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CAPÍTULO 92- Fetiche.

CAPÍTULO 92- Fetiche.

—¡N-no es justo!

—Perdiste.

—¡P-pero era una héroe! ¡No era rival para ella!

—Perdiste. Te falta entrenamiento.

—P-pero me duele todo el cuerpo. Realmente quiero descansar.

—No me importa.

La abuela de Kei tenía amarrado a Kei y lo estaba arrastrando por el suelo.

Lo estaba obligando a entrenar con ella.

—Apenas logré escapar de la muerte cuando peleé con Frima, ¿y ahora debo escapar de la muerte otra vez? ¡No quiero entrenar!- Pensó Kei.

El cuerpo de Kei es rodeado por fuego y quemó la cuerda que lo tenía amarrado.

Se liberó y congeló el suelo bajo sus pies.

—¡Congelación!

Los pies de Reima Molfer se congelaron y Kei se alejó corriendo.

—Tengo algunos segundos de ventaja…

Una mano perforó su espalda y salió por su abdomen.

—¿Q-qué...?

—Esto no te matará, no te preocupes.

Reima Molfer lo alcanzó en menos de dos segundos y lastimó a Kei... Le provocó una gran herida... Nadie normal le haría eso a su propio nieto... Pero la familia Molfer no es normal.

—E-estás… loca...

Kei cayó al suelo inconsciente y Reima Molfer usó su magia curativa en él.

—Comparado con el torneo anterior, esta vez lograste pelear por más tiempo... Estás mejorando, Kei. Pero puedes mejorar más.

Era de noche y las compañeras de Kei estaban cenando en la cueva.

Todo era muy tranquilo. Estaban cenando y hablando como si fueran una familia común y corriente… No hablaban de nada interesante realmente.

La cueva fue modificada. Compraron muebles, camas, una cocina y un baño. Parecía una cómoda casa.

El ambiente era agradable. Todo era paz.

Pero esa paz fue interrumpida por Kei.

—¡¡Mi abuela está loca!!

Kei entró a la cueva y se sentó al lado de Nirkat.

Kei estaba furioso. Eso era algo raro de ver.

—¡Me obligó a entrenar! ¡Mis huesos se rompieron cientos de veces! ¡¿Qué clase de abuela tortura a su nieto de esa manera?! ¡Maldita loca!

Drin, en su forma como demonio, se acercó a él y le ofreció un plato de comida.

—No seas tan duro con ella. Ella solo se preocupa por ti.

—¡¿Se preocupa por mí?! ¡No seas ridícula! ¡A ella solo le gusta verme sufrir!

Kei estaba demasiado furioso y no controlaba sus movimientos.

Levantó su mano y tiró el plato de comida al suelo.

—¿Cariño?

—… ¿Eh?

Kei se levantó de la mesa y se alejó de sus compañeras.

—L-lo siento… Es que... Después de derrotar a Frima, me siento mal por alguna razón… Primero fui humillado por Gelisha, y mi abuela me obligó a entrenar con ella... Fue un día difícil para mí… Es que... No lo sé… Algo dentro de mí se siente mal por matar a Frima… Es como si hubiera matado a alguien inocente… No lo sé… Me siento raro...

Kei se agachó y recogió la comida con sus manos.

—Lo siento... Lo siento.

Se sentó de nuevo en la mesa y suspiró.

—No puedo enfermarme. Puedo comer la comida del suelo. Por favor, perdóname, Drin.

—… Hazlo de nuevo.

—¿Qué cosa?

—Quiero verte enojado.

—¿Eh?

—¡Yo también quiero verte enojado, nya!- Dijo Eris.

—¿Qué?

—Tira la comida de nuevo.

—… ¿Eh?

Drin y Eris se acercaron a Kei y comenzaron a pellizcar su cuerpo.

—¡Queremos verte enojado!

—¡Quiero que me grites otra vez!

Kei es un idiota, no se da cuenta de lo que realmente quieren las chicas.

—Supongo que es raro verme enojado y les da curiosidad verme enojado.

Error. Ellas se emocionaron cuando Kei les gritó... En otras palabras, les excitó.

—Bueno, supongo que puedo hacerlo... ¿Grito cualquier cosa o a ustedes?

Las chicas siguieron pellizcando su cuerpo.

—¡A nosotras, a nosotras!

—Bueno, está…

—A nosotras…

—Bueno...

—A nosotras…

—Bue…

—A nosotras...

—B…

—A nosotras.

No dejaban que Kei hablara y lo estaban haciendo a propósito para que Kei se enoje con ellas... Y lo lograron.

—¡¡Maldita sea, déjenme terminar de hablar!! ¡¡Y ya dejen de pellizcarme, idiotas!! ¡¡Me sigue doliendo el cuerpo!!

Kei golpeó a ambas en la cabeza e inmediatamente se arrepintió de hacerlo.

Kei no es un chico que golpearía a una chica inocente. Kei es un chico amable. Nunca golpearía a una chica inocente.

Esta vez lo hizo porque quería que las chicas se detuvieran. Su cuerpo sigue adolorido. Para Kei, un simple pellizco se sentía como una apuñalada.

—¡Mierda, exageré! ¡Lo siento!

Kei les acarició la cabeza.

—M-mierda, no tengo energía mágica. Drin, usa tu magia... ¿Eh?

Las chicas no parecían enojadas ni tristes... Parecían emocionadas y felices.

—¿Eh?

—Las chicas bestia son atraídas por la fuerza. Cuando golpeaste a Eris, demostraste que eres mucho más fuerte que ella y se sintió excitada. Lo mismo pasa con Drin.- Dijo Terkiana.

—… ¿Eh? ¡No, no, no, no, no!

Kei se alejó rápidamente de ellas.

—¡No! ¡Este fetiche no! ¡No las golpearé nunca más! ¡No pueden obligarme!

—¡Kei!

Eris saltó sobre él y comenzó a besarlo.

—¡O-oigan, estamos comiendo! ¡Kei, eres un idiota! ¡Pervertido de mierda!- Dijo Nirkat.

—¡¿Yo soy el pervertido?!

—H-hermana, no llames idiota a nuestro amo.- Dijo Terniak.

Drin tomó a Kei del brazo y comenzó a arrastrarlo.

—Es cierto, no podemos hacerlo aquí.

—¡E-espera, me duele el cuerpo! ¡Mañana lo hacemos! ¡Mañana, por favor!

Mio se levantó de la mesa y se acercó a Drin.

Nem aprovechó que Mio se levantó de la mesa para comerse la comida de Mio.

—Drin, puedo sentir el dolor de Kei con solo verlo. Necesita descansar.

—Es cierto, necesita descansar.- Dijo Mia.

—¡Pervertidas! ¡Dejen a mi esposo!- Dijo Nerka.

—Sí… Es cierto.

—Debemos esperar, nya.

Drin y Eris parecían tristes... Y eso puso triste a Kei.

—No quería hacer esto... Usaré mi habilidad.

Kei se levantó del suelo y las tomó de los brazos.

—Solo necesito un minuto.

Salió de la cueva junto con las chicas.

Después de un minuto, Kei regresó a la cueva y las chicas estaban caminando lentamente detrás de él, desnudas.

Kei no estaba usando camisa y eso sonrojó a las chicas. Las chicas y Kei estaban muy cansados a pesar de que estuvieron afuera solamente un minuto. Sus cuerpos estaban sudorosos.

Las piernas de las chicas estaban temblando.

—¿Tan rápido?- Dijo Terkiana.

—No subestimen mi habilidad.

Kei se sentó al lado de Nirkat y comenzó a comer.

—Mañana nos iremos. Debo alejarme de este país.

—Apestas.

—¿Eh?

—¡No te sientes a mi lado! ¡Apestas a sudor! ¡Vete a bañar, idiota!

Nirkat empujó a Kei y él cayó al suelo.

—¡H-hermana, eso fue muy grosero!

—Olvidé su personalidad... Ese fue mi error... Pero...

Olió su brazo.

—Sí… Apesto.

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