Eran las cinco de la mañana cuando Mito se despertó y se vistió para ir a despertar a Kain. Por supuesto, no había tal necesidad, Kain ya era lo suficientemente responsable para manejar sus tiempos y horarios. Cuando ella golpeo el marco de madera de la puerta, Kain contesto desde su habitación con un "pase". Ella abrió la puerta corredera y se encontró a Kain sentado sobre su futón, en posición de loto y meditando con los ojos cerrados. Mito sonrió al verlo tan joven y poder emitir una apariencia tan firme como la de una montaña. Él era un guerrero, pero en el corazón de Mito todavía seguía siendo un niño. Con sus largos cabellos blancos y su rostro estilizado como el de su madre, se veía demasiado tierno. Demasiado lindo y joven como para ir a la guerra, pensó ella. No obstante, él había absorbido eso que caracterizaba a su marido y formo un acuerdo para mantener este sueño efímero llamado Konoha.
-Kain, báñate y vístete, yo prepararé el desayuno- dijo Mito con una sonrisa
-Sí, sensei- respondió Kain abriendo los ojos y sonriendo para ella.
Mito asintió, cerró la puerta y fue preparar las cosas.
Como a eso de las seis de la mañana Mito ya tenía todo preparado. Kain se sentó a la mesa y ella sirvió la comida. Ambos comieron en completo silencio hasta que terminaron. Una vez que solo se dedicaron a beber té, Mito fue a buscar una caja de madera de unos cincuenta cms de largo por treinta centímetros de ancho y diez de profundidad. Ella puso la caja en la mesa delante de Kain y lo quedó mirando con total tranquilidad.
-Abre la caja- dijo Mito con voz suave
Kain dejo su taza con té verde sobre la mesa y atrajo la caja cerca de él. Después miró la caja por todos lados, parecía sellada al vacío, pero noto que tenía pequeños sellos en las puntas. Kain canalizo el chakra del alma a su dedo índice y lo paso por encima de los sellos como si los estuviera cortando. Entonces una vez que se deshizo de todos los sellos la parte superior de la caja se soltó y él removió la tapa. Dentro de la caja había una máscara negra que debería cubrir desde los pómulos hasta el mentón. En la parte de la boca tenía largos dientes demoniacos de color dorado que le daban un aire amenazante.
-¿Qué hace de especial?- preguntó Kain sacando la máscara y revisándola por todos lados. En los costados internos tenía dos cuerdas para sujetar la máscara a las orejas del portador. Kain se la puso con una sonrisa en los labios y su aspecto de muchacho angelical se vio ensombrecido.
-No hace nada- respondió Mito con una sonrisa, encontrando el cabello de Kain similar a la de cierta invocación Uzumaki, pero se lo guardo para sí misma -la caja solo era una prueba para ver tu nivel de habilidad. Desde hoy te puedes considerar un maestro de sellos, pero eso no quiere decir que lo sepas todo-
-Me siento decepcionado- dijo Kain mientras su voz se escuchaba apagada por la máscara.
-Lo siento, la caja era una prueba para que yo me sintiera segura y la máscara es una ayuda-
-¿Ayuda?-
-Tu rostro es muy tierno, Kain- dijo Mito con voz suave y una amable sonrisa. Kain podía medir 1,4 mts, pero su rostro se veía como el de un bebé -no ayudará a tu propósito. La máscara te dará la imagen que quieres proyectar a los enemigos de Konoha. Solo recuerda que no eres un real demonio, solo actúas como tal cuando es necesario-
Kain asintió y quito las amarras desde detrás de sus orejas y se quitó la máscara. Entonces él sonrió para Mito y ella le hizo el gesto con la mano para que él se acercara. Kain se acercó y ella lo abrazo como si quisiera protegerlo de todo lo malo que hay en el mundo.
-Kain aún no se ha llenado de amor- susurro Mito -aún no está listo para ayudar al mundo. Ahora solo luchara para proteger a Konoha, pero no hará más de la cuenta ¿entendido?- ella beso el cabello de Kain y continuo -no quiero que el corazón de Kain se rompa-
Kain cerró los ojos y se dejó proteger por Mito, aunque solo fuera en este breve momento.
A las siete de la mañana, Kain se detuvo frente a la puerta corredera que daba al patio del frente. Él vestía ropa de combate oscura y encima llevaba una armadura roja que Mito mandó a confeccionar para él. Ella se preocupó de que en el lado izquierdo del cuello fuera tallado el vajra de los Senju y en el lado derecho el abanico de los Uchiha. Kain podía ser ambos si él quería. Hashirama y ella ya lo habían arreglado todo para que fuera así. Después de todo, Minoru Senju había preferido ser un noble de la nación del Fuego que un shinobi de Konoha. (Por eso a Tsunade no se le conoce por Senju, si no por la Princesa Tsunade o Tsunade-hime).
No obstante, antes de que Kain pudiera salir de su casa, alguien avanzó desde fuera y llamo. Era una voz varonil, una que ya conocía.
-Debe ser Itachi-san- dijo Kain
Mito asintió y Kain se dio la vuelta para abrir la puerta corredera. En la entrada estaba Itachi Uchiha junto a dos muchachos de cabello oscuro y mirada seria. Uno era el compañero de equipo de Hiruzen, llamado Torifu Akimichi. Tenía un rostro serio y llevaba un extraño gorro negro con dos puntas, como si fueran orejas. Sin embargo, a diferencia de Ooyama o Akira Akimichi, Torifu tenía muy poca pansa, por lo que Kain tenías sus reservas, sobre todo ese rostro de pocos amigos. El otro muchacho era más joven, debe haber tenido unos 15 años y medido 1,60 cms de altura.
Kain salió de la casa para encontrarlo, pero ellos se acercaron primero y se arrodillaron delante de él, salvo Torifu.
-Itachi-san- dijo Kain con una sonrisa incomoda -ahora eres mi Oto-sama, el esposo de mi okaa-sama, no creo sea apropiado-
Itachi no respondió a su cuestionamiento y en lugar de eso, dijo -vine lo más rápido que pude para desearle buen viaje y presentarle a una persona-
-¿Y Torifu?- preguntó Kain mirándolo
-Solo nos encontramos, Kain Uchiha- respondió Torifu con seriedad
Kain asintió y después paso su vista a Itachi y después al muchacho a su lado. Vestía con ropas de combate normal y la chaqueta táctica verde pasto de Konoha.
-¿Nombre?- preguntó Kain
-Osamu Uchiha, señor- respondió el muchacho con el cabello corto, oscuro y rostro cuadrado.
Kain miró a Itachi y dijo -está bien, lo tomaré bajo mi cuidado si es alguien que Itachi-san recomienda-
-Kain-sama, él es bueno en…- dijo Itachi, pero Kain lo interrumpió.
-No es necesario, ya lo veo-
-Sí, pero no es tan simple. Él viene recomendado por Tadashi-sama- agrego Itachi
-Oooh, el pequeño anciano- dijo Kain con ligereza, Osamu frunció el ceño al escuchar cómo se referían a su abuelo, pero se guardó sus palabras.
-Sí- respondió Itachi con una sonrisa incomoda, ya que ningún Uchiha llamaría de esa forma a Tadashi. Puede que fuera diferente al resto, pero su habilidad era real.
-Ponte de pie Osamu, no soy un rey, solo soy un guerrero que va a proteger su villa- dijo Kain con una sonrisa
Osamu miró a Itachi y él respondió asintiendo. Entonces Osamu se puso de pie y fue una cabeza más alto que Kain. Sin embargo, frente a Kain, él se sentía pequeño y débil. Como si Kain fuera un enorme árbol en el cual él se podía refugiar de la lluvia y del inclemente sol.
-¿Eso es todo, Itachi-san?- pregunto Kain
-No, tengo otras cosas. Un pergamino de Tadashi-sama y un encargo de Naoko- respondió Itachi soltando la mochililla que llevaba atada a la cintura. Él se la tendió y Kain la recibió.
Kain sin esperar explicaciones abrió la mochililla y vio un tubo de bambú y varios onigiris envueltos en papel. Kain asintió con una sonrisa y dijo -dile gracias a okaa-sama y que volveré pronto. Espero que para ese momento ya tenga un hermanito-
-Ugh- pronuncio Itachi como si algo le hubiera caído mal y perdió el equilibrio, pero puso las manos en la tierra para no caerse de lado. Kain se largó a reír mientras Mito que estaba unos pasos por detrás él, también se reía.
Kain le dio la espalda a Itachi, miró a Mito e hizo una pronunciada reverencia -me voy, sensei- dijo -por favor, de vez en cuando vaya a ver a mi okaa-sama. De seguro debe extrañar tu compañía-
-No es necesario que me lo digas, Kain, también la extraño- respondió Mito, ella se acercó a Kain y le dio un último abrazo. Después le beso el cabello y le susurro -cuídate-
Kain asintió y ellos se separaron mirándose a los ojos. Mito sonrió y Kain respondió de la misma manera. Después él se dio la vuelta y miró a Osamu y Torifu -vengan conmigo y no se queden atrás-
-Sí- respondió Osamu, pero Torifu solo asintió con esa expresión inusualmente seria para un Akimichi.
Kain miró una vez más a Itachi y asintió. Este último asintió en respuesta y Kain dio un salto para pararse sobre la gran puerta Torii en la entrada. El sol estaba en ascenso y lo iluminaba como si él tuviera un halo dorado de divinidad.
-Vamos, Osamu, te dejaré atrás si te quedas dormido- dijo Kain con una gran sonrisa, ignorando al serio Torifu. Osamu asintió y lo trato de seguir en su movimiento.
De esa manera, Kain corrió a una velocidad razonable mientras Torifu lo seguía de cerca y Osamu utilizaba todas sus fuerzas para alcanzarlo. Una vez que los tres estuvieron fuera de Konoha, Kain saltó a un claro en el bosque y se detuvo. Osamu se detuvo detrás de él entre jadeos, con un rostro cubierto de sudor.
-Puedo ver muchas cosas, Osamu Uchiha- dijo Kain -por ejemplo: la fuerza, la constitución y la capacidad. También puedo diferenciar las buenas de las malas intenciones. Pero aún no puedo ver lo que hay en el corazón de las personas sin meterlas en un genjutsu. Te daré el beneficio de la duda y tú me dirás qué es lo que quieres-
Torifu los quedó mirando mientras se cruzaba de brazos, destacando su extraño gorro negro con orejas y su expresión seria.
-Mi familia sirvió al anterior patriarca por generaciones- dijo Osamu entre jadeos
-Puedo ver la convicción en tus ojos similar a la de Tadashi, pero hay algo más- dijo Kain
-Yo…-
-¿Yo qué?-
Osamu enderezo su espalda recta como una lanza, miró a Torifu con el ceño frunció, pero de todos modos lo dijo -quiero matar a Tobirama Senju-
Al instante siguiente cayeron varios guerreros anbu y rodearon a Kain y Osamu. Algunos ya habían desenvainado sus espadas.
-Deberías tener más cuidado con lo que dices- dijo Kain levantando su mano. Sin embargo, la mitad de los anbus no bajaron sus armas ni retrocedieron. Entonces Kain desato su chakra haciendo temblar el suelo y les dijo en un fuerte tono -¡retrocedan! nadie ha hecho nada, es una orden-
Los anbus retrocedieron y saltaron para esconderse entre los árboles. Kain miró a Torifu por si trataba de hacer algo contra Osamu, pero no respondió. Lo más probable es que estaba confiado en su sensei y de que podría defenderse de un shinobi inexperto. Por otro lado, Osamu miró a Kain con incredulidad.
-¿Tu trabajas para el Senju?- preguntó Osamu
Kain hizo una sonrisa divertida y le dijo -ambos trabajamos para proteger Konoha, tenemos un punto en común, pero nunca seremos aliados. Él solo me ve como un arma y yo lo veo como alguien útil para la villa. Por qué crees que está este tipo está aquí- Kain miró a Torifu cruzado de brazos y mirándolo como si fueran enemigos -no te prometo nada Osamu Uchiha, pero si algún día Tobirama pierde su utilidad para Konoha, yo mismo le limpiare el cuello para que tú se lo cortes-
Osamu agacho la mirada y pensó en Kain como un traidor. Eso le dolió en su corazón porque pensaba que el hijo del verdadero patriarca sería alguien leal a los Uchiha, pero al parecer, no era así. Osamu levantó su rostro y miró a Kain. Este último lo miró a la cara sin rencor, sin odio y sin enemistad, a pesar de que podía sentir sobre su piel la decepción.
-Kain-sama, no debería decir esas cosas- dijo un anbu con voz suave como el murmullo de la brisa desde un árbol.
-¿Por qué no, Shiori-chan?- pregunto Kain con una sonrisa
Osamu, Torifu y el resto de los anbus se quedaron congelados por un momento y se sintieron incomodos. Kain movió su cabeza hacia un lado y un kunai paso volando cerca de su cara.
-Idiota- grito Shiori con voz apagada -siempre te digo y te digo y nunca me haces caso-
Kain miró a Osamu con una sonrisa divertida y empezó a caminar -si eres tan seria, te van a salir arrugas, Shiori-chan- dijo
-Ya verás- respondió Shiori aun oculta entre los árboles -cuando te hieran en el campo de batalla, te dejaré para que te coman los cuervos-
-Sí, sí, Shiori-chan, pero qué mala eres, jajajaja- respondió Kain riéndose mientras pasaba por al lado de Osamu y le daba unas palmaditas en el hombro.
-Idiota-
Osamu se perdió en el intercambio, sin saber qué pasaba. Era como si Kain estuviera siendo observado, pero también tuviera subordinados, pero que a su vez no lo escuchaban. Trabajaba para el hokage, pero a su vez no. Osamu se sintió confundido y ya no supo que pensar ¿era un traidor o era como él decía? Solo utilizaba a Tobirama y Tobirama hacía lo mismo.
-Vamos, Osamu, si te quedas atrás, no podrás tener la cabeza del hokage- dijo Kain saltando hacia un árbol. Miró a Osamu desde la altura y Osamu pudo ver un brillo asesino en su mirada. No era contra él, si no que era contra alguien más, como si él estuviera planeando algo.