El tsuchikage, en sus últimos minutos de vida, escucho como unos pasos resonaban a lo largo del pasillo de la cueva. Él abrió sus ojos a duras penas, sintiendo el dolor en su vientre mientras era apuñalado por la monstruosa pata filosa. Su vista estaba borrosa, pero pudo distinguir el pasillo rocoso de la mina y las antorchas que iluminaban como luces difusas. Sin embargo, cuando las pisadas fueron más sonoras, vio un delgado cuerpo con el torso desnudo y un cabello blanco agitándose a cada paso. De primeras, quedó confundido, pero cuando su mente logro superponer la imagen actual con la del hijo del demonio Uchiha, se sobresaltó. Quiso escapar de la monstruosa pata de araña que lo empalaba, pero lo único que hizo fue empeorar su herida y soltar un grito de dolor.
-¡Abuelo!- grito la doctora Kurotsuchi tratando de acercarse, pero Kain levantó su mano y le impidió avanzar. Kurotsuchi lo miró con resentimiento y grito -¡es un anciano!-
Kain se detuvo y la miró a los ojos con frialdad -es un anciano que utilizo su inmenso poder para intentar matar a un niño que ni siquiera conoce y robarle los ojos- Kurotsuchi agacho su mirada y Kain continuo -yo no soy el malo aquí, Kurotsuchi. Ustedes me atacaron primero, esto solo es el karma de sus acciones-
Kurotsuchi asintió a sus palabras, pero por dentro estaba pensando en una forma de rescatar a su abuelo. La justicia podía irse a la mierda en este mundo, su familia era primero. Por supuesto, Kain podía ver la verdad en su expresión. La gente como Kurotsuchi no era buena para trabajar en las sombras, ni mucho menos para guardar sus emociones.
Kain continúo avanzando, mirando los cadáveres que dejaron sus serpientes a su paso y deteniéndose frente a la enorme araña.
-Sal de ahí- dijo Kain llamando a la serpiente de agua con un gesto del dedo índice. Al instante siguiente, de la enorme herida en la parte superior de la araña, salió una serpiente de cristal envuelta en sangre verde. Ella repto, se lanzó al suelo y se trasformo en un charco de agua. Después se coló por la tierra dejando la mancha de sangre verde y emergiendo del suelo a medio metro más allá como una impoluta serpiente de cristal.
-Ustedes cada día me sorprenden más y más- murmuro Kain, movió su mano como si cortara algo en horizontal y la serpiente se desvaneció dejando solo una posa de agua.
-¿Tienes papel?- pregunto Kain volteando su rostro y mirando a Kurotsuchi
Ella se puso nerviosa, pero asintió pasándole una libreta que llevaba en el bolsillo derecho de su bata médica. Kain tomo la libreta, saco un papel y canalizo su chakra del alma a la hoja. Al instante siguiente apareció un carácter a lo largo de la hoja y el sello quedó listo. Después puso el sello sobre los ojos de la araña gigante y todo su cuerpo fue absorbido y almacenado dentro del sello. Una vez que el cuerpo desapareció, el papel empezó a caer meciéndose en el aire, pero Kain lo tomo antes de que cayera al suelo húmedo.
Kain miró el sello con una sonrisa y dijo -esto le encantará al abuelo Orochi-
Después miró hacia su izquierda y vio a la otra araña gigante volteada con las patas hacia arriba y el cuerpo del tsuchikage empalado en una de ellas. Kain sonrió y camino en su dirección.
-Veo que todavía estás vivo- dijo Kain de buen humor
-Pequeño demonio- mascullo el tsuchikage con una respiración entrecortada -igual que tu padre, eres el mal en persona-
-Viejo- dijo Kain a medida que se acercaba -no me confundas contigo, yo no soy el malo. Tu eres que el vino a mí y produjo todo este mal karma. Solo puedes culpar a tu mala suerte-
El tsuchikage con una respiración dificultosa y con la frente llena de sudor, asintió -puede, ser- dijo
-Ahora dime ¿Cómo arreglamos esto?- pregunto Kain deteniéndose a un metro del tsuchikage y cruzándose de brazos -me querías matar, pero te mate-
-Solo, quería, tus ojos- respondió con dificultad
-Eres idiota, además de desinformado. Tu misión iba a fracasar desde un principio. La persona que te vendió mi información, te mintió-
-¿Por qué?- pregunto el tsuchikage mientras sus ojos se estremecían ante tal revelación.
-Porque no hay ninguna conexión entre tú y yo. Si no hay un parentesco familiar, los ojos de un Uchiha se pudren y pierden sus facultades. Jamás serías capaz de ocupar su poder-
El tsuchikage se alteró y escupió una bocanada de sangre. Kain soltó una carcajada y Kurotsuchi le dio un puñetazo en la cabeza.
-¡Oye!- grito Kain molesto -se supone que eres la rehén, compórtate como tal-
-Te estas riendo de la desgracia de mi abuelo- grito Kurotsuchi en respuesta
Kain torno los ojos al techo y soltó un suspiro. Después miró al tsuchikage y se acercó al punto de que el viejo lo podría atrapar con sus manos. Sin embargo, por el charco de sangre bajo el cuerpo, Kain dudaba que al viejo le quedaran más fuerzas.
-Ahora dime ¿Qué me puedes ofrecer?- pregunto Kain señalando a Kurotsuchi con sus ojos de forma disimulada. El tsuchikage se mordió el labio inferior y entendió la indirecta.
-Yo, tengo algunas riquezas en mi bolsa- dijo el anciano tratando de llevar sus manos a la cintura, donde un grueso cinturón sostenía una mochililla. Sin embargo, a mitad de camino sus brazos cayeron sin fuerza y frunció el rostro de dolor. Después miró a Kurotsuchi y le dijo -saca, mi, bolsa-
Kurotsuchi asintió y se acercó. Entonces empezó a aflojar el cinturón y le susurro al oído -solo espera, abuelo, te salvaré-
El anciano tsuchikage negó con una sonrisa en los labios, que se transformó en una mueca de dolor -no- dijo
Kurotsuchi detuvo sus manos, quiso insistir, pero su abuelo la miró a los ojos como si la estuviera regañando. Ella asintió con lágrimas en los ojos y finalmente quito el cinto y la mochililla. Ella lo abrió y vio un montón de sellos, kunais y utensilios shinobis. Después se volteó, miró a Kain con reproche y le entrego la mochililla.
Kain la recibió y miró la mochililla. Por supuesto, los suplementos y las armas eran basura, pero el anciano era el primer tsuchikage y sus sellos de almacenamiento debían tener un montón de cosas útiles. Kain levantó su mano derecha y chasqueo los dedos llenando la cueva con el sonido. Al instante siguiente, una veintena de serpientes se levantaron a lo largo de la cueva. El tsuchikage y Kurotsuchi se asustaron, pero las serpientes solo rodearon a Kain mientras él cerraba los ojos y revisaba el interior de los sellos. Un minuto después, abrió los ojos y asintió satisfecho.
-Está bien, tomaré cuidado de tu nieta y te permitiré morir en paz, pero quiero los derechos de está mina- añadió Kain
-Eres codicioso- dijo el anciano con la vista nublada, ya solo veía la silueta de Kain, a pesar de que el niño estaba a un metro de él.
-No lo soy, sé cuánto vale mi esfuerzo-
-Está bien, pero como veras, no puedo hacer nada-
-No- respondió Kain perdiendo su sonrisa y mirándolo con cierta pena -aunque te ayudará y sanará tus heridas, no hay futuro para ti. Si tienes suerte, podrías vivir una hora más. No obstante, si cumples tu palabra, yo cuidaré de lo que es importante para ti-
-Sí, entiendo. Kurot, suchi- dijo el viejo tsuchikage con sus últimas palabras -respeta mi compromiso con el joven, y una vez, que todo, termine, dale, los, derechos, de la mina…-
Los ojos del anciano su brillo y quedó inerte con la cabeza y brazos colgados.
-¡Abueloooo!- grito Kurotsuchi y abrazo el cuerpo inerte del anciano.
Kain se mantuvo serio y solo vio a la mujer llorar su perdida durante un tiempo. Una vez que Kurotsuchi se tranquilizó, quiso sacar el cuerpo empalado de su abuelo. Sin embargo, Kain le tomo la mano con que iba a tomar la filosa pata y ella se volteó para mirarlo llena de resentimiento. Kain la quedó mirando a los ojos durante un rato, ella forzó su puño para que la soltará, pero al ser incapaz, se relajó.
-¿Qué quieres? Te daré esta maldita mina, pero déjame llevar a mi abuelo- grito Kurotsuchi entre lágrimas
-Déjame ayudarte- respondió Kain con un rostro serio. Kurotsuchi quedó confundida, pero asintió. Entonces Kain se acercó a la larga pata que empalaba el cadáver y saco el kunai con forma de tridente de su cinturón. Después canalizo su chakra a los pulmones, lo convirtió en tipo viento y después lo dirigió al kunai. Entonces el kunai quedó rodeado por un filoso chakra y Kain con un solo movimiento, rebano la pierna de la araña. El cuerpo del tsuchikage cayó hacia adelante, pero Kain lo sostuvo con sus dos manos y lo coloco en el suelo. Después tomo la filosa pata de la araña y la saco del cuerpo del tsuchikage con sumo cuidado. Entonces, todo lo que quedó, fue un anciano, calvo y delgado, que había perdido más de la mitad de su estómago al ser empalado.
Kain sacó otro papel de la libreta que le dio Kurotsuchi, creo un sello y almaceno el cuerpo del anciano. Después se volteó para ver a una Kurotsuchi nerviosa y él le extendió el sello con el cuerpo de su abuelo.
Los ojos de Kurotsuchi se llenaron de lágrimas, tomo el papel y lo abrazo contra su pecho. Por otro lado, Kain creo más sellos y guardo el cuerpo de la araña, después guardo los cadáveres de los shinobis en la cueva y por último los que estaban en las afueras.
Media hora después, Kurotsuchi salió de la cueva y se encontró con los pastizales que ella conocía. La terrible niebla se había disipado. En su lugar, el niño del cabello blanco estaba de pie en medio de los pastizales.
Kurotsuchi avanzó por los pastizales y le dijo -no sé si sobrevaloras tu habilidad o solo eres alguien ingenuo. Yo podría haber escapado-
Kain se volteó y vio a la doctora con la bata blanca, repuesta de su perdida. Ella, de forma inesperada, sonreía. Todavía se veía la tristeza en sus ojos, pero sonreía.
Kain ignoro su comentario y dijo -ven, nos vamos-
Kurotsuchi puso un rostro confundido y dio un paso hacia atrás. Kain avanzó y le tomo una mano.
-Espera- dijo Kurotsuchi tirando de su mano -le dijiste a mi abuelo que no me harías daño-
-Nadie te va a hacer daño, tonta. Solo te voy a llevar a un lugar seguro- respondió Kain
-¡¿Eh?!- respondió Kurotsuchi aún más confundida
Kain sonrió ante su expresión y reconoció este tipo de personalidad. Ella se iba a llevar muy bien con su maestra. Kain sacó el kunai con forma de tridente y lo cargó de chakra para que resonara con su otro kunai en su habitación.
-Espera, espera ¿Qué me vas a hacer?- preguntó Kurotsuchi, pero antes de que pudiera hacer algo, su campo de visión cambió y se llenó de una habitación. Sus ojos se abrieron como platos, llena de incredulidad y miró los alrededores. Piso de tatami, vigas en el techo a la vista, puertas y ventanas correderas, un escritorio con una silla y algunos baúles en una esquina.
-¡¿Qué es esto?!- preguntó Kurotsuchi
-Es mi casa- respondió Kain soltándole la mano.
Kurotsuchi comenzó a girar sobre su eje y preguntándose qué era lo que había pasado. Era, extraño por decirlo menos.
Por otro lado, Kain avanzó, la tomo de ambos brazos y la detuvo de seguir dando vueltas. Se iba a marear e iba a vomitarlo todo. Entonces ella agacho la mirada y Kain llevó su mano derecha a la cara. Después extendió su dedo índice y le toco la frente. Al instante siguiente, Kurotsuchi sintió un poderoso dolor de cabeza y cayó sobre su trasero.
-¡Kain, pequeño mocoso!- se escuchó el grito de Mito por los pasillos mientras sus pisadas hacían retumbar la casa.