(Perspectiva 3° persona)
En la oficina de Satou, dos hermosas colegialas estaban nerviosas mientras un hombre gordo estaba sentado con una expresión que era una combinación de ironía y expectativa.
"Satou-sama, si usted lo permite puedo ayudar a guiar a esta chica" – Una hermosa maid de cabello rubio y rostro inexpresivo habló con calma.
Satou miró a Meiko quien ya se había desnudado, pero se veía demasiado nerviosa sin atreverse a acercársele.
"Meiko, Nao puede guiarte para que te sientas más tranquila" – Satou sonrió gentilmente.
A él realmente le gustaba Meiko ya que a pesar de que ella era una mujer violenta e irracional en el anime, Meiko era un claro ejemplo de una amiga verdaderamente leal lo que era un rasgo que Satou apreciaba.
Meiko cerró los ojos un momento, apretó los puños y asintió. – "Gracias, aceptaré su ayuda…"
Meiko estaba nerviosa y preocupada por la situación, ella odiaba a los hombres con todo su corazón ya que, en su opinión, los hombres eran criaturas idiotas que solo pensaban con la entrepierna, pero a pesar de su odio, ella no odiaba a Satou.
Meiko no solo consideraba a Mari como su mejor amiga, la veía como su salvadora y por eso ella la idolatraba.
Meiko conocía toda la historia de Mari y ella sabía que Mari no odiaba a Satou así que ella tampoco tenía motivos para odiarlo, después de todo, él es el padre de su mejor amiga.
A pesar de que Meiko se sentía incomoda con la idea de entregar su virginidad al padre de su mejor amiga, ella no estaba asustada ya que su mayor deseo era ayudar a Mari sin importar lo que ella tuviera que sacrificar.
Lo que realmente preocupaba a Meiko era que Satou encontrara desagradable su cuerpo pues Meiko había sido humillada constantemente desde que era niña debido a lo grandes que eran sus pechos.
Meiko había escuchado que Satou era un pedófilo que amaba a las niñas pequeñas así que ella creía que Satou no estaría interesado en su cuerpo voluptuoso pues ella era mas parecida a una mujer madura que a una colegiala.
Ella creía que la mirada lujuriosa de Satou era solo un acto para que ella no se sintiera despreciada lo que la hizo un poco feliz, ella sentía que padre e hija eran demasiado amables con ella.
La maid se acercó a Meiko y con una voz gentil comenzó a hablarle. – "Señorita, no debes tener miedo, ven, te mostraré como complacer a Satou-sama"
Nao empujó suavemente a Meiko para acercarla a Satou quien estaba sentado en un sofá.
Nao fue amable con Meiko ya que ella notó la mirada apreciativa y gentil de Satou por lo que ella sabía esta chica sería parte del harem de Satou y era su deber como maid cuidar de las mujeres que su amo valoraba.
Nao hizo que Meiko se agachara entre las piernas de Satou.
"Señorita, usted ya está desnuda así que usted debe ayudar a Satou-sama" – Nao señaló el cinturón de Satou.
Meiko asintió con una expresión de seriedad como una niña que sigue los consejos de su profesora en la escuela.
Meiko notó que el bulto en los pantalones de Satou y aunque ella conocía el proceso biológico de una erección, ver un objeto tan grande la hizo sentir un poco intimidada.
"Señorita, usted no debe preocuparse" – Nao palmeó suavemente la espalda desnuda de Meiko. – "El cuerpo femenino puede aceptar a Satou-sama sin problema"
Satou sonrió con ironía, eso sonó como si todas las mujeres estuvieran destinadas a terminar en su cama…
Con movimientos torpes, Meiko desabrochó el cinturón de Satou y luego abrió sus pantalones. Cuando Meiko movió la ropa interior de Satou, la entrepierna erecta de Satou salió a la luz haciendo que Meiko retrocediera por miedo.
Satou suspiró, el no podía evitar sentirse excitado pues los pechos de Meiko eran la representación de la belleza humana.
Meiko respiró profundo para calmarse, ella no permitiría que algo tan insignificante como el miedo le impidiera ayudar a Mari.
"Señorita, como usted puede ver, Satou-sama está casi listo" – Nao sujetó suavemente las manos de Meiko y las colocó en el a entrepierna de Satou. – "Pero es importante que la señorita haga un correcto trabajo para que Satou-sama quede satisfecho"
Meiko asintió y permitió que Nao moviera sus manos para recorrer la gruesa entrepierna de Satou.
En poco tiempo Meiko no necesitó la ayuda de Nao ya que empezó a mover sus manos por su cuenta. El miedo que ella sentía también disminuyó y comenzó a ver sus propias acciones como una tarea física donde no era necesario pensar demasiado lo que la aliviaba pues ella nunca fue buena pensando en cosas complejas.
Los movimientos manuales de Meiko eran torpes por lo que Satou sonrió pensando que Meiko era una chica bastante linda a pesar de su cuerpo de estrella porno.
Nao por otro lado pensó que esto era insufciiente pues Meiko ni siquiera había lubricado la entrepierna de Satou por lo que ella señaló los pechos de Meiko. – "Los pechos de la señorita son adecuados para un painzuri así que la señorita deberá lubricar la entrepierna de Satou-sama para hacer un buen trabajo"
Meiko se detuvo un momento ya que ella no comprendió las palabras de Nao así que ella solo miró a la maid en busca de una mejor explicación.
"La señorita usar su boca para lubricar la entrepierna de Satou-sama" – Nao explicó con paciencia. – "Si la señorita piensa que su boca no podrá recibir toda la entrepierna de Satou-sama, la señorita puede usar la lengua"
Meiko abrió los ojos con sorpresa y miró la entrepierna de Satou.
Aunque ella no sentía asco hacia Satou y había logrado perder su miedo, la idea de poner el grueso objeto fálico en su boca la hacia sentir una gran cantidad de incomodidad.
Satou notó esto y sonrió mientras extendía su mano para acariciar la cabeza de Meiko. – "Nao, no la obligues a hacer algo que ella no quiere, Meiko es una buena chica así que espero que ella no se sienta incomoda"
Meiko sintió que esas palabras tocaban la parte más blanda de su corazón.
A lo largo de su vida, Meiko solo había conocido a dos personas que la trataron con amabilidad sincera. La primera persona que le mostró la calidez de la amistad fue Mari, ahora ella estaba recibiendo la gentileza del contacto humano de parte de Satou.
Meiko comenzó a pensar que la familia de Satou era un grupo de personas realmente amables ya que estaban dispuestos a tratarla tan gentilmente a pesar de que otras personas la trataban como una molestia.
Meiko separó sus atractivos labios para acercar su rostro a la entrepierna de Satou y sin dudar puso el grueso objeto en su boca.
Meiko tuvo cuidado de que sus dientes no tocaran la carne de Satou al mismo tiempo que ella se esforzó para meter toda la entrepierna de Satou en su boca, pero ya que esta la primera vez que ella hacia algo esto ella comenzó a sofocarse en cuestión de segundos.
Meiko tenía una fuerza inusual y una resistencia superior al humano promedio por lo que a pesar de que a ella le dolía la garganta, ella no se detuvo y resistió la necesidad de apartar su cara.
Cuando Meiko comenzó a temblar debido a la falta de aire, sintió que una cálida mano empujaba hacia atrás su cabeza con suavidad.
"Meiko, no debes lastimarte, retrocede por ahora" – La voz amable de Satou hizo que Meiko retrocediera mientras su pecho se sentía cálido.
Meiko respiró profundo para recuperar el aliento y luego miró a Satuo con tristeza, a ella le preocupaba haber decepcionado al hombre gordo de mediana edad.
Satou no lo pensó demasiado, para él, Meiko era una chica linda que se estaba esforzando demasiado.
Nao estaba insatisfecha con el desempeño de Meiko, pero el esfuerzo mostrado por la chica era aceptable así que decidió ayudar.
"Señorita, ahora que la entrepierna de Satou-sama esta lubricada, usted debe usar sus pechos para satisfacer a Satou-sama" – Nao hizo gestos con las manos para representar lo que Meiko debía hacer.
A pesar de que Nao tenía pechos pequeños que la hacían ver incluso más joven que su propia hija, ella era una maid profesional por lo que tenía un excelente conocimiento de técnicas sexuales.
Meiko asintió y puso sus grandes pechos alrededor de la entrepierna de Satou. Usando sus manos para presionar sus pechos, ella se aseguró de imitar los movimientos de Nao para no volver a decepcionar a Satou.
Meiko estaba sorprendida que la entrepierna de Satou sobresaliera de entre sus pechos por lo que mientras ella movía sus pechos hacia arriba y abajo, agachó su cabeza para lamer la punta del pene de Satou.
Satou miró la forma como Meiko lamía su entrepierna y sintió una mezcla de excitación y aprecio.
Satou extendió su mano y comenzó a acariciar el cabello plateado de Meiko lo que hizo que Meiko se sintiera cómoda así que como respuesta ella aceleró sus movimientos para hacer que Satou disfrutara de su paizuri.
A pesar de que los movimientos de Meiko carecían de experiencia, los consejos de Nao la ayudaron a mejorar el ritmo de sus movimientos por lo que tras diez minutos ella logró hacer que Satou estuviera cerca de eyacular.
Nao notó esto y ella sabía que Meiko no estaba preparada para ingerir el semen de Satou, además de que para Satou no sería agradable si el cuerpo de Meiko quedaba cubierto con su semen así que la maid se acercó y suavemente apartó la boca de Meiko del pene de Satou.
"Señorita, por ahora yo me encargaré" – Nao habló con calma.
Antes de que Meiko pudiera responder, Nao usó su boca para cubrir la punta del pene de Satou en el momento preciso en que Satou dejó salir su eyaculación.
Nao logró beber todo el semen de Satou sin derramar una sola gota. Cuando ella sintió que Satou terminó de eyacular, ella retiró sus labios de la gruesa entrepierna y luego sacó un pañuelo para limpiarse los labios.
"¿Estas bien?" – Satou preguntó con preocupación, él sabia los efectos de sus fluidos y le preocupaba que Nao perdiera su racionalidad.
Nao asintió sin cambiar su rostro inexpresivo. – "Satou-sama no debe preocuparse por mí, Satou-sama solo debe enfocarse en la señorita Shiraki"
En realidad Nao estaba conteniendo sus deseos de gemir ya que el semen de Satou le había provocado un pequeño orgasmo cuando tocó su lengua, pero su absurdo autocontrol la acreditaba como una maid profesional.
Meiko se sintió un poco triste al pensar que Nao tuvo que ayudarla porque ella misma no era incapaz de recibir el semen de Satou, pero en lugar de hundirse en la depresión, Meiko decidió demostrar que era digna del cariño de Mari y Satou.
Meiko se puso de pie haciendo que sus grandes pechos se sacudieran frente al rostro de Satou. Ella abrió sus piernas mostrando su húmeda vagina y se sentó en el regazo de Satou de tal forma que los genitales de ambas personas se frotaban entre sí.
Satou quería preguntarle a la chica si ella estaba realmente segura de esto, pero al ver la cara de determinación de Meiko, él sabía que esa pregunta podría resultar ofensiva así que él extendió su mano para acariciar el rostro de Meiko con gentileza.
"Meiko, eres hermosa" – Satou sonrió con sincero aprecio.
Satou no solo estaba elogiando el aspecto de Meiko, para Satou, Meiko era una hermosa mujer tanto en cuerpo como en actitud.
Meiko sonrió, era la primera vez que alguien le decía ese tipo de elogios pues Mari le decía que ella debía sentirse orgullosa de su apariencia, pero realmente nunca le hizo un elogio directo. Por otro lado, los hombres solo la devoraban con la mirada, pero nadie se atrevía a elogiarla por temor a ser golpeados, aunque posiblemente los masoquistas amarían eso.
Nao se acercó para mover la entrepierna de Satou y facilitar la penetración. Meiko respiró profundo y con ayuda de la maid, ella comenzó a bajar sus caderas lentamente.
Meiko pensó que sentiría un gran dolor cuando la gruesa cosa de Satou penetrara su área virgen, pero lo único que ella sintió fue un placer tan agradable que ella sintió que podría volverse adicta a ser penetrada por Satou.
Meiko había escuchado que la primera vez de una mujer causaría cierto dolor lo cual podía volverse especial para algunas mujeres como si fuera una señal de que habían logrado crear un vinculo especial con el hombre, sin embargo, Meiko se sintió aliviada de que ese dolor no hubiera llegado, permitiéndole disfrutar al máximo la sensación del sexo.
La habilidad [Cazador de Vírgenes] de Satou impidió que Meiko sintiera dolor en su primera experiencia sexual permitiendo que Meiko comenzara a mover sus caderas tan pronto como la entrepierna de Satou llenó el interior de la chica.
Nao se paró detrás de Meiko y sostuvo la cintura de la chica para mostrarle como debía mover sus caderas.
Meiko comenzó a dejar salir dulces gemidos mientras sus grandes pechos se sacudían haciendo que la excitación de Satou solo creciera.
A pesar de que Satou estaba deseoso de disfrutar todos los placeres del cuerpo de Meiko, él se contuvo y permitió que Meiko se moviera suavemente ya que él sabía que una chica virgen como Meiko se desmayaría en cuestión de segundos si él tomaba el liderazgo durante el sexo.
Satou acarició gentilmente los pechos de Meiko haciendo que el corazón agitado de Meiko fuera cubierto con una sensación esponjosa y agradable.
Meiko estaba sintiendo el momento mas placentero de su vida.
Sus grandes pechos se agitaban mientras los dedos de Satou jugaban con sus pezones a la vez que el carnoso trasero de Meiko rebotaba sobre los muslos de Satou.
En cuestión de minutos el cuerpo de Meiko estaba cubierto de sudor haciendo que su blanca piel adquiriera un brillo erótico que fascinaba a Satou.
La oficina de Satou se llenó con los gemidos de Meiko y el sonido de carne golpeando carne. El voluptuoso cuerpo de Meiko era un verdadero tesoro que trajo un gran placer a Satou.
Aunque Satou se sentía incomodo al pensar que Meiko nació para satisfacer a los hombres, era imposible negar que ella tenía un gran talento innato para el sexo casi como si ella fuera una súcubo.
El cuerpo de Meiko era resistente y su tolerancia al dolor era alta, pero ella carecía de resistencia al placer por lo que tras diez minutos de intensos gemidos, ella abrazó a Satou mientras su cuerpo temblaba debido a un fuerte orgasmo.
Meiko dejó de moverse mientras jadeaba pesadamente, ella estaba muy cansada ya que era su primera vez sintiendo placer sexual pues ella ni siquiera se había masturbado.
"Meiko" – Satou comenzó a acariciar el cabello de Meiko. – "Eres encantadora"
A pesar de que Satou no había eyaculado, él estaba satisfecho. Ver el esfuerzo que hizo Meiko para satisfacerlo hizo que el corazón de Satou perdiera parte del dolor que lo cubría y para Satou eso era mucho más agradable que cualquier forma de placer sexual.
Meiko intentó decir algo, pero el cansancio le impedía hablar.
"Esta bien, puedes dormir" – Satou habló con gentileza haciendo que Meiko finalmente se quedara dormida.
Satou no se movió y aunque su entrepierna seguía en el interior de Meiko, sus suaves caricias hicieron que Meiko se quedara profundamente dormida.
Mientras Satou seguía cuidando de Meiko, una chica de cabello negro miraba la escena con una cara inexpresiva.
Mari había estado en silencio durante toda la situación para no hacer tambalear la determinación de Meiko.
Cuando Meiko comenzó a lamer la entrepierna de Satou, ella había estado preocupada de que Meiko fuera lastimada, pero sus preocupaciones desaparecieron cuando ella vio la actitud gentil de Satou.
Mari se sentía compleja, ver a su padre teniendo sexo con su mejor amiga le dio una sensación amarga que no era del todo desagradable.
Mari había empezado a encariñarse con Satou e incluso empezó a reconocerlo como su padre, por eso fue incómodo para ella sentirse excitada al ver la forma como Satou y Meiko tenían sexo.
Lo mas incomodo para Mari fue que cuando ella vio a Satou cuidar cariñosamente de Meiko, Mari sintió la desagradable emoción llamada celos.
Mari admitió que estaba celosa de Meiko, no porque ella quisiera tener sexo con Satou, sino porque anhelaba un poco del cariño paternal que Satou estaba mostrando.
A pesar de sus emociones conflictivas, Mari mostró una pequeña sonrisa al ver la expresión feliz de Meiko.
Mari sabía que el estado mental de su mejor amiga no era el adecuado.
Meiko siempre se presionaba a si misma a pesar de que en el fondo ella era una niña temerosa que estaba demasiado asustada de ser criticada por otras personas.
La autoestima de Meiko estaba por los suelos y si no fuera por Mari entonces no sería extraño si Meiko se hubiera quitado la vida, por eso Mari estaba feliz de ver sonreír a su mejor amiga pues era la primera vez que la veía tan tranquila.
Aunque Mari sabía que Meiko podría volverse igual de dependiente que su propia madre, ella quería que su amiga fuera feliz por lo que comenzó a pensar en una manera de hacer que Satou pudiera tener una relación permanente con Meiko.
En opinión de Mari, los hombres eran pervertidos que solo piensan con la entrepierna, incluido Satou.
Lo único que diferenciaba a su padre del resto de hombres era que Satou era la clase de pervertido que protegía a sus mujeres sin importar lo que él tuviera que hacer.
Así Mari siguió mirando la forma como Satou cuidaba de Meiko y comenzó a pensar en que su vida podría volverse mas agradable si podía vivir con Satou, aunque esto traía un nuevo problema.
Mari tenía una media hermana la cual nació por la desesperación de su madre así que Mari estaba preocupada de que Satou no quisiera cuidar de la hija de otro hombre.
Por el momento Mari no quiso pensar demasiado en su complicada situación familiar y solo disfrutó de la sonrisa de su mejor amiga.
Ella estaba feliz de haber decidido conocer a Satou.
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Nota del Autor:
Sigo sin acostumbrarme a escribir escenas H...
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