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—¿Hasta aquí puedes llegar con tal de defenderlo, mamá? Sabes lo importante que era mi hermano, y te atreves a mentir de esta forma.

—Te estoy diciendo la verdad, Lin.

—No le creas a tu madre, fui yo quien lo hizo, Lin— añadió Akira, parándose frente a mi—.  Tu odio es contra mi, no contra ella.

—Ya no más mentiras, Akira. Es la verdad lo que dije, Lin. ¿No recuerdas que tú mismo me soltaste ese último día que viste a tu hermano? El día que te pedí que fueras a cuidar a Kaori y que por nada del mundo salieras de la habitación, ¿No recuerdas?

—No digas más, lisa.

—Tu hermano nos tenía secuestradas, Lin. Te usó para que lograras acercarte a nosotros y poder conseguir matar a Akira. Ese era su plan, por eso nos secuestró. Tuve que matarlo o él me mataría a mí y a Kaori. Yo no quería hacerlo, pero me vi en la obligación. Akira llegó poco después y ahí fue que saliste tu.

—¿Estás tratando de decir que mi hermano era el malo? — Lin estaba llorando, pero se veía molesto.

—Es la verdad, aunque te cueste creerlo. Tú querías proteger a Kaori y yo también — lágrimas bajaban por mis mejillas. Sé lo mucho que debe dolerle todo esto. Todos estos años solo lo mencionaba, y fui yo quien lo mató. Debe estar odiándome mucho, pero al menos su odio no es tanto hacia Akira.

—¿Estás diciendo que todo el esfuerzo que hice todos estos años fue en vano? ¿Qué me encariñé y vi como una madre a la asesina de mi hermano? ¿Qué todo el odio que cargué para Akira, era para ti?¿Eso estás tratando de decir? — levantó la cabeza y me miró con desprecio—. Te creí la mejor madre del mundo, te amaba y te respetaba más que nada. Te vi de verdad como mi madre, pero veo que eres igual o peor que él. Que buena actuación por todos estos años, madre. Pudiste verme la cara de idiota todos estos años y burlarte de mi por ser tan estúpido. Jugaste a ser una madre conmigo, para que no viera la clase de persona que eres. Tanto tiempo haciéndote la santa y la víctima, cuando eras una perra.

—Cuidado con lo que dices, o seré yo quien te parta la cara, hijo de puta. Ella fue la que te defendió. Fíjate que mis planes eran matarte y ella intervino por ti. Evitó que te matará, ¿Ya lo olvidas? Ella te defendió a ti y a tu hermano ese día, pero resulta que tu hermano no le importó eso y jugó con su suerte. Secuestró a Kaori y a mi esposa, si no hubiera acabado ella con él, igual lo hubiera hecho yo.

—¡Akira!— le grité para calmarlo, porque está más que claro que quiere llamar su atención a él y Lin no está bien ahora, puede cometer una locura.

—Voy a matarlos a los dos. ¡Caminen a la puta camioneta ahora!

—No, Lin, yo no voy a permitir que lo hagas— dijo Kaori.

—Salte, Kaori. No quiero lastimarte, no te metas en mi camino ahora.

—Haz lo que quieras conmigo, pero no les hagas nada a nuestros padres.

—Aún escuchando su linda declaración, ¿Estás de parte de ellos?

—Los voy a defender hasta el final. Tu hermano no era un santo, aunque quieras verlo de esa forma, lo hizo en defensa propia, mamá lo dijo claramente.

—Claro, es muy fácil echarle la tierra a los muertos, pues ellos no pueden hablar y decir la verdad. No me importa la razón, ellos mataron a lo único que yo tenía, a lo único que más amaba.

—¿Y tú no me amas? ¿No amas a nuestro bebé?

—No confundas las cosas para ganar tiempo, Kaori. No interfieras — le pidió Lin.

—Ve adentro, Kaori. Nosotros nos iremos con Lin. Protege al bebé de este mocoso ignorante — comentó Akira.

—Cállate, o te juro que te mato aquí mismo — gritó Lin.

—Entra, Kaori. Todo estará bien, confía en mí— Akira miró a Kaori, y ella luego de unos instantes mirándolo, bajó la cabeza.

—No me vuelves a buscar nunca más, Lin. Definitivamente tenías razón, esta relación no va para ninguna parte. Ya entendí que era mentira todo lo que decías. Lastima que me di cuenta tarde. No quiero saber nunca más de tí— Kaori se tocó la barriga—.  Mamá y papá, los amo mucho. Yo sí confío en ustedes y agradezco poder tenerlos como padres.

—Kaori… — Lin se le quedó viendo.

—Date prisa, Lin— le gritó uno de los hombres.

Kaori nos miró por última vez a los dos y entró a la casa.

—¡Muévanse!— nos ordenó Lin.

—Tengo que pedirte un favor, corazón — me dijo Akira en un tono bajo.

—No tengo el arma, Akira.

—¿Te acuerdas cuando nos encargamos de los hombres de mi padre?— sonrió.

—Sí.

—¿Que te encargaste tú sola de esos dos?

—No te atrevas hacer una locura, Akira.

—Me temo que no soy yo el que saldrá herido de esto, corderito.

—¿Qué quieres decir?

—Lo que quiero decir es que me perdones por fallarte otra vez— diciendo esto, Akira sacó otra arma y le disparó a Lin en el hombro. Todo pasó tan rápido que no tuve tiempo de reaccionar, Akira agarró por el cuello a Lin y con su arma le golpeó la mano para que soltara el arma. Me fui a la espalda de Akira, ya que esos hombres nos apuntaron. Lin estaba quejándose del dolor.

—Akira, suelta a nuestro hijo, por favor.

—Él va aprender a escuchar a la buena o a la mala— puso el arma en la cabeza de Lin—.  Ahora diles que se vayan o te volaré los cesos.

—¡Tsk!— Lin trató de darle una patada a Akira, pero él le presionó la herida del hombro, haciendo que Lin se retorciera.

—¡Larguénse!— les gritó Lin a los hombres.

—Si te dejaste atrapar, no es problema nuestro. El jefe los quiere muertos a todos y al final de cuentas, también iban a matarte a ti. Ahora podemos matar dos pájaros de un tiro— comentó uno de ellos apuntándonos.

—¿Esa es con la clase de hombres que cuentas, Lin? ¡Que patético!— comentó Akira.

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