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CAPÍTULO 2- Perdí el control.

Soy un zombie especial.

CAPÍTULO 2- Perdí el control.

Mierda, mierda, mierda, mierda, mierda… ¡¡Mierda!! ¡Soy un maldito monstruo! ¡Soy un asesino!

—¡¿Por qué hice eso?!

Observo a mi alrededor… Hay demasiados zombies.

—Estoy en una carretera, estoy muy lejos de la ciudad… ¿Realmente mordí a Erick?

Me limpio la boca con mi camisa.

… Soy un asesino… Caníbal… ¿Debo entregarme a la policía…? No… Es el fin del mundo, no creo que los policías estén trabajando.

—¿Por qué pasó eso?

La cabeza me empieza a doler.

¡¿Me dispararon en la cabeza?! ¡¿Moriré?!

—¡¡Mierda!!

N-no… Este dolor es diferente… Es simplemente un gran dolor de cabeza… No me dispararon.

—¿Q-qué me pasó?

El dolor solamente duró 3 segundos… ¿Qué me pasó…? Espera… Imágenes están apareciendo en mi cabeza… Estos son… ¿recuerdos?

—I-imposible…

Recuerdo lo que pasó.

—¡Realmente fui yo!

20 minutos antes.

Según los recuerdos que aparecieron en mi mente, esto sucedió.

—Hay muchos zombies en la carretera.

Erick saca su cabeza por la ventana.

—Chicas, ¿están bien ahí atrás?

—Sí, gracias.

Me despierto y empiezo a gruñir.

Perdí el control de mi cuerpo.

—Zei, no hagas eso, me asustas.

Él se ríe, pensando que estaba bromeado.

—¿Disfrutaste tu siesta?

Me acerco a él y le muerdo el cuello.

—¡¡Ahhhhh!!

Pierde el control de la camioneta y chocamos contra otra camioneta que estaba en la carretera.

—¡¡Hermana!!

La camioneta se voltea.

—¡¡Ahhhhh!!

—¡Hermana, ¿estás bien?!

—¡Tengo rota la pierna!

Las hermanas salen por debajo de la camioneta.

—¡Demonios!

Los zombies rodean la camioneta.

—¡Hermana!

Los zombies empiezan a comerse a las chicas.

Brazo por brazo, pierna por pierna.

… ¡¡Uwaaaaa!! ¡Realmente soy un maldito zombie!

—¡¿Por qué lo hice?!

C-comí carne humana… ¡Qué asco!

Empiezo a vomitar.

—¡¿Me convertí en un zombie por completo mientras estaba dormido?!

Sigo vomitando. ¡Vamos, Zei, saca todo!

—¡Soy un monstruo!

Veo a los zombies a mi alrededor.

… No me atacan… Soy uno de ellos… Mi vida se terminó… ¿Debería suicidarme…? ¡No! Debo encontrar una cura.

Puedo mantener el control de mi cuerpo. Si encuentro a un científico o policías, les explicaré lo que me pasa… Es muy probable que me maten para revisar mi cuerpo… Tengo miedo, no quiero morir… Tengo mucho tiempo para reflexionar sobre eso.

—Creo que tendré que vivir como zombie por siempre.

Vuelvo a la camioneta y tomo el machete.

—Supongo que lo necesitaré.

Tomo toda la comida que pueda y la guardo en mi pantalón.

—Creo que ya no volveré a la normalidad.

Veo a Erick… Él confió en mí… Y le fallé… Lo siento… Perdón… Yo no lo sabía.

—Lo siento.

Me alejo de los zombies y me voy caminando.

—¿Por qué me comporté así? ¿Será que estoy perdiendo la razón?

Veo un hermoso auto con un zombie adentro.

—Genial. ¿Tendrá las llaves?

Abro la puerta y reviso.

—Sí, las tiene.

Le quito el cinturón de seguridad y saco al zombie del auto. Lo siento, pero me lo quedaré. No creo que lo necesites, bro.

—No sé conducir, pero lo intentaré.

Entro al auto y lo enciendo.

—Está bien… Intentaré no acercarme a la gente… normal.

Ya no soy normal, soy un monstruo… Vaya… Me siento horrible… No, Zei, no hay tiempo para sentirse mal.

Empiezo a conducir.

—Bien, lento, pero seguro.

12 minutos después.

Veo a un grupo de personas pidiendo ayuda… Quiero ayudar, pero… ¿Y si me pasa lo mismo? ¿Y si mi instinto me obliga a matarlas?

—No… No debo… No.

Unos zombies se acercan a ellos corriendo.

¿Por qué nos tocó un apocalipsis zombie con zombies que pueden correr? Sería más sencillo sobrevivir con zombies lentos.

—¡Mierda!

Aceleré.

Me dirijo a los zombies y atropello a la mayoría.

—¡Bien!

Me detengo y tomo el machete.

—Solo quedan dos.

Salgo y mato a uno… Es fácil matarlos cuando no intentan matarte. Un simple ataque a la cabeza es suficiente.

—Bien.

—¡¡Ahhh!!

El zombie que quedaba seguía persiguiendo a las personas.

—¡Mierda!

Comienzo a correr y lo sigo… Vamos, Zei, un poco más.

—Vamos…

Uno de ellos empuja al zombie y el zombie cae al suelo.

—¡Perfecto!

Llego y mato al zombie.

—¡Muchas gracias!

Cierro los ojos. No deben verme los ojos.

—De nada.

Me alejo de ellos.

—¿Necesitas ayuda? ¿Estás solo?

—Sí, lo estoy.

—¿No quieres venir con nosotros?

—No, gracias.

Sigo caminando. Debo mantenerme alejado de las personas.

No puedo estar cerca de las personas… No quiero matar a otra persona inocente.

Me subo al auto y lo enciendo.

—Mierda.

Odio mi situación.

Abro los ojos y volteo a ver a las personas. Espero que puedan estar a salvo… ¡¿Qué?!

—¡¿Eh?!

Cierro los ojos. Las personas me estaban siguiendo.

—¿Podemos ir contigo?

—Lo siento… No pueden.

—¿Por qué?

—Soy… Soy peligroso, lo siento. No se dirijan al sur, hay más zombies.

Empiezo a conducir y me voy.

—Lo siento…

Es lo mejor… Debo estar solo.

20 minutos después.

Llego a una gasolinera.

—Bueno, creo que necesito gasolina.

Me detengo y bajo… Ningún zombie a la vista… ¿Habrá personas vivas?

—¿No hay ningún zombie?

Veo una tienda.

—Parece que no la saquearon.

Entro en la tienda. No quiero robar, pero es necesario para sobrevivir.

—¡¿Hola?!

No veo a nadie… Y nadie contesta.

—¡¿Me dan permiso de robar?! ¡Digan algo si la respuesta es negativa!

No contestan. Fufu. Gracias por darme permiso.

—Supongo que no hay nadie.

Busco comida… Bien, hay demasiada. Aún no saquean esta tienda.

—Tuve suerte.

Tomo toda la comida que pueda.

—Esto será suficiente para una semana.

Veo unos lentes oscuros en el mostrador… Mmm… Nunca me gustó usar lentes, pero…

—Supongo… No, es una mala idea… Pero podría… No… A la mierda.

Tomo los lentes y me los pongo.

—Supongo que así no verán mis ojos.

Salgo de la tienda y guardo la comida en el auto.

—Bien, será suficiente.

Escucho disparos cerca… ¡¿La policía?!

—Mierda, eso se oye peligroso.

Dos hombres en motocicletas estaban disparando al aire.

—¿Están locos?

Los dos se estacionan en la gasolinera.

—¡Oye, amigo, entrega la comida que tengas!

Mmm… ¿Personas malas?

—Hay más comida en la tienda.

—¡No me importa, entrega tu comida y las armas que tengas!

—No lo haré.

—¡Te lo advertí!

Me dispara en el pecho y caigo al suelo.

—¡Te lo advertimos!

—¿Eh?

No siento dolor… ¿Eh?

¿No siento dolor? Caí porque me asusté, pero no me dolió.

Los hombres se acercan a mí.

—¡Esto es divertido!

—¡Toma su auto y vámonos!

La pierna de uno de ellos estaba al lado de mí… Maldito, debería… No.

No lo hagas… No lo muerdas… No vale la pena… No mataré personas vivas.

Se roban mi auto y se van… Bueno, no me importa, el auto era robado.

—Mierda.

Me levanto y reviso mi pecho.

—Mierda. ¿Por qué no siento dolor…? Claro, ya estoy muerto… Aunque antes me dolió la cabeza.

Uno de ellos dejó su motocicleta.

—¿Prefieren el auto? Qué idiotas.

Lo más probable es que dejen la comida y el auto en su refugio y luego regresen por la motocicleta.

Me subo a la motocicleta. Ojo por ojo, bro.

—Incluso dejaron las llaves.

Enciendo la motocicleta.

—¡Yo sé conducir motocicletas!

Me voy de ahí.

—Bueno, creo que debo conseguir un lugar en donde dormir.

Dos horas después.

Llego a un pueblo… Está lleno de esos zombies… No creo que haya personas vivas.

—Tal vez aquí pueda dormir.

Recorro el pueblo… Sí, está condenado.

—Está lleno de zombies.

—¡Tengo miedo, mamá!

Esa voz…

Veo a un niño y a una mujer arriba de una casa.

—Vaya, debe ser muy incómodo estar ahí con este sol.

La casa estaba rodeada de zombies.

—¡¡Ayuda!!

La mujer empieza a pedir ayuda.

—Bueno… No tengo armas, pero puede que tengan un cuchillo en su casa.

¿Qué clase de casa sería sin cuchillos? Obviamente tienen.

Bajo de la motocicleta y me dirijo a la casa.

—¡¡No se preocupen, las ayudaré!!

—¡¡Cuidado!!

Me meto entre los zombies y entro a la casa.

—¡¡Eso es imposible!!

Tomo un cuchillo de la cocina.

—Con esto servirá.

Salgo de la casa y empiezo a matar a los zombies.

—¡Mamá, ¿por qué no se lo comen?!

—¡No lo sé!

Termino de matar a los zombies.

—¡¡Pueden bajar!! ¡¡Adiós y de nada!!

—¡¡Espera!!

Los dos bajan del techo.

—¿Por qué no te intentaron comer?

—Soy… Soy inmune.

—¡¿Inmune?!

—Sí, ellos me ven como si fuera parte de ellos y no me atacan.

—¡Usted es increíble, señor!

—¿Señor? Tengo 16 años, niño.

Bueno, para un pequeño niño de 7 años, soy un señor.

Me subo a la motocicleta.

—El pueblo está lleno de zombies, les recomiendo no salir de su casa.

—¡¿Podemos ir contigo?!

—No, lo siento… ¿Están ustedes dos solos?

—Sí, mi marido fue infectado y solo quedamos nosotros dos.

—Ya veo… Lo siento, pero quédense en su casa y yo les ayudaré a conseguir comida. ¿Está bien?

—¡Gracias!

No puedo abandonar a una madre y a su hijo. Les ayudaré en todo lo que pueda.

Aparte, es una mujer mayor. Creo que tiene 30 o 35 años. Siempre me he sentido atraído por mujeres mayores.

¡No, Zei, no pierdas el tiempo pensando cosas pervertidas!

—Estaré en el pueblo. Adiós.

Enciendo la motocicleta y me voy.

—No puedo estar cerca de las personas.

Veo una casa de dos pisos.

—Vaya, está muy bien.

Me estaciono.

—La puerta está abierta, supongo que no hay nadie.

Entro en la casa y cierro la puerta.

—Bien, estaré bien aquí.

Empiezo a revisar la casa.

—No hay nadie.

Entro a una habitación y veo a una niña zombie… Una niña de 5 años… Pobrecita.

—Vaya… ¿Debo matarla…? No me atrevo.

Tomo de la mano a la niña.

—Vamos.

Abro la puerta y saco a la niña de la casa.

—Bien.

Cierro la puerta y sigo revisando la casa.

—¿No hay nadie más?

Entro en la última habitación.

—Bien, no hay nadie.

Entro al baño.

—Espero que haya agua.

Abro la regadera y sale poca agua.

—Bien, algo es algo.

Me quito la camisa y veo mi herida en el espejo.

—Ya no me sale sangre, pero se ve mal.

Me toco la herida.

—Aunque no siento dolor.

Al anochecer.

Me acuesto en la cama.

—Puerta con seguro y ventana cerrada. Perfecto… Debo acostumbrarme a vivir así, hay poca agua, no hay electricidad y debo vivir solo… Mierda.

Es un poco solitario… Extraño a mi madre… Olvidé visitar a Sara… Da igual, me engañó. Espero que esté… No… No debo desearle la muerte a Sara simplemente porque me engañó… Solo debo olvidarla.

Al día siguiente.

Me despierto y me doy cuenta de que estaba en el suelo… Lo sabía.

—Mierda.

Me levanto.

—Bien… Bien… Estoy bien… Creo.

Reviso el ropero.

—El que vivía aquí era de mi talla, que suerte.

Tomo algo de ropa y la pongo en la cama.

—Bien.

Salgo de la habitación y me meto al baño.

—Espero que todavía haya agua.

Me quito la ropa.

—Debería tirar la camisa, está manchada de sangre.

Me veo en el espejo... ¡¿Q-qué?!

—¡¿Qué me pasó?!

Mi herida desapareció.

—Mierda... Esto es raro… ¿Por qué mi herida desapareció?

Abro la regadera y ya no sale agua.

—Mierda.

No quiero apestar.

20 minutos después.

Me pongo los lentes... Bien... Estoy listo para salir.

—Bien, estoy vestido.

Tomo algo de comida del refrigerador.

—Creo que debo llevarle comida a esa mujer.

Salgo de la casa.

—Bien, muchas cosas raras me pasaron, pero… ¿Por qué mi herida desapareció?

¿Los zombies pueden regenerarse? ¡Eso sería peor!

Camino al lado de unos zombies y uno de ellos me intenta morder.

—¡¿Eh?!

Los zombies me empiezan a atacar

—¡Mierda!

Me alejo corriendo.

—¡¿Por qué?!

Volteo y veo que no me persiguen.

—¿Qué pasa?

Me acerco poco a poco a los zombies.

—¿Por qué me atacaron?

Estoy a menos de un metro de ellos y me intentan atacar.

—Mierda.

Me alejo de ellos y dejan de atacarme.

—Qué raro.

Me acerco otra vez y me intentan atacar de nuevo.

—Mierda.

Me alejo de ellos y dejan de atacarme.

—¿Me atacan si me acerco demasiado?

Próximo capítulo