿Zyorg?

Ella estaba a solo un metro de distancia de él. Zyorg se encontraba de pie sin moverse mirando el ocaso. En su rostro se mostraba un estasis, junto a una curiosidad demasiado grande, aquella expresión de concentración sorprendió a Elizabeth, quien no pudo evitar preguntarle.

- James, ¿te encuentras bien?

- El sol- le respondió Zyorg sorprendido- se está ocultando; pero se ve… se ve… ¡es hermoso, Elizabeth!

- Por lo general los ocasos son así- dijo Elizabeth sorprendida por la reacción de Zyorg- ¿acaso en Wintago no tienen ocasos?

- En Wintago no hay un cielo siquiera, solo estrellas y un sol que apenas si calienta la superficie rocosa en la que vivimos- le contó Zyorg dando un suspiro de pesar- es la primera vez que veo un ocaso… ¡son hermosos!

Elizabeth se detuvo a ver el ocaso a su lado y, en efecto, era algo hermoso. El sol se ponía en el horizonte y sus luces anaranjadas iluminaban el cielo. Las nubes tomaban formas de igual belleza, como si fuesen seres de inexplicable aspecto que rodeaban aquella esfera anaranjada que se alejaba lentamente, la misma luz solar de color naranja dejaba paso a un firmamento estrellado que, inevitablemente, traía consigo el sonido de los grillos.

El sol ahora estaba demasiado lejos y Zyorg dijo algo que Elizabeth no esperaría nunca oír de una maquina, en teoría, de frío intelecto

- Si quisiera poder ir tras el sol, lo haría; pero no podría acercarme a él para retenerlo un minuto más, solo para apreciarlo, para verlo así durante un minuto mas

Ella misma se sorprendía de lo que ocurría ¿Cuántas veces habría visto los ocasos? Muchas veces; pero era la primera vez que notaba la belleza del mismo, su corazón corría a más de un kilometro por hora. Su respiración se aceleraba también, estaba agitada por los nervios, por la felicidad que experimentaba a la vez que una tristeza muy leve corría por su interior. La luz del ocaso se reflejaba en su rostro cuya expresión de felicidad se notaba en sus facciones, sorpresivamente, dejo de mirar aquel ocaso para mirarla a ella. El rubor subió en sus mejillas; pero no bajó la vista en ningún momento, al contrario, se mantuvo viéndolo con una sonrisa que se dibujaba con lentitud en sus labios.

- Quizás sea mejor así James- le dijo Elizabeth con un tono de ternura- porque la belleza más grande que pueda existir en este planeta, es la belleza efímera, aquella que al durar tan poco, es mas esplendorosa, más admirable y, por supuesto, más apreciable

- ¿Como tú?- preguntó Zyorg; pero no con un tono inquietante, sino con uno melancólico- la vida humana no es similar a nuestra programación, ustedes pueden vivir tranquilamente hasta unos noventa años, en cambio los Metales podemos tener una función vital de hasta unos quinientos años o mas

- Si, como yo- le respondió Elizabeth con suavidad añadiendo- y creo que al ser efímera, entonces para mí, tú también eres igual de bello

Los dos se vieron sonriendo a la vez que el ocaso a la distancia se iba volviendo violeta hasta que finalmente desapareció dejando que la noche estrellada ocupase su lugar en la bóveda celeste.

Ambos se estuvieron viendo por un momento más en silencio hasta qué Zyorg dijo

- Quizás debamos volver a la mansión de Víctor, las posibilidades de encontrar a los demás en plena noche son de uno contra noventa y nueve por ciento

- ¿Sabes cómo volver en plena oscuridad?- preguntó Elizabeth sonriendo y Zyorg le respondió

- Visión nocturna y propulsores

Transformándose en un robot nuevamente, Zyorg tomo en sus brazos a Elizabeth y le dijo a Lition por medio de su transmisor

- Lition, volvemos a la base, mañana continuaremos la búsqueda

- Entendido comandante, nos vemos allí en cinco minutos- le respondió Lition por el comunicador

- Hecho- con una voz muy suave le dijo a Elizabeth- espero que no te moleste que te lleve de este modo

- Para nada- le respondió Elizabeth al ver que Zyorg la tomaba en sus brazos como si fuese una novia- en realidad, me es muy cómodo

- Aunque tienes un peso considerablemente grande- bromeó Zyorg a la vez que iniciaba los propulsores para retirarse volando de allí

- No te pases de listo conmigo Comandante- gruñó Elizabeth mirando para otro lado provocando la risa de Zyorg y a la vez haciéndola reír

Ambos retornaron a la mansión de Víctor mirándose con ternura y riendo de alegría como si fuesen niños bajo el firmamento.

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