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CAPÍTULO 123.5- Miedo.

(Horario a partir de hoy: 3 capítulos al día de "La dolorosa vida de Ángel" y un capítulo de "Soy un ser inferior con la habilidad de seducir mujeres" cada dos días. Si dejan comentarios, un capítulo al día de Kei, si no hay comentarios, capítulos cada dos días.)

CAPÍTULO 123.5- Miedo.

Tiempo atrás.

—Disculpen, señoritas.

Kei, de 7 años, se acercó a un grupo de bandidas, que estaban acampando en un oscuro bosque.

—¿Un niño?

—Me perdí. No encuentro a mi mamá. Estoy muy asustado.

Kei comenzó a llorar y una de las bandidas se acercó a él.

—Esa ropa… ¿Cómo te llamas?

Kei llamó la atención porque usaba un conjunto de ropa muy elegante. Los plebeyos no visten de esa forma.

—Me llamo Kei Molfer.

—¿M-Molfer…? ¿Y cómo se llama tu madre?

—Se llama Sei Molfer.

La bandida sonrió y tomó a Kei del brazo.

—Ven conmigo. Yo te ayudaré a buscar a tu madre.

—¡¿En serio?! ¡Muchas gracias!

La bandida empujó a Kei y lo metió a una celda.

—¡¿Por qué me haces esto?!

—¡Cállate, mocoso!

Ella cerró la celda y salió del calabozo.

Kei dejó de llorar y se limpió las lágrimas.

—Fingir ser un niño pequeño es vergonzoso.- Pensó.

Observó a los niños que estaban con él.

—Son 12 niños… 3 hombres y 9 mujeres… Sí, son ellos.

Los niños estaban llorando y temblando de miedo. Algunos apestaban, pues se habían orinado encima.

La mayoría estaban heridos. A varios les cortaron los dedos y manos. A dos niñas les cortaron los pies. Y a una pequeña niña de 5 años le quitaron los ojos.

—… Este mundo es salvaje y cruel.

Se acercó a la niña sin ojos y le acarició la cabeza.

—¡N-no me hagas daño! ¡Haré lo que sea!

—Tranquila.

Kei usó su magia curativa en ella.

—Bien… Un poco más… Listo.

Kei le quitó las vendas sucias a la niña.

—Abre los ojos.

La niña abrió los ojos poco a poco. Sus hermosos ojos verdes regresaron.

—¿P-puedo ver…? ¡Puedo ver!

Kei se alejó de ella y usó sus propias manos para romper los barrotes de la celda.

—No era tan resistente… Se ahorraron dinero comprando esta celda barata… Bueno… Estoy en un sótano… Un calabozo… Tienen su base secreta bajo tierra… Por eso mi madre no pudo encontrarlas… Es un método inteligente.

Volteó a ver a los niños y les sonrió.

—Los que estén heridos, no se preocupen, pronto estarán bien. Mi nombre es Kei Molfer. Mi madre es Sei Molfer. Ella me dio la misión de rescatarlos. Por favor, dejen de llorar, pronto estarán en sus hogares.

Los niños sonrieron de alegría y se acercaron rápidamente a Kei.

—¡Gracias!

Sei Molfer observó con admiración a su hijo, mientras que sus compañeras y las aventureras que la acompañaban veían con miedo a Kei.

Kei estaba sentado en el suelo, leyendo un libro en voz alta, para que los niños estén tranquilos.

Todos lo escuchaban con atención e ignoraban los cadáveres que había alrededor de ellos.

La más mayor de ellos, una niña de 12 años, era la que más le prestaba atención a Kei.

Todos los niños estaban ilesos. Kei usó su magia curativa en todos ellos.

—¿L-lo hizo él solo?

—¿M-mató a todas?

—P-pero… ¿Cómo lo hizo?

—Es… solo un niño pequeño.

—No es un niño pequeño, es un guerrero.- Dijo Sei Molfer.

Kei se dio cuenta de que su madre llegó y cerró el libro.

—Mi madre llegó. Pronto estarán en sus hogares.

Sei Molfer se acercó a él.

—Te dije que escapes cuando encuentres el escondite.

—Lo siento.

—No te disculpes, lo hiciste muy bien, hijo. ¿Dejaste sobrevivientes?

—La líder sigue viva. La capturé con vida para interrogarla.

—Perfecto… ¿Y la hija de la Reina?

—Ella está bien.

Kei se acercó a la niña de 12 años.

—Princesa Estella, mi madre la llevará con su madre. Por favor, no vuelva a salir sin avisarle a nadie. El mundo es muy peligroso.

—Sí.

—Vamos.- Dijo Sei Molfer.

La niña siguió a Sei Molfer y Kei se quedó con los demás niños.

—Pronto estarán en sus casas, no se preocupen.

Estella volteó a verlo.

—Kei…

—Es increíble, ¿no?

—¿Increíble?

—Sí. Mi hijo los rescató con vida a todos y derrotó a todas las bandidas. A pesar de ser hombre, tiene un gran potencial.

—Sí… Lo tiene.

Ella mantenía un rostro inexpresivo, pero por dentro estaba emocionada.

—¡Eso fue increíble! ¡Kei es increíble! ¡Quiero ser igual de fuerte!

La princesa Estella estaba bebiendo té, mientras leía unos papeles.

El ambiente estaba tranquilo, hasta que leyó algo que la dejó sorprendida.

—¡Hhmmm!

Escupió el té que tenía en la boca y leyó el documento otra vez.

—¡¿Kei derrotó a Chersy?! ¡¿Qué?! ¡¿Por qué apenas me entero de esto?!

Tomó su espada y salió de su habitación corriendo.

—¡¡Necesito entrenar más!!

Kei estaba sentado en la arena, observando a las chicas jugar en el agua.

—… Quiero ser alguien que sea capaz de protegerlos a todos… Pero…

Se acostó en la arena y cerró los ojos.

—Es imposible ganar sin sacrificios… Algunas de mis compañeras morirán… No sé si pueda protegerlas… Tengo miedo de perderlas.

Levantó su mano derecha y la miró.

—… Quiero ser capaz de protegerlas.

Zei estaba comiendo solo en el comedor de la escuela.

—¿Iremos a entrenar a ese mundo otra vez?- Pensó Zei.

—Sí. Tu cuerpo necesita acostumbrarse más a mi magia.

—Está bien.

Tomó su bebida gaseosa y comenzó a beber.

—No bebas tanto de eso. Tiene demasiada azúcar. Afectará tu rendimiento.

—Pero es deliciosa… Tomar un poco no me hace daño.- Pensó.

Charlein se sentó frente a él.

—¡Hola, hola!

—Hola, Charlein.

—¿Irás al club?

—Cuando mis clases terminen, iré.

—¡Me alegro! Te espero.

Se paró y se alejó de él.

—Tiene demasiada energía… Me recuerda a mi yo del pasado.

—Oye, Zei… ¿Recuerdas lo que te dije sobre los otros espíritus "Divinos"?

—Sí.

—Repite lo que te dije.

—Existen cinco espíritus: Patle, Cano, Fetoca, Tarapo y Buentalan. Ellos viven dentro del alma de cinco seres vivos. Cada uno de ellos tiene un poder especial. El poseedor de Patle puede revivir a las personas. El poseedor de Cano tiene el poder de robar almas. El poseedor de Fetoca puede sentir la presencia del peligro. El poseedor de Tarapo puede realizar los hechizos de todos los mundos. El poseedor de Buentalan puede sentir el peligro y ver lo que va a pasar un minuto antes de que pase.- Pensó Zei.

—Exacto... Y hay una mala noticia... El poseedor de Patle está en este mundo. No sé en dónde está, pero puedo sentir su presencia en este mundo... Y Patle puede sentir la mía... Debemos tener cuidado, no sabemos si el poseedor es peligroso.

—Ya veo... Por ahora, no haremos nada. Quiero tener una vida tranquila.- Pensó Zei.

—Afortunadamente, Patle es débil. Tuvimos suerte de que no sea el poseedor de Cano... Cano es el espíritu más poderoso... No quisiera enfrentarme a su poseedor.

Mientras se ponía la ropa, el padre de Kei estornudó.

—Qué raro... Tengo el presentimiento de que alguien está hablando de mí.

Sei Molfer lo abrazó por la espalda.

—Otras chicas pueden hablar de ti, pero tú me perteneces a mí.

—Eres muy adorable cuando te pones celosa.

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